País Esteban Caballero, director regional del  Unfpa

“Ciertos movimientos religiosos, eclesiásticos, no están dispuestos a conversar”

Hoy el foco de atención está puesto en atender el hecho de que las personas adolescentes están sexualmente activas.

De visita en Costa Rica,  Esteban Caballero, director regional a.i. del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), conversó con las autoridades gubernamentales y con distintos sectores de la sociedad.

Uruguayo, politólogo y exdocente universitario, Caballero también presentó a los medios de comunicación locales el documento “Población, Salud Sexual y Reproductiva y Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe. Nota conceptual para el desarrollo de una plataforma de diálogo sobre políticas con base empírica”.

UNIVERSIDAD conversó con él sobre los problemas actuales que afectan la salud sexual y reproductiva de la población latinoamericana y costarricense. La entrevista se realizó el jueves pasado en un hotel capitalino.

¿Qué es lo novedoso en el examen actual de la salud sexual y reproductiva de la población latinoamericana?

-Resaltar la importancia de invertir en la etapa de vida adolescente como una en la que, si se hacen las intervenciones, quizás se tenga un efecto similar al que se tiene cuando se hacen ciertas inversiones en la primera infancia, de cero a cinco años de edad. Al cuidar ciertas cosas en esta etapa de vida, se evitan problemas en el curso de vida posterior.

En general, en cuanto a la región, está muy aunado a lo que llamamos ‘aprovechar la etapa del dividendo o del bono demográfico’. Pero eso es más real y relevante para países en los que la ventana de oportunidad está aún vigente por cierto tiempo. Este no es el caso de Costa Rica, que tiene una ventana muy corta y más bien está aumentando la proporción de personas adultas.

Pero, no porque el país esté envejeciendo, deja de ser importante hacer esa inversión en la adolescencia.

En el caso de Costa Rica, si usted tuviera que escoger uno como el problema principal en materia de salud sexual y reproductiva de la adolescencia, ¿cuál sería?

-Lo que veo y constato en la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, del 2015, es que, de alguna manera, se repite el patrón regional de que una proporción importante de adolescentes están activos sexualmente. Entonces, se plantea la pregunta de qué hacemos. Y empiezan las distintas respuestas que son típicas: negar, condenar la realidad o hacer algo en ese contexto.

Para nosotros, evidentemente, la cuestión es que no podemos negar esta realidad. No es una realidad que se puede revertir. Es una realidad que tiene su lugar y lo que hay que hacer es tomar constancia de ello y trabajar sobre el tema de la salud sexual de los adolescentes como una manera de evitar ciertas situaciones que, justamente, hacen que no se pueda aprovechar debidamente esa etapa de vida, como es la prevención de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y los embarazos adolescentes, por ejemplo.

¿Considera usted que el hecho de que Costa Rica sea un Estado confesional juega un papel en que la adolescencia y, en general, la población, no tenga acceso a la información y a los servicios de salud que requiere para hacer valer sus derechos sexuales y reproductivos?

-Sí, evidentemente que este tema, la salud sexual de los adolescentes y la actividad sexual de los adolescentes, es algo que no se aborda desde la perspectiva de la salud pública en la base confesional, sino que se aborda más desde el discurso del ‘deber ser’, del discurso de la moral.

Eso tiene su espacio, porque la gente tiene derecho a tener un deber ser, cómo le gustaría que fuese el mundo, por decirlo así. Pero eso no debería eso cancelar una visión más de política pública que diga: “bueno, mientras el deber ser se realice, atendemos estos problemas”.

Entonces, me parece que ciertos movimientos religiosos, eclesiásticos, no están dispuestos a conversar desde ese ángulo de la política pública.

Comparando a Costa Rica con los otros países de la región, ¿cuáles son los principales problemas que el Estado debería atender mediante sus políticas públicas en esta materia?

-El trabajo que se está haciendo ahora en el sector Educación, con las guías de educación sexual, me parece que es un muy buen trabajo. Y ese tema se debe reforzar.

