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Costa Rica, Colombia y Panamá intensifican intercambio de información ante flujos migratorios

En lo que va del año, más de cinco mil personas han sido rechazadas por las autoridades migratorias en la frontera sur, pero no se tiene certeza respecto a la magnitud del problema.

Las recientes conversaciones y encuentros sostenidos por autoridades migratorias de Colombia, Panamá y Costa Rica, a la larga incidirán en un mayor control sobre los significativos flujos migratorios de personas que se dirigen hacia los países del norte del continente.

Así al menos lo explicó el comandante Alonso Soto, subdirector de la Policía de Migración, quien explicó que la realización de tales encuentros “llenan de optimismo”, ya que se logra acceso a los datos que tiene Colombia, respecto a cuántas personas posiblemente puedan estar intentando ingresar al selvático sector del Darién, en Panamá.

Esa información en particular es estratégica, pues se sabe que aproximadamente diez días después llegan a los campamentos que mantienen las autoridades panameñas, así como el proceso de administración de ese flujo migratorio que realiza el gobierno panameño para cumplir con las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Todo ello sirve para facilitar datos a las autoridades migratorias costarricenses para “establecer la dinámica y generar el músculo que necesitamos como policía y como país”.

La semana pasada la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) informó sobre una reunión de directores de Migración de Colombia, Panamá y Costa Rica, en busca de una mejor coordinación para atender los flujos migratorios extrarregionales.

Como antecedente de ello, a inicios de mes trascendió que las autoridades panameñas y colombianas habían sostenido encuentros en aras de lograr un acuerdo como el que ya Panamá tiene con Costa Rica para asegurar el flujo fluido de migrantes.

“Vemos con muy buenos ojos el diálogo que se ha abierto, tanto primeramente entre Panamá y Colombia, como después Costa Rica, Panamá y Colombia, ya que en el pasado Colombia no se había sumado a atender este fenómeno como sólo hacían Costa Rica y Panamá”, dijo Soto.

Así, dijo que se mantienen acercamientos a nivel de cancillería y con la Comisión Centroamericana de Directores de Migración (OCAM), ya que “todos estamos en la misma situación y cada país aborda la dinámica de forma distinta”, por lo que la idea es “buscar una estrategia común, sin dejar de lado el combate al tráfico de personas por nuestros países”.

Añadió que las personas migrantes “siempre van a encontrar alguna forma de evadir los controles de forma clandestina o irregular” por lo que se debe buscar el equilibrio “entre la parte de derechos humanos y el tema del resguardo de nuestras leyes migratorias y también sanitarias”.

Flujo no se detiene

De acuerdo con datos de la DGME, el año pasado fueron rechazadas 28.660 personas en todos los puestos de control migratorio del país, de las cuales 1.741 correspondieron a Paso Canoas, en la frontera con Panamá, y 10.903 a Peñas Blancas, en la frontera norte.

Para el primer semestre de este año, en los diferentes puntos de control de la frontera norte se ha rechazado el ingreso de 7.488 personas, mientras que en el sur, 5.032.

Soto al respecto expresó que la Policía de Migración hace una labor “bastante fuerte, a veces titánica”, porque le flujo migratorio que percibe Colombia, pasa por Panamá y llega a Costa Rica para continuar hacia el norte “ha aumentado significativamente en los últimos meses”.

Sin embargo, dijo que no se puede detallar alguna cifra al respecto, porque “no estamos ante un proceso de flujo controlado, que es lo que teníamos antes con Panamá, registrábamos la totalidad de las personas que solicitaban el permiso transitorio y que por razones humanitarias se les concedía”

”En este momento por ser un tema de rechazo, que hace que las personas se devuelvan a territorio panameño al detectar la presencia de la Policía de Migración, los números son difíciles y la verdad es que la complejidad de este proceso hace que no podamos dar detalle exacto”.

Apuntó que en este momento la movilidad humana que más se desarrolla es de personas de países como Haití o Cuba, en su gran mayoría. Detalló que el perfil migratorio haitiano es “bastante complejo”, porque normalmente se mueven en grupos familiares con personas menores de edad.

“Las personas cubanas se mueven en grupos distintos, es una población más joven, se ve una mano de obra más calificada, no viajan con menores de edad, y en números mucho menores que Haití”, observó.

Soto recordó además que históricamente hemos percibido en estos flujos personas africanas de Angola, Sudán, Zambia, Camerún, o Nigeria, pero también se han presentado grandes picos de movilidad humana de personas provenientes de Asia del sur, como la India, Bangladés, Sri Lanka o Nepal.

Ante la pregunta de si es esperable que en los próximos meses un movimiento más grande, incluso masivo de personas, Soto ponderó que “pensar a futuro nos obliga necesariamente a recordar el pasado” y por ello llamó la atención a circunstancias como desastres naturales, como factores políticos y sociales, así como la pandemia, que “impulsan muchas personas de diferentes nacionalidades a migrar; podríamos pensar que el flujo migratorio puede disminuir o aumentar, pero nunca detenerse”.

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