“Mientras otros se ocupan de las próximas elecciones, nosotros estábamos ocupados en las próximas generaciones, como hubiera dicho alguien sumamente admirado por mí, un europeo de gran huella en la historia de la humanidad”, dijo el presidente Rodrigo Chaves en un discurso el 11 de octubre intentado citar a Winston Churchill o a Otto von Bismarck.
Cualquiera que no hubiera escuchado al mandatario en los últimos meses habría pensado que en efecto él evita el tema electoral, pero la verdad que a menudo se refiere a “la factura” que deberán pagar opositores en los comicios del 2026, al “tictac” del reloj que indica que en menos de un año el país estará oficialmente en campaña y a la necesidad de prolongar la “revolución pacífica” que ha impulsado su gobierno.
Incluso Chaves ha mencionado como posible el rumor de que renunciaría en 2025 para intentar postularse para ser diputado, una jugada inédita en la historia del país y cuestionable desde lo legal.
A eso se refería la fotografía que la propia Presidencia de la República distribuyó en su canal oficial a la prensa el 1 de octubre después de una inauguración de una sede policial en Sardinal de Puntarenas: la imagen de una mujer que sostenía un cartelito con la leyenda “Diputado Rodrigo Chávez 2026”.
Semanas atrás, el 31 de agosto, Chaves había visitado Limón y en las fotografías de la Presidencia venía también una referencia electoral. Era un hombre que mostraba en su mano un rótulo con el mensaje “tictac tictac 2026”, en alusión el sonido de la aguja del reloj que marcha sí o sí en dirección a la jornada electoral de febrero de ese año para elegir nuevo presidente de la República y a los nuevos 57 diputados.
Lo cierto es que Chaves sí piensa en las próximas elecciones y no solo él, también lo hacen sus seguidores en redes sociales y en la vida real, con manifestaciones como la de un regidor sancarleño que llegó a ese puesto con el partido Aquí Costa Rica Manda (ACRM) que en las elecciones municipales representaba al “chavismo” y que ya no lo hace más. Por eso, el regidor Marco Sirias participa de un nuevo partido que se llamará “Renacer Democrático”.
“Estamos en mitad de la campaña que va a iniciar en enero o febrero de 2025, ya estamos bastante avanzados y vamos para las asambleas provinciales, es un partido que nace en el seno de doña Pilar (Cisneros) y bajo la guía también de doña Ada Acuña y hay muchos diputados que están dentro de la oficialismo”, dijo Sirias al medio San Carlos Digital.
Consultada Cisneros sobre esta referencia, la diputada dijo que no está participando “en ninguno de los partidos que se dicen rodriguistas”, pues “por el momento no hay ninguna definición del partido con el que el movimiento de Rodrigo Chaves correrá en las próximas elecciones”.
Así responde Cisneros ante una particularidad del movimiento “chavista”: la carencia de un partido político preciso después de la ruptura con la dirigencia del Partido Progreso Social Democrático (PPSD) con el que el mandatario y Cisneros pudieron ser candidatos en 2022. La creación de otras agrupaciones, incluida ACRM, no deparó los resultados esperados para un movimiento que se supone basado en el alto apoyo popular al presidente, superior al 50% de la población.
En ese respaldo popular se basa Chaves cuando habla de un “pueblo que despertó” y que pasará la “factura” a los partidos que impulsen acciones ajenas al interés popular que él sí representa, según él.
Bajo esa misma premisa ha querido impulsar un referendo nacional bajo el llamado “proyecto jaguar”, una iniciativa de reforma legal relacionada con controles administrativos que, sin embargo, ha tropezado en la Sala Constitucional. Chaves ha querido relativizar esos contratiempos diciendo que nada impide poder hacer cambios profundos después del 2026, con una Asamblea Legislativa diferente y ojalá favorable a su tendencia.
Para algunos detractores, las palabras de Chaves rozan con la beligerancia política, a pesar de que no ha expresado apoyo a un partido político, porque para empezar ni se sabe cuál lo representará.
En todo caso Chaves ya tiene dos denuncias en su contra por beligerancia política, confirmó el coordinador del cuerpo de letrados del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Juan Luis Rivera.
Las denuncias fueron interpuestas por los Partidos Acción Ciudadana (PAC) y Partido Liberación Nacional (PLN) por aparentes manifestaciones de tiempo atrás, pero han avanzado en el trámite y pueden resolverse “en cualquier momento”, dijo Rivera antes de recordar que las sanciones pueden ser la suspensión del cargo y la inhabilitación por tiempo para un nuevo cargo de elección popular.
¿Podría renunciar el presidente para ir por otro cargo?
El rumor circuló meses atrás entre opositores de Rodrigo Chaves: quiere ser diputado en 2026 para mantener protagonismo político e influir en una mayoría legislativa “chavista”, lo cual implica que renunciará a mediados del 2025 para poder cumplir lo que dice la ley para candidaturas diputadiles.
Esa versión circuló en los servicios de mensajería, pero después el politólogo Claudio Alpízar la ventiló en su programa y detractores lo interpretaron además como una jugada para intentar obtener inmunidad y esquivar posibles casos penales que puedan llegar pasado el período de Presidencia.
Chaves, que suele polemizar con Alpízar, acabó refiriéndose a ello y evitó descartarlo. “No es una idea descabellada (…) La voy a meditar. Puede ser que sí, puede ser que no”, dijo el mandatario dando aire al entusiasmo de sus seguidores.
Pero sí podría ser algo descabellado, en criterio del constitucionalista Álex Solís, uno de los abogados cuyo criterio consultó el Gobierno para confeccionar el “proyecto jaguar”.
Según escribió Solís en La Nación, Chaves tiene la obligación de cumplir su mandato, salvo por razones de fuerza mayor, y la Asamblea Legislativa tendría la potestad de aceptar o no la renuncia, algo que sería poco probable considerando la composición actual parlamentaria.
“La cuestión de fondo es si el presidente, de manera discrecional, puede renunciar para postularse a la diputación. Según mi criterio, de acuerdo con la Constitución Política, no, salvo que demuestre que está impedido física o mentalmente”, expresó Solís entre otros argumentos jurídicos.