País

Clases presenciales, falta de restricciones y fatiga de la población detonaron aceleración de contagios por COVID-19

El aumento de los internamientos ponen en jaque al sistema hospitalario, el cual se encuentra al borde del colapso. Expertos señalan que las restricciones sanitarias parecen haberse debilitado, mientras que las personas cada vez atienden menos el mensaje de las autoridades.

Los casos y las hospitalizaciones por COVID-19 crecen en el país a un ritmo acelerado. En la última semana el país superó los 2.000 contagios diarios y alcanzó más de 1.000 pacientes internados en distintos centros médicos.

El colapso de los servicios de salud está a la vuelta de la esquina, y la situación lejos de terminar podría incluso extenderse durante unas semanas más. Asimismo, las restricciones sanitarias parecen haberse debilitado, lo mismo que la población, la cual se siente más fatigada y atiende cada vez menos el mensaje de las autoridades

¿Qué causó el crecimiento acelerado de los casos y hospitalizaciones por COVID-19? ¿Existe un agotamiento de las restricciones y de la población? ¿Qué medidas podrían implementar las autoridades?

En la última semana, el país reportó diariamente cifras mayores a 1.000 contagios de COVID-19, sobrepasando -incluso- en algunas ocasiones los 2.000. La más alta se presentó el jueves 29 de abril, cuando se registraron 2.781 casos positivos. (Foto: Miriet Ábrego)

Regreso a clases

El inicio del curso lectivo bimodal (una combinación entre virtual y presencial) desde el mes de febrero generó gran impacto en la movilidad, así lo señala el doctor en Biología Matemática, Tomás de Camino Beck, quien considera este factor como una de las principales causas del crecimiento acelerado en las hospitalizaciones.

“A partir de la apertura del ciclo lectivo, a los pocos días de eso, ya la velocidad de hospitalización empezaba a ser dominante positiva, eso fue para el 15 de marzo más o menos. Ya el 15 de marzo debió de ser una alerta temprana de que estaba consistentemente subiendo la hospitalización, y por tanto se debieron de tomar las precauciones del caso. Estamos hablando de casi mes y medio, en el cual se debió haber previsto la posibilidad de un aumento, de que viniera una ola”, señaló el científico, quien realizó el análisis junto al también investigador y doctor en Informática, Santiago Núñez.

“A partir de la apertura del ciclo lectivo, a los pocos días de eso, ya la velocidad de hospitalización empezaba a ser dominantemente positiva, eso fue para el 15 de marzo, más o menos. Ya el 15 de marzo debió de ser una alerta temprana de que estaba consistentemente subiendo la hospitalización, y por tanto se debieron de tomar las precauciones del caso. Estamos hablando de casi mes y medio, en el cual se debió haber previsto la posibilidad de un aumento, de que viniera una ola”, señaló el biólogo matemático, Tomás de Camino Beck

“Pudo haber otros factores, pero insisto, el curso lectivo está dentro de esos factores y por tanto debe ser considerado como posible foco de la nueva ola. Hay un aumento de movilidad asociado a la actividad escolar y eso es importante, y eso fue lo que el año pasado se notó cuando se dio el cierre de escuelas y colegios, una caída del 80% de la movilidad del país. ¿Qué indica eso? Que mucha de la movilidad sí está asociada a la actividad escolar. Cuando inició la actividad escolar era algo esperable, aunque en Google Mobility no se dé un cambio tan fuerte. Es el tipo de movilidad, como se mezclan las personas”, agregó.

En esa misma línea, el científico destacó la existencia de los casos asintomáticos dentro de la población, y que casi todo ciudadano está en contacto con alguna persona que forma parte del sistema educativo.

“De los asintomáticos en el país no sabemos casi nada en el país (…) En este momento si me infecté no se puede dar la trazabilidad de donde me infecté, pero puede haber sido uno de estos estudiantes que no muestra ni un solo síntoma y que es el que mueve la enfermedad de un lado a otro de manera silenciosa”, señaló.

Por su parte, el epidemiólogo de la Universidad Nacional (UNA), Juan José Romero, externó que el inicio de las clases, debido al aumento de la movilidad, pudo haber influido en el aumento de casos y la aceleración de las hospitalizaciones; no obstante, considera más importante la “liberación en las restricciones (como la vehicular de fines de semana) y ahí es donde empezamos ver un incremento a partir del 15 de marzo”.

