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Costa Rica demostró mayor productividad con menos horas de trabajo, pero reforma no contempla reducir la jornada

Costa Rica es el segundo país de la OCDE en el que más horas se trabaja anualmente, el tercero con menor balance entre vida y trabajo, mientras que las estadísticas demuestran que somos más productivos trabajando menos, pero el Gobierno se limita a comprimir las jornadas en 12 horas e ignora tendencias globales en política pública que las reduce

Las últimas estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre productividad por hora de trabajo y horas de trabajo anuales mostraron un disparo a la alza en la productividad en 2020, cuando las horas de trabajo por persona cayeron.

Esta tendencia, que se podía visualizar desde años anteriores y que se volvió más clara con la pandemia, destaca entre los otros países de la OCDE.

Sin embargo, la reforma al Código de Trabajo que propone el Gobierno se limita a comprimir las jornadas actuales de 48 horas en cuatro días laborales, 12 horas por día, e ignora las tendencias globales en política pública que buscan reducir la cantidad de horas de trabajo semanales.

Por ejemplo, en países europeos como Francia o en Reino Unido se experimentan las jornadas 4×3, sin embargo, sus jornadas laborales semanales rondan las 32-38 horas, en el caso de Francia la reducción de jornada lleva décadas vigente.

Recientemente, en países de América Latina también se visualiza esta tendencia: Colombia aprobó la reducción de jornadas a 42 horas, gradual, flexible y sin reducción de salario. Mientras que el Gobierno de Chile apoya una reducción a 40 horas semanales.

Entre los países de la OCDE, Costa Rica es el segundo en el que más se trabaja anualmente y es el tercero con menor balance entre vida y trabajo.

El abogado laboralista Esteban Calvo considera natural que cuando cayeran las horas de trabajo aumentará la productividad:

“Desde los informes anteriores a la pandemia, se pone al descubierto que en Costa Rica hay un uso intensivo de la mano de obra, se trabajan muchas horas y se les dedica mucho tiempo a la actividad laboral, a niveles muy superiores al promedio y, no obstante, no se ve reflejado en los niveles de productividad” agregó.

 

Más de 100 años con jornadas de 48 horas

Considerando las tendencias de los países desarrollados, el abogado Esteban Calvo cuestiona que la ministra de Trabajo promueva la reforma como una modernización del Código de Trabajo: “Si uno hablara realmente de la modernización, sería una reforma que busque esquemas de reducción de jornada, con posibilidad de que sea flexible. Ese es el proceso histórico por el que ha caminado la humanidad, de manera que decir que volver a jornadas extensivas implica modernización choca con la historia del derecho laboral”.

El abogado explicó que en el siglo pasado durante las luchas sindicales por la reducción de las jornadas el desarrollo tecnológico y su peso en la productividad fue clave en la negociación, y que ahora, como nunca antes, contamos con tecnología que aumenta la productividad.

“Durante las luchas por la reducción de la jornada, el desarrollo tecnológico le permitía tener mayor capacidad productiva a los empresarios que decían ´con ocho horas hacemos lo que hace 50 años hacíamos en 14´. Ese factor pesó mucho. El mejoramiento tecnológico desde ese momento hasta ahora ha sido impresionante y, sin embargo, el provecho de esa mejoría lo están capitalizando los empresarios, porque los trabajadores siguen trabajando igual que hace 100 años” explicó.

Calvo asegura que la reforma actual “más allá de un esquema flexible para los trabajadores, es una herramienta para ahorrar costos laborales” y que los casos en los que realmente se necesita este tipo de jornada son minoría, en comparación con el perjuicio que conlleva para algunas personas, como las mujeres trabajadoras que son madres o cuidadoras.

 

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