Personas o empresas no identificadas se convirtieron en el tercer mayor grupo en transar dólares al aportar casi una octava parte de los $11.112 millones comprados por intermediarios cambiarios autorizados (entidades financieras) entre abril y agosto del 2024. Un total de $1.407 millones pasaron por manos de clientes a quienes los intermediarios no pueden acreditar domicilio ni régimen específico, detrás de los $6.813 millones transados por unidades pertenecientes al régimen definitivo y $2.739 millones atribuidos a operaciones de zonas francas.
Así consta en el más reciente Informe Mensual de Coyuntura Económica que emite el Banco Central de Costa Rica (BCCR), lo que permite determinar que, pese a que se ha buscado transparentar la información de quiénes realizan transacciones de compra y venta en el mercado cambiario, aún tienen peso aquellos que no son identificados.
Desde abril pasado, el Banco Central estableció nuevas exigencias para que los intermediarios cambiarios solicitaran información adicional a quienes realizan transacciones con dólares en las ventanillas de los bancos, para conocer con mayor claridad de dónde provienen esos dineros.
Ahora se deben clasificar las transacciones según el tipo de identificación, el sector institucional, la actividad económica y el régimen de comercio, de las personas (físicas y jurídicas) que compran y venden dólares y fue producto de un esfuerzo por transparentar la información, ante una serie de dudas en la opinión pública sobre los movimientos de dólares que se realizaban y registraban bajo la categoría “Otros” y si podrían estar vinculados con capitales “golondrina” (recursos de inversión que llegan a un país en el corto plazo y luego salen nuevamente) o incluso vinculados con el crimen organizado.
Precisamente, la categoría “Otros” venía en franco crecimiento, ya que durante el primer trimestre del año había aumentado un 53% y representaban un 48% del total de las operaciones, con este cambio se redujo a un porcentaje del 19%, pero como se puede apreciar en los datos aún sigue siendo muy elevado.
Un rubro que aún no está controlado
Para el economista y representante del Observatorio del Mercado y Defensa de los Consumidores (Omercon), Welmer Ramos, la idea era saber de dónde venían los dólares, pero todavía hay muchas transacciones que se desconoce su procedencia, por lo que considera que la categoría “Otros” aún no está controlado pese a los esfuerzos.
“No cuentan con información individualizada, porque la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), la Asociación Bancaria Costarricense y parte del sistema financiero no han querido darle al Banco Central la potestad para acceder a estos datos. Eso despierta sospechas, porque, si algo mueve el sistema financiero, es confianza; y sabemos que la actividad del crimen organizado puede aprovechar cualquier portillo para mover sus platas”, analizó Ramos.
Por su parte, el también economista Luis Carlos Olivares indicó que es llamativo que los clientes que no se pueden identificar sean superados únicamente por el régimen definitivo y las zonas francas, lo que podría estar abriendo portillos para el crimen organizado “aunque esto pudiera estar relacionado con que las entidades no están aplicando en su totalidad la política de conocimiento del cliente, no es justificable que sigamos viendo estas cifras”.
Otro dato que levanta sospechas: para el período comprendido entre abril y agosto de este año las unidades inactivas o desinscritas transaron en compras que hicieron los intermediarios financieros un total de $621 millones, lo cual resulta muy cuestionable, pues, al estar inactivos, no deberían mover capitales, según cuestionó Welmer Ramos.
Y es que cuando hay tantos dólares en la economía, que incluso exceden la demanda, es necesario ver qué se hace con esos recursos, por lo cual, el Banco Central ha repetido en diversas ocasiones que ha aprovechado para incrementar la Reserva Internacional Monetaria, es decir, su reserva de dólares.
Crecimiento atípico de reserva de dólares
El Banco Central logró acumular una reserva récord de dólares, ya que para agosto del 2024 tiene un total de $14.212,5 millones, una de las cifras más elevadas desde hace siete años. En enero del 2022 contaba con una reserva de $6.827,9 millones, lo cual pone al país en una buena posición ante una contingencia con el exterior, pero no es sinónimo de más riqueza.
Lo que sí evidencia es que hay un exceso de dólares en la economía, que en definitiva no están relacionados con que el Estado esté inyectando divisas, sino que es producto de las transacciones del sector privado.
“Estamos hablando que en el año 2019 la inyección de dólares por parte del sector privado era de $2.171 millones y para el 2023 cerramos con $7.363 millones, mientras que, en el mismo período, el Estado fue deficitario con -$920 millones para el primer año y -$2.105 millones el año pasado. Lo que evidencia que el sector público es el gran demandante de dólares, no el que está inyectando dólares a las reservas y a la economía”, añadió Ramos.
Agregó el experto que es urgente poner el foco en la inyección de dólares a la economía, con inteligencia tributaria, aduanera y financiera para ver de dónde están viniendo esos movimientos, pues, desde su perspectiva, los dineros que mueve el crimen organizado es un asunto muy sofisticado, ya que operan con conocedores en el mercado financiero y pasan las divisas por canales financieros normales.
“Tener información individualizada permitiría hacer una mayor trazabilidad, saber si ciertos exportadores de bienes están vendiendo sus productos cuatro o cinco veces más de lo que venden sus competidores, o, por ejemplo, si hay hoteles que reportan estar llenos en temporada baja, mientras todos los demás están vacíos, o hay agentes de construcción que levantan proyectos muy seguido y sin financiamiento”, alertó el especialista.
Ramos aseguró que el tema la transparencia en el sistema tributario y los movimientos de dólares en el mercado requieren más que incluir nuevas casillas en los formularios de venta y compra de divisas, lo que se ocupa es contar con la información individualizada para lograr hacer cruces de datos, y ver si pequeños negocitos están facturando cantidades industriales, saber quién se hace rico de la noche a la mañana o determinar de dónde vienen las platas.

