País Irvin Waller, autor de Los secretos para eliminar el crimen violento

¿Cómo disminuir el crimen? La solución atractiva es hablar de dinero y seguridad

Experto canadiense en prevención del delito asegura que los gobiernos deben enfocar su mensaje a favor de las víctimas y en cómo la prevención puede traducirse en un incremento del PIB.

Irvin Waller dedicó toda su vida a trabajar con las víctimas de delitos violentos. Este profesor universitario de origen canadiense asesoró a gobiernos de todo el mundo y considera que ya existen soluciones para disminuir el delito.

Está convencido de que el delito se puede prevenir sin construir más cárceles ni endurecer penas, pero que para persuadir a los políticos y a la sociedad hay que hablar de los beneficios económicos que deja la prevención del delito.

El error de algunos estrategas, considera, es enfocarse en el discurso a favor de las personas en las cárceles y el respeto por los derechos humanos, aunque existan intenciones nobles.

“La solución sexy es hablar de dinero, lo que incremente el PIB y lo que haga a la gente sentirse más segura, eso es un control inteligente del delito”, dice.

Waller tiene un doctorado en Derecho y una Maestría en Economía de la Universidad de Cambridge.

El canadiense fue invitado por el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (Ilanud) y conversó con UNIVERSIDAD sobre su nuevo libro y las experiencias de otras ciudades que apostaron por una fórmula que defiende a capa y espada.

¿Qué lo trae a Costa Rica?

—Recientemente publiqué un libro Los secretos para eliminar el crimen violento. Este libro es la conclusión de un trabajo de cinco décadas de intentar que los gobiernos implementen soluciones comprobadas para reducir el crimen violento, particularmente homicidios y violaciones.

Lo que el libro hace es mostrar las estadísticas actuales. En Latinoamérica la mayoría de estos países tienen niveles epidémicos de homicidios y de violaciones.

El libro muestra el sistema reaccionario de gastar más en policías, cárceles y que esto no es efectivo. Solo hay que mirar a los Estados Unidos con los altos niveles de gasto en cárceles. Estados Unidos tiene una tasa de homicidios tres veces más alta que los países del G-7.

Hay evidencia a favor de que el encarcelamiento masivo no es la solución, ahora, ¿es esta una discusión que se vaya a resolver por la vía racional?

—Creo que hay un cambio significativo que está sucediendo. Se han perdido muchas vidas por el crimen y las drogas, esto impacta en el PIB y lleva a serias amenazas a las democracias.

Creo que las metas de desarrollo sostenible están introduciendo una nueva visión con la que no todos están enganchados. La visión de Trump, Bolsonaro y Johnson son visiones de la élite política; creen que el público quiere más castigos.

La realidad es muy diferente. La población de Estados Unidos está dos a uno a favor de más inversión en educación y prevención. Cualquiera que viva en Chicago puede ver que el encarcelamiento no es una solución y que hay razones sociales para estos niveles epidémicos de violencia en el país más rico del mundo.

Los candidatos demócratas hablaron de soluciones racionales a la violencia con armas. No hablaban solo sobre la masacre en Las Vegas, hablaron de homicidios, suicidios, etc.

¿Es el mensaje de la prevención del delito poco “sexy”?

—El BID me pidió una versión en español de estos portales, les dije: les puedo ayudar a traducirlo pero nadie usa la versión en inglés, ni siquiera. Lo que tienen que pensar es ver cómo pueden transformar la visión pública de qué hacer y la visión política de qué hacer.

El documento final del BID habla de la visión de la izquierda: más escuelas, reducción de la pobreza, acceso a la salud, vivienda, todas esas cosas grandiosas. La visión de la derecha exige más castigos, y esto significa más poderes para policía incompetente y mal pagada, con muchas posibilidades de corromperse.

La solución sexy es hablar de dinero, lo que incremente el PIB y lo que haga a la gente sentirse más segura; eso es un control inteligente del delito.

Lo que las víctimas quieren es prevención, si les dices que la única forma de prevenir es encerrando gente y no les dices que esto no funciona y que sus amigos van a ser disparados y continúas solo haciendo cambios estructurales que van a durar mucho, no vas a reforzar lo que ellos saben.

Si vivís en un gueto, sabés que la gente comete delitos y se va a salir con la suya. Pero también sabés por qué esta gente se está disparando los unos a los otros. No hay que ser un científico para ver las razones por las cuales las personas se matan entre sí, usan drogas o violan mujeres.

Este libro es acerca de ser un poco más sexy en comunicar. Hay que usar las redes sociales para llegar a los millenials que votarán. No son tan difíciles de alcanzar. Tienen una visión muy diferente de los republicanos de los años sesenta, que han bloqueado por décadas cualquier legislación sobre armas. La gente que está en el medio es sorprendentemente abierta con estos temas.

¿Usted nota un cambio?

