Costa Rica ha cambiado su demografía, la distribución del espacio físico, la forma en que se trabaja, la densidad automovilística, el tiempo disponible para descansar y con todas estas variaciones también se ha dado un giro a las tendencias de la construcción de viviendas.
Actualmente la oferta presenta alternativas de desarrollo de residenciales con casas de pocos metros cuadrados, con dos o tres habitaciones; es decir, con espacio para familias reducidas, ubicadas en su mayoría en torres verticales y sin el tradicional patio.
El cambio responde en principio a las políticas de repoblamiento del Área Metropolitana impulsadas por los gobiernos locales, que se han orientado hacia la construcción de edificios verticales para dar un mayor aprovechamiento al espacio en el área urbana.
Dentro de estos están instalados los servicios de electricidad, agua potable, cable e internet.
Así lo confirmó Abel Castro, presidente del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), quien explicó que la tenencia de la tierra ha pasado de un concepto de urbanización tradicional con apertura de calles públicas y casas en residenciales, a una modalidad de áreas privadas en condominio, donde la responsabilidad ya no sobrecae tanto en las municipalidades, sino en los condóminos y sus administradores.
“En el tema de condominios, la tendencia implica espacios más pequeños, pero con áreas comunes más grandes, es un cambio de percepción del costarricense que está dispuesto a ceder la casa con patio grande por una casa pequeña, pero con alternativas comunales para distraerse”, detalló Castro.
Esta oferta responde al cambio en el que han incurrido las familias costarricenses, que han reducido la cantidad de hijos que tienen.
Prueba de ello, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), es que entre 1995 y 1996 la población del país creció aproximadamente en tres personas por cada cien habitantes, mientras que, entre 2014 y 2015, el crecimiento se redujo a una persona.
Aunado a la poca natalidad en la que están incurriendo las familias costarricenses, la tendencia muestra que muchos optan por tener mascotas en lugar de hijos, lo que ha motivado a los desarrolladores de proyectos a incorporar en sus ofertas parques especiales para los perros del hogar.
“Las viviendas incluyen gran cantidad de amenidades, entre ellas los parques para mascotas, parques infantiles, comercios, guarderías, gimnasios, senderos, piscinas incluso hasta cines; pues la demanda de la gente se orienta a contar con la mayor cantidad de beneficios dentro de un mismo concepto, sin necesidad de salirse de su condominio”, explicó el presidente del CFIA.
El criterio de Alberto Bonilla, director de proyectos de Garnier & Garnier Desarrollos Inmobiliarios coincide con esta premisa, las tendencias mundiales de construcción de viviendas ya están llegando a Costa Rica e incorporando proyectos multiusos en un solo condominio.
“De hecho vemos este tipo de desarrollos cada vez con mayor frecuencia, y consideramos que seguirán creciendo, inclusive fuera del Gran Área Metropolitana donde hay muy poco urbanismo, como en Libe- ria y Puntarenas”, detalló Bonilla.
Muchos de estos proyectos se están impulsando en zonas como Heredia, Escazú, Santa Ana y se está comenzando a implementar en Cartago, pero los expertos señalan que las soluciones irán creciendo hacia las zonas rurales Un ejemplo de este tipo de proyectos es Hacienda Espinal, que fue desarrollado bajo el contexto de uso mixto y se ubica sobre el kilómetro 17,5 de la ruta 27 San José-Caldera.
Se trata de un desarrollo urbano de 112 hectáreas, con viviendas, 4,8 kilómetros de ciclovía, áreas verdes, senderos, canchas de fútbol, zonas deportivas e infantiles, casa club, piscina y hasta un centro educativo incorporado, así como un centro de oficinas, comercios y un supermercado.
“Ofrecemos diferentes productos, que van desde lotes y construcción de casas para clase media y alta, pero queremos dar soluciones para todos los sectores, así que tenemos previsto apartamentos de uno, dos o tres habitaciones. Además, contamos con un manual de sostenibilidad que nos establece los lineamientos para construir las viviendas con materiales sostenible, y el manejo eficiente en cuanto al consumo energético y de agua”, detalló Karla Quevedo, gerente Comercial de Garnier & Garnier Desarrollos Inmobiliarios.
El tema de construcción sostenible ha venido en crecimiento y muchos proyectos incorporan en sus planes el uso de materiales recicla- dos o que favorecen a mantener la temperatura adecuada y a hacer un uso adecuado de los recursos.
En este sentido, detalló Abel Castro del CFIA las tendencias llevan a las constructoras a incorporar paneles solares fotovoltaicos en las viviendas, así como en las áreas comunes, los cuales permiten calentar el agua, el uso de bombillos led para Oferta de viviendas para clase media es limitada Construcción residencial incorpora nuevas tendencias ahorrar en el consumo energético, la instalación de dispositivos de agua ahorrativos y el aprovechamiento de la luz y ventilación natural.
¿Y LA CLASE MEDIA SE BENEFICIA?
Un tema que ha sido desde hace algunos años el talón de Aquiles para el país ha sido la generación de alternativas de vivienda para clase media, pues los estratos más bajos cuentan con las políticas públicas para dotar de casa a los menos favorecidos, mientras que los estratos más altos cuentan con alternativas de créditos para comprar.
Pero la clase media sigue estando rezagada, pues no cuenta con muchas alternativas ni políticas públicas que les beneficien, y en muchas ocasiones, tampoco responden a las condiciones que pide el sistema financiero para acceder a los préstamos.
“Evidentemente los desarrollado- res buscan el mayor rédito, y muchas veces las alternativas que brinda el Estado, como los bonos para clase media, se atrasan demasiado por una gestión lenta. Y no todos cuentan con el tiempo o los recursos para esperar”, indicó Castro.
Sobre este tema, algunas entidades bancarias han impulsado esfuerzos para dar mayor acceso a la gente de clase media y lograr que adquieran sus viviendas, pues por lo general, es un sector de la población que no cuenta con los recursos para dar las primas que solicitan los desarrolladores inmobiliarios.
Por ejemplo, el Banco Popular tiene un programa denominado Fondo de Avales para Vivienda (FAVI), una alternativa que ayuda a los clientes con el monto de la prima, financiando el 100% del proyecto, sin tener que endeudarse más allá de las posibilidades, con plazos de hasta 30 años.
“El financiamiento es por el 80% y el banco asume el 20% mediante el FAVI, como fiador de ese porcentaje. Ofrecemos tasas de interés revisables y arrancamos con el 9,50% en colones y 7,50% en dólares”, relató Karla Miranda, Jefa Regional del Banco Popular.
El Grupo Mutual también cuenta con un producto para clase media que incluye un bono diferido, el cual contribuye durante cinco años en un porcentaje del pago de la cuota mensual del crédito, lo que les permite a las familias acceder a montos de préstamos más altos.
No obstante, es urgente que el país busque alternativas para beneficiar a la clase media en la obtención de vivienda, dijo Castro, quien sostuvo que se podrían desarrollar proyectos en terrenos en zonas como los barrios del sur de la capital o remodelar edificios ya construidos y que no están habitados.