El demógrafo y salubrista de la Universidad de Costa Rica (UCR), Luis Rosero, agregó que es posible que el inicio del curso escolar contribuyera “un poco” con la explosión de contagios que en este momento vive el país. “La gran aceleración no ocurre en febrero cuando se abrieron las clases, ocurre ahora, por eso no creo que sea un factor fundamental”.

Hasta el martes 4 de mayo, las autoridades del Ministerio de Salud y del Ministerio de Educación Pública (MEP) mantenían la decisión de no suspender las clases presenciales, pues consideran que los centros educativos no son foco de contagio del virus. Actualmente los estudiantes reciben lecciones mediante un sistema híbrido que combina las clases presenciales y las virtuales.

Restricciones débiles

Otro factor que pudo ser causante de la situación actual es la anomia, es decir, que la población no respeta las reglas o restricciones, debido a su debilitamiento, según señalan los investigadores consultados.

“Nosotros como individuos tenemos siempre un sistema de creencias, y lo que parecen respuestas racionales dependen de este sistema de creencias. Hay una serie de restricciones que se imponen, como la restricción vehicular. Sin embargo, yo como individuo empiezo a ver incongruencias. Veo a la gente saliendo a la calle, que las infecciones son más bajas, ¿entonces para qué las restricciones? Empiezo a operar rompiendo esas reglas que se transformaron en reglas sociales”, indicó el científico De Camino.

Agregó también que existe un desgaste de las medidas sanitarias, eso se demuestra con la efectividad, la cual ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. A raíz de que las restricciones se extienden, las personas empiezan a jugar con su cumplimiento.

Juan José Romero, Luis Rosero y Tomás de Camino.

En concordancia con el investigador, el epidemiólogo Juan José Romero, aseguró también que existe un cansancio acumulado de la población, la cual por más de un año ha tenido que estar lejos de la gente con quien quiere estar.

“Eso ayuda como parte del caldo de cultivo. A esa gente la traemos desde el 1 de febrero al 20 de marzo, con un promedio de 350 casos, y entonces la gente cree que esto ya pasó. Empiezan a pensar que ya pasó, que la curva fue alta pero no tanto como en otros países, que ya tenemos más de un año en esto”, mencionó.

El demógrafo Luis Rosero añadió también que existe una fatiga en la población, la cual quiere ir recuperando poco a poco su vida y hacer lo que antes de la pandemia hacía.

“Yo creo que la Semana Santa fue el disparador en el que se potenciaron los otros factores que venían desde antes. No se puso ninguna restricción, yo hubiera querido por lo menos un martillazo pequeño previo a la Semana Santa. (…) Hay una alta presión de los sectores económicos para que esto se siga moviendo”, indicó el epidemiólogo de la UNA, Juan José Romero.

Semana Santa sin límites

Otra de las causas, y quizá la más importante para el epidemiólogo Juan José Romero fue la inexistencia de restricciones durante el período de Semana Santa. De acuerdo con el investigador, siete días después a este período, los casos crecieron en un 50% respecto a la semana previa.

“El 31 marzo había 582 casos y el 7 de abril 907, es decir, 400 casos más. Siete días después, el 14 de abril teníamos 1.069, y siete días después, el 21 de abril 1.531 casos. Para mí, el gran disruptor aquí fue la Semana Santa”, destacó.

“Yo creo que la Semana Santa fue el disparador en el que se potenció los otros factores que venían desde antes. No se puso ninguna restricción, yo hubiera querido por lo menos un martillazo pequeño previo a la Semana Santa. (…) Hay una alta presión de los sectores económicos para que esto se siga moviendo”, añadió.

En esa misma línea, el demógrafo Luis Rosero indicó que “las autoridades no aprovecharon la Semana Santa para restringir las actividades y aumentar el distanciamiento, sino que dieron el mensaje equivocado”.

En este período, en particular, Rosero destacó que hubo un espejismo en cuanto a los casos reportados, pues mucha gente que presentaba síntomas y estaba vacacionando, no se hizo testeos, lo que provocó una disminución en los casos reportados. Estas personas  tampoco guardaron cuarentena pero sí contagiaron a otras.