—Hay que ver a Joe Biden. Él era parte del movimiento de víctimas de 1984 y del movimiento a favor de más prisión y más policías. Él ahora habla de otras cosas para reducir la violencia. Él dice que hace 25 años creía que más policías y más encerramiento iban a solucionar las cosas. Bill Clinton también, y nunca fue un progresista.

Vea a Biden y a la gente alrededor. Kamala Harris fue abogada en San Francisco: ella escribió un libro donde mezclaba represión y rehabilitación. Hoy hay gente articulando un mensaje distinto. Ese mensaje es consistente con un presidente demócrata. No son solo ellos, está Theresa May en Inglaterra.

Yo trabajé para Blair. Él era duro contra el crimen y duro contra las causas. Si yo fuera político, moderaría la dureza contra el crimen y me enfocaría en las causas.

No se quiere una situación en donde yo te mato, y me dan una palmada en la espalda y me dan una casa nueva. Ellos quieren castigos y que la tasa de criminalidad baje.

Tenemos que mostrarle al mundo el caso de ciudades ejemplares. El alcalde de Bogotá era un hombre radical. Uno ve las cifras de Bogotá yendo hacia abajo. ¿Qué hicieron? Redujeron las armas, el alcohol y bajaron los asesinatos por venganza. diez años para bajar un 50%. Glasgow, en Escocia, fue inspirada por Bogotá. Redujeron un 50% en tres años.

Si queremos hacer las ciudades más seguras sabemos qué hacer. No soy un abolicionista de la prisión, no digo que saquen a todos de la cárcel. Lo que digo es que la mejor forma de parar de enviar gente a prisión es evitando que sean violentos.

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“Mucha gente habla de los carteles de droga, como si los carteles mexicanos fueran los responsables de todos los homicidios. La mayoría de personas involucradas en homicidios son muchachos jóvenes con familias en desventaja y con factores de riesgo que nunca fueron atendidos”

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En Costa Rica tenemos una de las poblaciones penitenciarias más altas de la historia, y venimos de un Gobierno que trató de llevar ese mensaje y no le fue muy bien…

—Es estúpido mantener un sistema en donde se hace lo mismo que no ha generado buenos resultados. No pagarle lo suficiente a la policía, permitir el hacinamiento carcelario, etc.

Es relativamente fácil eliminar lo que está haciendo daño. En el corto plazo, dar recursos para apoyar a las familias de personas en riesgo social. Muchos de estos muchachos crecen con falta de cuidado y atención paternal, con experiencias traumáticas en la niñez. No sorprende que se terminen saliendo del colegio y que se unan a pandillas callejeras.

Mucha gente habla de los carteles de droga, como si los carteles mexicanos fueran los responsables de todos los homicidios. La mayoría de personas involucradas en homicidios son muchachos jóvenes con familias en desventaja y con factores de riesgo que nunca fueron atendidos.

Se sabe qué hacer con esto. Con la policía hay que pagarles mejor, no se necesitan más, se necesitan menos, de hecho.

¿Cómo convencer a quienes creen en endurecer castigos y reforzar la seguridad?

—Es una de las cosas que más me frustra: los progresistas no lo saben. Compare Chicago y Toronto. Chicago tiene un pésimo sistema de asistencia social, ¿cómo se va a pagar por salud, vivienda o alimentación? Toronto, en cambio, tiene un sistema civilizado. Si pierdes el trabajo vas a tener asistencia social, salud universal, educación fantástica y vivienda hasta cierto punto.

Son ciudades de tamaños similares. ¿Cuál de estas ciudades tiene más policía? Chicago, con 13.000; Toronto tiene entre 5.000 y 6.000. Ambos pagan bien y tienen policía profesional. ¿Cuál tiene mayor encarcelamiento? Chicago. Illinois tiene una tasa de encarcelamiento cinco veces superior al promedio de Canadá. Hay 600 asesinatos en Chicago en un año en promedio. Toronto tuvo un mal año en 2018 porque llegó a 100, normalmente son 60.

No hay país en Latinoamérica que pueda pagar el encerramiento que provoca Estados Unidos. La derecha necesita repensar sus argumentos, que solo los castigos te protegen.

Lo que me frustra de la gente de la izquierda: quieren una política social alemana, bajo desempleo, buena asistencia social si pierdes el trabajo, buena salud pública, etc.

Para que Costa Rica sea como Alemania o Canadá, tomará tiempo y costará. No hay un milagro que se pueda hacer en dos años que los llevará a que la mayoría de personas dejen la pobreza. No digo que no lo hagan, pero tomará tiempo.

Yo quiero también acciones más rápidas.Si los liberales quieren incrementar el PIB en dos o tres puntos porcentuales, deben implementar estas acciones de “medio camino”.

Si usted fuera contratado en Costa Rica para asesorar como ha hecho en otros países, ¿qué haría?

—Crearía conciencia acerca de las estrategias efectivas. Buscaría ejemplos piloto para mostrarle a la gente que funciona.

