Decenas de pequeños negocios del cantón de Montes de Oca desaparecieron o están en números rojos por el golpe económico de la pandemia. Cayeron para siempre las cortinas metálicas de sodas, librerías, tiendas, panaderías, cafés, fotocopiadoras y diversos comercios que no soportaron el desplome en las ventas y el hecho de que la clientela ligada a las universidades simplemente se evaporó durante los últimos ocho meses.
Ahora, los dueños de los negocios que sobreviven han tomado caminos creativos y, si bien viven en incertidumbre, sobre todo con respecto a una eventual reapertura de las universidades, mantienen la esperanza de que el próximo año esto “levante”.
En los alrededores de La Granja, Calle Siles y Sabanilla abruman los edificios de apartamentos vacíos; los locales con rótulos de “se alquila” son la constante. Los vecinos y gente que trabaja en los alrededores de San Pedro comentan cada semana sobre otro negocio que cerró sus puertas. Hasta el emblemático local viejo de Il Pomodoro, en la esquina frente a la Municipalidad, cerró y ahora solo mantiene su local frente a la Plaza Roosevelt.
Entre mayo y junio de este año la Municipalidad de Montes de Oca realizó una encuesta en la que participaron dueños de 150 negocios. Un 50% dijo que estaba en riesgo de cerrar, mientras que un 78% respondió que podría soportar la situación hasta tres meses más. Según datos del municipio, a la fecha, 210 personas han retirado su licencia (patente municipal), de las 3.000 existentes a finales del año pasado.
A la par del Super La Puerta Del Sol, en San Pedro, está el negocio de imprenta de Juan Carlos Aragón, Gráfika, el cual se mantiene abierto. Después de enumerar todos los locales cercanos que han cerrado dijo: “Quedamos como un 30 por ciento de negocios, por lo menos en este centro alrededor de la Calle de La Amargura”.
La Municipalidad de Montes de Oca realizó una encuesta en la que participaron dueños de 150 negocios; un 50% dijo que estaba en riesgo de cerrar, mientras que un 78% respondió que podría soportar la situación hasta tres meses más.
Don Oliver Quirós, de Soda La Esquina, contiguo al Bar Copas, contó que si bien la cosa se ha recuperado un poquito después de que se relajaron las restricciones sanitarias, tienen todas sus esperanzas puestas en cuándo reabrirá la Universidad de Costa Rica (UCR).
Mientras que José Andrés González, dueño de Soda La U —que se mantiene abierta— declaró que este definitivamente ha sido el golpe más duro en los 34 años que su familia ha tenido el negocio (Ver nota aparte “Los que quedan vivos: Comercios resisten a ocho meses del inicio de la pandemia”).
Casi todos los comercios cerraron completamente un par de semanas al inicio de la pandemia y luego se les permitió vender en ventanilla o mediante servicio a domicilio; sin embargo, costó mucho levantarse cuando las autoridades anunciaron la reapertura. “Era tontera abrir porque no se vendía nada”, dijo González.
Dependencia de las universidades
El alcalde de Montes de Oca, Marcel Soler, dijo que la afectación económica en el cantón se ve en los comercios que se mantienen cerrados o ahora abren en diferentes horarios; pero que a pesar de eso los retiros de patentes comerciales se han visto compensados con solicitudes de nuevas.
En entrevista con UNIVERSIDAD, Soler destacó que la afectación económica en el cantón se ha visto intensificada por las numerosas universidades que se ubican en la zona, y que cerraron sus puertas para pasar a la virtualidad.
En Montes de Oca se ubican la Universidad de Costa Rica, Universidad Latina, Fidelitas, Universidad Nacional Estatal a Distancia (UNED) y Universidad Americana (UAM).
El cierre temporal de las universidades “ha afectado a gran parte del área central de San Pedro, ya que todas ellas han pasado a la virtualidad y esto tiene impactos significativos en el cantón, al ser las universidades una fuente de atracción de personas, que consumen servicios en la zona”, afirmó Soler.
Según los datos del Departamento de Patentes, este año 210 personas han cancelado sus licencias (patentes municipales) —de las más de 3.000 que existían a finales del año pasado—. No obstante, al mismo tiempo se han solicitado 182 nuevas patentes.
“En términos absolutos no hemos tenido una diferencia tan grande entre los retiros y las nuevas patentes; sin embargo, cuando uno va por la calle se siente otra situación”, expresó Soler.
Angustia e incertidumbre entre vecinos
La situación es crítica en Montes de Oca también para los vecinos que vivían alquilando pequeños apartamentos a estudiantes, sobre todo porque en la zona ya existía una sobreoferta de apartamentos y cuartos de alquiler para estudiantes; y ahora con la pandemia incluso existe gente a punto de perder su propiedad por falta de ingresos y deudas.
Un vecino que pidió anonimato contó que en Calle Siles, en Lourdes, gran parte de la economía depende de los estudiantes universitarios. La mayoría de vecinos, con 20 0 30 años de vivir allí, transformaron sus propiedades para ofrecer pequeños apartamentos o abrieron sodas y supermercados enfocados en la población universitaria.
Él lleva ocho meses con los cuatro apartamentos que tiene desocupados y que antes de que empezara la pandemia le generaban ¢1.220.000 al mes en alquileres, explicó. Logró llegar a un arreglo de pago con el Banco Popular para que le suspendieran el cobro del préstamo que tiene con esa entidad hasta diciembre; pero siempre terminará pagando esos ¢600.000 del préstamo por mes acumulados, lo cual representa aproximadamente ¢4.800.000 en pérdidas, precisó.
