País

Cinco temas pendientes de la gestión de Cultura

Patrimonio y una política del libro son áreas críticas que dejaron pendientes.

A la gestión del sector Cultura, que comenzó con Elizabeth Fonseca y terminará con Sylvie Durán, le quedaron varios pendientes de trascendencia para diferentes sectores, como el patrimonio arquitectónico, el cine, la gestión cultural, la descentralización y el mundo del libro.

En el campo de patrimonio se evidenció que no existe una capacidad instalada para hacerle frente, si quiera, al monitoreo de los sitios y edificios históricos y patrimoniales con que cuenta el país. Además, ello se evidencia cada vez que estalla una crisis como cuando se quemó el Black Star Line, en Limón, en 2016 o la Iglesia de Copey de Dota o la lentitud con que se ha avanzado en recuperar el Sanatorio Durán, en Potrero Grande de Cartago.

El Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural ha demostrado en este período que o no cuenta con los recursos necesarios para atender la atención que demanda el patrimonio, tanto material como inmaterial, o sus políticas deben ajustarse a lo que exigen los tiempos actuales.

La Ministra de Cultura, Sylvie Durán, lo expresó tajante en una entrevista con UNIVERSIDAD el 12 de julio de 2017: “Diay, es que todo nuestro patrimonio. Si el Teatro Nacional no tiene sistema de incendios seguro y su sistema eléctrico no está bien, de ahí en adelante todos los edificios patrimoniales van a estar de forma similar”.

A ello hay que añadir las polémicas, en mucho por falta de claridad de políticas emanadas desde el Centro de Patrimonio, con lo sucedido con el Cine Variedades y el Gran Hotel Costa Rica.

No obstante, lo más relevante no es lo que publican los medios cuando surge un “escándalo” en torno al tema del patrimonio, sino el silencio que prevalece en torno a los elementos patrimoniales. Un ejemplo nada más: en San Gabriel de Aserrí se ubica, según el propio Centro de Patrimonio, la única casa de bahareque de dos pisos que se tenga registrada en Costa Rica.

En 2005 Cultura invirtió ¢12 millones en su restauración y hace un par de mes se determinó que estaba en un “estado crítico”. ¿Qué pasó con el seguimiento? ¿Qué pasó con el monitoreo? El patrimonio costarricense reclama una nueva ley, dado que la 7555 para muchos no es que esté obsoleta, sino que nació con una serie de imperfecciones desde un inicio que hoy todavía no se han podido superar.

LA LEY DE CINE

Costa Rica, que ha comenzado a experimentar, gracias a los avances tecnológicos y a la inquietud de sus creadores un crecimiento en la producción cinematográfica, aunque con desiguales resultados, reclama una nueva ley de cine, que garantice mejores mecanismos de distribución de las películas.

“La Ley de Cinematografía y Audiovisual”, como se llama el proyecto de manera oficial, pretende reordenar todo el sector y fue presentado en diciembre de 2017.

Ya en abril de 2018 se anunció que los siete diputados que conforman la Comisión Permanente Especial de Ciencia, Tecnología y Educación votaron a favor del expediente 20661, para que pase al plenario. No obstante, la suerte del proyecto en lo que todavía le falta de recorrido es incierta, sobre todo porque viene una nueva conformación legislativa.

La nueva ley vendrá a sustituir una promulgada hace 40 años. En el nuevo texto el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica pasaría a llamarse Centro Costarricense de Cine y Audiovisual (CRCA) y pretende regular las áreas de producción, gestión y distribución.

El proyecto pretende abarcar todas las áreas del sector como la producción, distribución e incluso conservación del material cinematográfico.

La redistribución del Impuesto a los Espectáculos Públicos (IEP) del 6% por boleto, que hoy acapara el Teatro Nacional, es uno de los puntos medulares y que podría generar mayor polémica. (Ver recuadro).

GESTIÓN CULTURAL

En la citada entrevista con Durán en julio de 2017, realizada en Casa Presidencial, la ministra admitía que uno de los grandes desafíos de la cultura costarricense es la necesidad de fomentar y mejorar la gestión cultural en todos sus niveles.

“Tenemos mucho de capital creativo, pero muy poco de gestión. Es un embudo”, dijo.