“Con medidas restrictivas durante Semana Santa se pudo haber aplanado la curva en ese momento. Es posible que el ministro de Salud y epidemiólogos del Gobierno sí tenían idea de que esto podía venir pero ahí vienen los grupos de presión, y por razones económicas y políticas era complicado dar medidas restrictivas”, mencionó.

Aparición de variantes más contagiosas

Los tres expertos coincidieron también en que la aparición de variantes del SARS-CoV-2 más contagiosas como la de Brasil, Reino Unido y Sudáfrica pueden haber influido en el aumento de los contagios en el país.

“Empezamos a tener circulación de nuevas variantes a partir de marzo, probablemente desde febrero”, señaló Romero.

Rosero, por su parte, agregó que después de la aparición de estas variantes se aceleraron los contagios.

De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, hasta el 7 de abril anterior, el país había  identificado un total de 17 casos asociados a variantes del SARS-CoV-2.

“Estamos en una situación muy compleja, no hay soluciones fáciles, y lo más importante es que nos convenzamos de que esto no es un problema del Gobierno, de medidas sanitarias, sino de cada uno de nosotros, que debemos cambiar nuestra conducta y evitar el contagio”, acotó el demógrafo del Centro Centroamericano de Población de la UCR, Luis Rosero.

Posibles medidas sanitarias

La situación actual que atraviesa el país por la COVID-19 requiere de distintas medidas sanitarias, así lo señaló el biólogo matemático, Tomás de Camino Beck. Entre ellas destaca el reducir la movilidad a través del teletrabajo u otros mecanismos, la suspensión de las clases presenciales, el desarrollo de pruebas de saliva, entre otros.

El investigador hizo hincapié también en que las medidas sanitarias no pueden provenir de “corazonadas”, ni ser aceptadas por “fe”. “Esta es una epidemia que se propaga en la población, y que por tanto la única manera de poder anticipar es construir modelos, hacer análisis estadístico, análisis científico-técnico”.

Por su parte, el epidemiólogo de la UNA, Juan José Romero, indicó que el punto crítico de la pandemia que atraviesa el país actualmente se prolongará por lo menos por cuatro semanas más. No obstante, algunas medidas que pueden ayudar a mitigar el contagio son la mejora de la comunicación, los cierres escalonados y suspender las clases presenciales por poco tiempo.

Tanto Romero como de Camino Beck coincidieron en que las autoridades deben crear mesas de trabajo multidisciplinarias, con expertos de distintas áreas para así luchar contra la pandemia.

“Yo creo que se ha desaprovechado la oportunidad de tener la participación de expertos que trabajan desde de la academia con experiencia internacional en las más diversas áreas, para tratar de invitarlos a una mesa de situación interinstitucional y multidisciplinaria para trabajar. Por otro lado, hay proyectos muy importantes que vienen de las universidades que se han visto con mucho desdén”, apuntó Romero.

Un poco más agresivo fue el demógrafo Luis Rosero, quien calificó el panorama como “sombrío”, pues en un mes -según la hipótesis más optimista- el país estará peor que ahora. Para este experto, las autoridades deberían aplicar las máximas restricciones posibles; sin embargo, esto podría tener impacto sobre la economía. “El cierre más alto aquí fue en Semana Santa del año pasado, pero ¿desde el punto de vista económico se puede hacer? Viene ahí una evaluación de costos y efectos”, acotó.

“Estamos en una situación muy compleja, no hay soluciones fáciles y lo más importante es que nos convenzamos de que esto no es un problema del Gobierno, de medidas sanitarias, sino de cada uno de nosotros, que debemos cambiar nuestra conducta y evitar el contagio”, finalizó Rosero.

En la última semana, el país reportó diariamente cifras mayores a 1.000 contagios de COVID-19, sobrepasando -incluso- en algunas ocasiones los 2.000. La más alta se presentó el jueves 29 de abril, cuando se registraron 2.781 casos positivos.

En cuanto a hospitalización, 1.091 personas se encontraban hospitalizadas el martes 4 de mayo (último corte), 408 de ellas en cuidados intensivos con un rango de edad entre los cero y los 83 años.

 

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