Buscaría una ciudad ejemplo como Bogotá. La ciudad de Londres ya está adoptando la estrategia de Glasgow. Ya eso es una gran ciudad adoptando una política pública que está demostrada que funciona. Eso serviría para que Costa Rica implemente estas políticas.

Al Gobierno anterior no le fue muy bien con ese mensaje, especialmente en el tema penitenciario. El mensaje se enfocó en un discurso a favor de los derechos humanos de privados de libertad.

Lo que yo digo es que se necesita evitar que cometan delitos con políticas preventivas. Se tiene que mejorar la policía, subir salarios, pero lo que se necesita hacer es enfocar en cómo eliminar ese daño. Hay que bajar el número de víctimas, que la gente deje de matar.

Las madres de las víctimas son importantes, hay que trabajar con ellas. Estos movimientos quieren que la violencia se detenga, hay que mostrarles que funciona. No son estúpidos. Se ve en muchísimas ciudades. Hay que enviar el mensaje, es un mensaje sexy que dice: “nosotros podemos parar la violencia”.

¿Cuánto gastan los gobiernos en policías? Pongan 10% de ese dinero en prevención. En Costa Rica se podrían sacar las ganancias de las drogas. Se tiene que invertir en soluciones a jóvenes, familiares, personas en hospitales, etc.

¿En dónde entra la legalización de las drogas en el tema de prevención y menor encarcelamiento?

—Si uno golpea los factores de riesgo de la violencia, también ataca los factores de riesgo de abuso de drogas. El suministro de drogas es un gran problema.

En Canadá legalizamos el cannabis y perdonamos a cualquiera que tuviera una condena por el uso de cannabis. Tomará tiempo para reducir los homicidios. Mientras tanto, es una política inteligente, en lugar de incentivar a carteles mexicanos para que hagan mucho dinero y alimenten a Estados Unidos con drogas, gente joven ahora está comprando acciones en empresas que están haciendo dinero producto de la venta legal de las drogas.

El Partido Verde está proponiendo el modelo portugués: la legalización de todas las drogas. El primer ministro de Portugal que introdujo eso ahora es secretario general de la ONU. Tendremos que ver si Canadá va a dar ese paso extra, creo que lo hará.

¿Hay que poner este tema sobre la mesa?

—Sí hay que ponerlo en la mesa, pero yo soy un pragmático. Creo que se puede reducir la violencia un 50% en Latinoamérica antes de 2030 con acciones que no serán tan debatibles.

La mayoría de estas acciones son razonables, inclusive para las personas de la derecha. Hay un camino a la mitad. Con Bogotá y Recife no hubo cambio en la política de drogas. Colombia no se transformó de repente en Alemania o Canadá, pero tuvo reducciones significativas del 50% en diez años.

¿Las políticas de prevención son un terreno común entre la izquierda y la derecha?

—Correcto, no dije que no vaya a existir un debate, pero no va en contra de sus valores. Hay algunas cosas que se pueden votar por referéndums, sin necesidad de intermediación de políticos.

Creo que el gran error de los progresistas es el de enfocarse de más en las cárceles. En Estados Unidos dicen: “¡oh dios mío, 2,5 millones de personas encarceladas! ¡La mayoría son negros!”. Me alegra que ese argumento tenga cabida, pero ese no es mi argumento. Mi argumento es en favor de las víctimas, y ese argumento salva vidas.

El impacto de la violencia sexual en las mujeres es impresionante. Estas mujeres en muchos casos tienen depresión, no pueden ser buenas esposas ni buenas trabajadoras.

La prevención es práctica y posible. Hay un beneficio para estos tipos, para mí, y hay un beneficio para las personas que combaten el encarcelamiento. El BID y el Banco Mundial deberían decirle a los gobiernos: “antes de que les prestemos plata, ustedes deberían presentar un plan nacional para prevenir la violencia”.

¿Cómo ve el papel de los medios?

—Los medios son un problema. La televisión muestra a una persona que perdió a un hijo o a un familiar y que piden un castigo fuerte. Es televisión fantástica. Algunos lograrán que este mensaje llegue a movimientos de derecha donde se les explotará posteriormente.

Pero si usted ve movimientos como “March for our lives”, no se ve a nadie hablando de castigos. Los otros movimientos reciben demasiada publicidad y son explotados por la derecha. Estoy seguro de que Trump tiene su gente en movimientos de víctimas a quienes puede usar de vez en cuando.

Necesitamos publicitar a la gente que quiere otro tipo de soluciones. Una joven Edna Chávez habló en una marcha en Washington de March for our lives y dio un discurso impresionante. Es una mujer de 17 años que vio a su hermano morir, ella describe que su piel pasó de tono café a gris. ¿Qué quiere ella? Que la policía deje de detener a latinos y negros. Ella quiere que las causas sean atacadas.

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