Precisamente con ese afán se incluyó el Premio de Gestión y Promoción Cultural. La Casa de la Cultura de Mora (2017) y la Asociación Cultural Amubis (2016) han sido los galardonados, pero el camino que aún falta por recorrer en este ámbito es largo y espinoso, porque en realidad se puede hablar de acciones puntuales, sin que exista una red sólida que permita vislumbrar que la cultura contará con los gestores necesarios y con los respaldos oportunos desde un punto de vista institucional.

Incluso, la formación, aunque hay esfuerzos, todavía es otro de los desafíos que hay en el sector.

DESCENTRALIZACIÓN

 Aunque el Ministerio de Cultura cuenta con diez Oficinas Regionales de Gestión Cultural enSan José, Heredia, Alajuela, Cartago, Limón (Caribe Norte y Caribe Sur), Puntarenas, Guanacaste, Zona Sur y Zona Norte”, a todas luces estas no solo no abarcan importantes sectores del territorio nacional, sino que también en sus propios ámbitos requieren de las respuestas locales para que se encaminen los procesos.

De igual manera, los recursos con que históricamente han contado las Oficinas Regionales de Gestión Cultural no son suficientes para responder a las muchas necesidades que hay en las zonas apuntadas. Aquí también funciona el hecho de que por razones presupuestarias el Ministerio no puede abarcar gran parte del territorio nacional y es entonces cuando deberían de intervenir los gestores culturales locales, pero ¿quién los respalda? ¿Quién los forma? ¿qué espacios tienen para actuar?

Lo anterior conlleva a que la cultura, en general, y pese a los esfuerzos realizados, siga muy aferrada al modelo de centralización que prevalece en todo el Estado costarricense.

EL OLVIDO DEL LIBRO

 El sector del libro reclama desde el Gobierno anterior una política nacional que fomente la lectura y que favorezca la producción y distribución de los libros, donde hay enormes dificultades.

El presidente de la Cámara Costarricense del Libro, Luis Bernal Montes de Oca, ha insistido en que se requiere una nueva ley que regule todo lo relacionado con el libro y la lectura, y que se busquen alternativas para fortalecer al sector.

La situación es tan preocupante que el año pasado, cuando el Gobierno anunciaba el Plan Fiscal, se incluía un impuesto al libro, lo que vendría a desmejorar el sector.

De nuevo, lo que se calla es lo que más pesa: todas las apuestas para fomentar la lectura se ponen, al menos en el ámbito de la promoción, en la Feria del Libro que se realiza una vez al año en la Antigua Aduana.

Después sobreviene el desierto para el libro. Solo se vislumbra hechos aislados y limitados. En este sentido, la encuesta de Cultura de 2017 dejó muy claro el panorama: el 56,4% de los costarricenses admitió no leer un solo libro impreso al año.

FOTO01: La Ministra de Cultura, Sylvie Durán, ha reconocido públicamente que en materia de patrimonio y gestión cultural todavía al país le queda un largo recorrido. (Katya Alvarado).

FOTO02: Costa Rica carece de una política nacional de la lectura y el libro que empiece, incluso, por incentivar a los niños a leer. (Katya Alvarado).


Cifras a tener en cuenta

Estas son algunas de las cifras que ilustran elementos clave del sector cultura y que prevalecen en la actualidad.

  1. Costa Rica cuenta con 386 edificaciones declaradas patrimonio y solo una, el Teatro Melico Salazar, posee un sistema eléctrico acorde con lo que establece el Código Eléctrico de 2012, de acuerdo con el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
  2. Las Oficinas de Gestión Cultural solo cuentan con un gestor directamente, lo que les obliga a multiplicar esfuerzos para abarcar las regiones designadas, a saber: San José, Heredia, Alajuela, Cartago, Limón (Caribe Norte y Caribe Sur), Puntarenas, Guanacaste, Zona Sur y Zona Norte”.
  3. El presupuesto general de Cultura para 2018 disminuyó en 3,3%, equivalente a ¢1723,6 millones, por lo que quedó en ¢50.400,7 millones.
  4. La nueva ley de cine propone que el Impuesto a los Espectáculos Públicos (IEP), que en la actualidad recibe el Teatro Nacional (TN) en un 100%, se distribuya de la siguiente manera: 40% para el TN; 22% para la Compañía Nacional de Teatro; 8% para el Museo de Arte Costarricense; 8% para el Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem) y 22% para el Centro de Cine.
  5. De acuerdo con la Encuesta de Cultura de 2017, el 56,4% de los costarricenses admitió no haber leído un solo libro impreso en el año.


 

 

 

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