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¿Cómo se vive con una pensión de ₡153.192 al mes?

Dos adultos mayores, que trabajaron durante toda su vida, cuentan cómo hacen para sobrevivir con una pensión de menos de ₡153.192 al mes.

El julio pasado, la Gerencia de Pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) aumentó la pensión mínima del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte de ₡142.517 a ₡153.192 al mes.

¿Cómo se puede vivir con una pensión así? UNIVERSIDAD entrevistó a dos adultos mayores que, después de haber trabajado toda su vida, enfrentan día a día esta situación.

“No me alcanza, muy poco”

Wilson Brown, de 78 años, se crió en el Barrio El Carmen, en Puntarenas, y trabajó toda su vida en construcción, en fábricas —donde era operario de teñido de telas—, y en la desaparecida Fertica.

Ahora vive en Rincón Grande de Pavas. “Estamos en unos ranchitos a la espera de que el INVU nos solucione”, cuenta. Hasta hace poco vivía con su hermana menor, pero ésta falleció. También tiene una hija que vive en Purral.

Brown recibe la pensión mínima del IVM: ₡142.000 al mes. “Hay que ver este mes a ver si viene igual. Vamos a ver ahora con ese ajuste que hicieron”.

“No me alcanza, muy poco, demasiado poco es”, exclama. “Lo que gano lo gasto en lo mío. Pago luz, cable, el celular y el plan de la funeraria, para el día del fallecimiento de uno”.

“Serví de fiador a una hermana (la mayor) con un prestamista y no pagó y ahora tengo que estar pagando. Eso es lo que me deja “chingo” de plata. Le doy al prestamista ₡45.000 por mes”, lamenta.

“Ahí llegó diciendo que la tenían amenazada unos narcos y que a medio día le quemaban la casa y si no, la mataban. Como me dijo tantas cosas, a mí me dio lástima y la ayudé”, relata.

Brown dice que su hermana empezó a pagar bien al principio, pero luego ya no pagó más. Para colmo, él también tuvo que sacar un préstamo para poder abonar la deuda de su hermana, ya que se había quedado sin dinero.

El “prestamista” cobra un interés de 40% y, como el préstamo que sacó su hermana fue en dólares, le ha dicho que le tiene que pagar el dólar a como estaba en ese momento —en junio de 2022 alcanzó ¢696—.

Brown padece de cáncer de próstata desde hace cinco años y está en tratamiento, así como presión alta. Ahora es atendido en el Hospital Blanco Cervantes.

Tiene un año aproximadamente de ir todos los días al Centro Diurno de Adultos Mayores San Antonio de Padua, donde recibe desayuno, merienda, almuerzo y café de la tarde. Además de participar en las actividades que les ofrece el Centro, como bingo, clases de zumba, talleres socioeducativos, misas, taller de memoria, taller de caídas y taller de ayuda emocional.

El Centro recibe recursos de diversas instituciones del Estado, y lo completa con rifas, bingos, ventas y donaciones de empresas. Muchos de los centros diurnos del país tienen listas de espera y, cada vez, cuentan con menos recursos para atender a todas las personas adultas mayores que requieren de ellos.

Alexis Barahona Ramírez, de 70 años, nació en Turrialba y empezó a trabajar a los 11 años. (Foto: Katya Alvarado)

La pensión “es para poder medio vivir”

Trabajó desde los 11 años en diversos oficios, incluyendo bananeras, piñeras, en la Coca Cola, en construcción, en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). “Toda la vida he cotizado y, por lo mismo, me extraña lo poco de pensión que me llega”, dice Alexis Barahona Ramírez, de 70 años.

Barahona nació en Turrialba y ahora vive en Rincón Grande de Pavas.

Recibe una de las pensiones mínimas del IVM de alrededor de ₡142.517. “El mes pasado vino un retroactivo, dicen ellos, pero estoy esperando de cuánto es el retroactivo de momento

“No me alcanza para nada, excepto para alimentarme yo”, cuenta Barahona, quien agrega que, gracias a que pertenece a la Red de Cuido del Adulto Mayor, puede ir al Centro Diurno y recibir una ayuda mensual para pagar el alquiler del apartamento donde vive.

Del dinero de la pensión que recibe paga la luz, la comida, sus gastos personales y comprar “una comidilla” a sus dos gatos. “Para comprar un par de zapatos baratos, que cuestan ₡30.000, tengo que hacerlo en tres pagos. Pero eso es dejar de comprar cosas que necesito para poder comprar los zapatos porque la plata no me alcanza. Es demasiado pobre la pensión”, reconoce.

De salud está bien aparentemente, pero tuvo una trombosis renal y consecuencias a raíz de un infarto que tuvo el 5 de noviembre de 2019.

Barahona también asiste al Centro Diurno de Adultos Mayores San Antonio de Padua.

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