Me parecen muy importantes iniciativas como el plan nacional de estrategias para prevenir la violencia contra los niños y adolescentes, incluida la violencia sexual, son cuestiones que debemos celebrar y decir: “aquí estamos”.

Creo que también debemos abordar la cuestión importante de los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo el acceso de los adolescentes a los métodos anticonceptivos, tanto para prevenir embarazos como para prevenir ETS, como el uso del condón, del condón femenino.

¿Y la anticoncepción oral de emergencia?

-La anticoncepción oral de emergencia es una manera muy importante de poder prevenir los embarazos no deseados, sobre todo después de una actividad sexual riesgosa.

O en caso de violaciones sexuales…

-O violaciones, claro. El Unfpa y la OMS tienen su ficha técnica que aclara que el anticonceptivo oral de emergencia no es un abortivo. Es un anticonceptivo. Entonces, eventualmente debería ser parte del ‘paquete’.

¿Por qué cuando los gobiernos desarrollan políticas públicas para combatir la pobreza, como los programas de transferencias condicionadas, raramente se menciona el tema de la sexualidad en los análisis de la pobreza? ¿Cómo se debería abordar?

-Que no se aborde en algunos programas de transferencias condicionadas, no estoy enteramente de acuerdo. De mi experiencia, yo he visto entre los condicionantes, que se atiendan en los servicios primarios de salud y que reciban orientación respecto del tema de planificación familiar. Es el caso de Perú.

En el caso de una acción concertada que tiene el gobierno en el ‘corredor seco’ de Honduras, también he visto un componente importante en el tema de la prevención del embarazo adolescente. Justamente porque, como parte de la estrategia del hogar rural, se vio que, para que pueda salir adelante, no solamente tenía que tener una mejora en su capacidad productiva, sino también en su capacidad de mejor manejo de su vida reproductiva.

Muchas veces lo importante, ya desde un punto de vista más macro y económico, es que vida productiva y vida reproductiva están ligados. Sobre todo, que vida reproductiva no es solamente embarazarse y tener un bebé, sino que tiene que ver con la reproducción en términos de la crianza. Yo, digamos, más joven, puedo ir al trabajo porque tengo resuelto el problema de que hay alguien que está cuidando a mis chicos.

¿Cómo abordan el tema de las comunidades indígenas? En Costa Rica, investigaciones han encontrado que las niñas son incluso intercambiadas para pagar favores a las autoridades religiosas de sus etnias. Y hay este concepto de respetar la cultura originaria. ¿Cómo se conjugan los derechos de estas niñas con ese respeto a la autonomía de estas comunidades?

-Importante… No solamente en el caso de matrimonio temprano, sino, inclusive, en el caso de algunas comunidades donde se ha visto mutilación genital…

¿Aquí, en América?

-Sí, en la zona fronteriza de Panamá y Colombia, por ejemplo, hay casos. Un tipo de ‘circuncisión’ femenina. Y todo el tema de la falta de concepto de adolescencia en la comunidad indígena que está todavía muy inserta en su medio. Entonces, ¿cómo poder ampliar el espacio de crecimiento y desarrollo, que uno no se vuelve adulto en la época de la pubertad? Todo un diálogo técnico-cultural.

Entonces, uno dice: “Este es el derecho humano. Estos son los valores que defendemos. Esto es a lo que queremos llegar. No lo podemos imponer. Entonces, hay toda esta cuestión de enfoque intercultural que se transforma en un mecanismo de ir ganando consensos y cambiando, sacándonos de esa noción de que las culturas son fijas, sino que son procesos y que se van adaptando.

Y por otro lado, hemos hecho bastante trabajo en torno a la cuestión de los servicios de salud sexual y reproductiva con enfoque intercultural. Y eso ha ayudado mucho a ampliar el acceso y la aceptabilidad de los servicios en las comunidades alejadas y, sobre todo, de comunidades indígenas.

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