Su esperanza es que el próximo año las universidades vuelvan a abrir sus puertas. No obstante, no ha podido mantenerse al día con los pagos de impuestos y servicios con la Municipalidad de Montes de Oca y en este momento enfrenta un cobro judicial.
“Hay gente en el barrio que ya está en cobro judicial y va a perder la propiedad. Por ejemplo, gente que sacó un préstamo para hacer apartamentos y ahorita no ha podido pagar ni los impuestos ni el préstamo; y otros que ya vendieron. Este no es el futuro con el que uno se pensó encontrar a esta edad”, dijo.
Desde la Municipalidad
El alcalde citó varias medidas tomadas por la Municipalidad para intentar ayudar a los dueños de pequeños negocios en el cantón; pero dichas medidas están enfocadas en los dueños de comercios y no tanto en quienes alquilan apartamentos o cuartos.
La Municipalidad ha tomado una serie de acuerdos para paliar un poco la situación; por ejemplo, se acogió a la “Ley para apoyar al contribuyente local”, que contempla opciones como flexibilidad en el pago de las obligaciones municipales (moratorias), posibles reducciones por tarifas de arrendamientos en mercados municipales, arreglos de pago de hasta 24 meses y suspensión temporal de patente.
También reformaron el reglamento de patentes para permitir que las personas abran un negocio con una declaración jurada y así obtengan una licencia temporal de 30 días, mientras les otorgan la licencia definitiva.
Asimismo, Soler comentó que presentaron un proyecto de ley exclusivo para el cantón, el cual está en la Comisión de Asuntos Municipales de la Asamblea Legislativa, y permitiría que la Municipalidad reduzca el monto del impuesto que pagan por la patente a quienes se han visto afectados económicamente por la pandemia y puedan demostrarlo.
Los que quedan vivos: Comercios resisten a ocho meses del inicio de la pandemia
Dueños de comercios cuentan cómo han hecho para sobrevivir, al tiempo que cifran sus esperanzas en la reanudación de las clases presenciales en los campus universitarios ubicados en la zona.
Fabiola Pomareda García
Los comercios que “quedaron” vivos en Montes de Oca han buscado caminos creativos para mantenerse a flote en la crisis.
La imprenta Grafika, de Juan Carlos Aragón, en San Pedro, existe desde hace 14 años y se mantiene abierta.
Según contó a UNIVERSIDAD Juan Carlos Aragón, de la imprenta Gráfika, diversificaron su producción y se reinventaron desde el año pasado cuando entró en vigencia la factura digital. “Antes de la pandemia nos quitaron las facturas timbradas y tuvimos que reinventarnos y con la misma maquinaria ahora estamos haciendo otros productos y también nos convertimos en editorial”, relató.
Al inicio de la pandemia tuvieron que cerrar varios días como todos los comercios, luego abrían tres veces por semana y ahora los tres señores que trabajan se mantienen medio tiempo. Aragón contó que abren de 9 a.m. a 2 p.m. y están al día con todos los pagos.
“Sí bajaron las ventas como en un 80%, pero se recuperaron. Digamos que a nosotros nos ha ido más o menos bien por estar cerca de la calle principal y por tener clientela que no es solo de la U”, dijo Aragón en medio de su angosto taller donde tienen lapiceros, sellos, libros, gráfica y serigrafía.
Después de enumerar todos los locales cercanos que han cerrado, Aragón dijo: “quedamos como un 30 por ciento de negocios, por lo menos en este centro alrededor de la Calle de la Amargura”.
La Soda La Esquina, como se le conoce a esta pequeña sodita en los alrededores de la UCR sigue abierta, ya que la familia que la administra tiene otros negocios y con eso ayuda a sostenerla.
“El negocio ha llegado al punto que no se mantiene él mismo, estamos con la esperanza de que el año entrante levante un poco. Hemos estado en números rojos; antes no era así”, afirmó don Oliver.
Después del cierre total volvieron a abrir y vendían para llevar a la gente cercana; pero no les salió a cuenta el servicio express. Actualmente, trabajan en la soda una cocinera medio tiempo y otra muchacha a tiempo completo, además de él.
“Nos encargaban para llevar los que viven cerca, los del salón, los que nos conocen, venían y compraban para llevar, pero no podíamos sostener a un muchacho pagándole un sueldo para entregas”, recalcó. “Yo tengo la esperanza de que entre la universidad y una vez así se vea un poquito más de movimiento a nivel de ventas”, agregó.
Soda La U ha logrado sobrevivir porque su dueño, José Andrés González, pudo negociar un crédito bancario solicitando prórrogas. Actualmente se mantienen cinco personas trabajando con reducción de jornada y únicamente tuvieron que suspender los contratos a dos personas. También se apuntaron al servicio express mediante Uber Eats.
—¿Alguna vez habían vivido algo así?, preguntamos, a lo que respondió que “como esto no ha habido nada”. Su familia ha tenido el negocio a lo largo de 34 años. Después del cierre total de Semana Santa y semanas posteriores abrieron solo en ventanilla para llevar y luego permitiendo un 50% de aforo.
“Ojalá que mejore el próximo año, que vuelva la U, espero volver a la normalidad, si no para el primer trimestre por lo menos para abril”, dijo González.
“De esta calle cerraron casi todos”, agregó.
Según el estudio “Impacto de la pandemia por COVID-19 en las Pyme Costarricenses”, del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), la mitad de los 2.718 dueños de micro, pequeñas y medianas empresas entrevistados manifestó haber experimentado una reducción de las ventas superior al 75%, al comparar abril, con marzo de este año.
De acuerdo con cifras provistas a UNIVERSIDAD por la Cámara de Comercio de Costa Rica, a la fecha han cerrado 5.000 empresas (algunas temporalmente y otras para siempre) producto de la pandemia.