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Cómo regresar en el tiempo: cerrada ayuda humanitaria para migrantes

Cruzada antimigrante de la administración de Donald Trump impacta directamente en los fondos que reciben organizaciones de apoyo, las fronteras norte y sur de Costa Rica experimentan la confusión e incrementa la vulnerabilidad de las personas que están de paso.

En el norte y en el sur, la ayuda humanitaria que han recibido por años las personas migrantes que pasan por el territorio costarricense, de un momento a otro, se cortó. La razón principal es que el financiamiento en su mayoría proviene de los Estados Unidos y, con la llegada de Donald Trump, se anunció el congelamiento de proyectos de asistencia y cooperación internacional.

Según publicó la semana pasada el diario británico The Guardian, Filippo Grandi, director de la agencia de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados (Acnur), envió un correo electrónico a sus empleados ordenando una reducción inmediata del gasto, aduciendo que la mayoría de las agencias y otras organizaciones de ayuda internacional se han visto afectadas tras la suspensión sin precedentes de la financiación estadounidense ordenada por el presidente estadounidense.

Adicionalmente, en un comunicado oficial, la agencia de apoyo a las personas solicitantes de refugio, HIAS, anunció que recibieron la orden de dejar de prestar sus servicios por el recorte de recursos de Estados Unidos.

Así lucen los Espacios Seguros para la Infancia y la Adolescencia de Unicef en Los Chiles, al norte de Costa Rica. (Fotos cortesía)

“La magnitud de estas órdenes de suspensión del trabajo no tiene precedentes y es de una crueldad pasmosa. El impacto es asombroso, abandonando a millones de personas en todo el mundo a la explotación, la violencia y el hambre, incluso en lugares donde HIAS ha estado trabajando en colaboración con el Gobierno de Estados Unidos durante décadas”, declaró Mark Hetfield, presidente de HIAS.

Por su parte, de acuerdo con declaraciones de informantes de diversas organizaciones en la frontera norte y sur, Unicef, la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia, dejó de operar su programa de Espacios Seguros para la Infancia y la Adolescencia.

Impacto inmediato en Costa Rica

Costa Rica ha sido el paso de miles y miles de personas migrantes que cobijaban el sueño de llegar a Estados Unidos, en busca de una mejor vida. Las historias de terror de aquellos que cruzaban la selva del Darién se alivianaban al encontrar un poco de ayuda, atención y alimento en diversos puntos del país, ayudas que provenían de agencias de la ONU, organizaciones no gubernamentales (ONG) y grupos locales.

Si bien en los últimos meses había disminuido la llegada de migrantes a través de la frontera con Panamá y hasta la zona norte en Los Chiles (cerca de la frontera con Nicaragua), lo cierto es que los servicios continuaban en operación para los que llegaban.

De hecho, desde junio pasado, una nueva política en los Estados Unidos y México hacía más difícil que los migrantes obtuvieran una cita para solicitar asilo, lo que motivó a muchas personas a regresar por la misma ruta que emprendieron. Entonces la atención humanitaria se mantenía para los que iban en ambos sentidos.

De un día para otro la situación cambió

“La semana pasada cerraron tres servicios vitales para los migrantes en tránsito y familias nicaragüenses en la zona norte. El espacio seguro de Unicef cerró, ese que era precisamente un lugar para niños que se encuentran en vulnerabilidad ante la trata, hay mucha confusión”, relató Carrie McCracken de VN Center for Social Justice, una organización de apoyo en Los Chiles.

Además del servicio a menores, la clínica móvil que operaba en Los Chiles también dejó de operar, un servicio que resultaba vital, ya que muchas de las personas en tránsito llegan con heridas y lesiones, niños deshidratados, con diarreas o calenturas. Era un punto esencial en el que recibían atención básica y actuaba como un filtro para prevenir la saturación de servicios en el hospital de la zona.

“No hay buses del sur al norte. Los servicios a la frontera sur son importantes para que los migrantes viajen en una manera más segura. En nuestro caso, como organización, es diferente, porque no dependemos de los fondos de Estados Unidos, pero sí del apoyo de personas y universidades estadounidenses. Ahora el impacto más grande que tenemos es cambiar el enfoque de nuestros proyectos, hay que unirse con otras organizaciones y llenar los espacios vacíos”, añadió Carrie McCracken.

Organizaciones cierran sus puertas

Luego del anuncio de Trump de suspender el giro de recursos para organizaciones sin fines de lucro en el extranjero, la Asociación Casa Adobe anunció que cerraría su albergue Casa Esperanza, ubicado en Los Chiles y que albergaba a personas migrantes.

Según informaron fuentes de la zona, era un proyecto que nació hace aproximadamente un año, operaba como un comedor y luego se convirtió en un dormitorio y refugio solidario.

En medios de comunicación, voceros de Casa Esperanza aseguraron que el comedor continuará funcionando gracias a recursos propios y donaciones nacionales, y aseguraron que harán todo lo posible por mantener el refugio abierto, aunque por el momento se mantiene cerrado.

Sofía Donzo es miembro de un grupo organizado de personas de la zona norte del país y, aunque dependen de los recursos de diversas organizaciones, recientemente les giraron fondos, por lo que continuarán brindando alimentación a las personas migrantes, hasta donde les alcance.

“Las organizaciones como Haia, Cadena y Espacios Seguros de Unicef, cerraron los servicios que tenían. Entiendo que este último abrirá únicamente para que la gente se pueda bañar y tengan acceso a los inodoros. La gente se está yendo en buses hacia San José, porque ya no hay servicio directo a la frontera sur”, indicó Donzo.




 

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