Frente a un panorama que plantea una contracción del 5,2% de las economías a nivel mundial; los países de Latinoamérica y el Caribe se verían mucho más afectados, con una baja del 9,1%, y proyecciones de reducción en las exportaciones cercanas al 23%, producto de caídas de precios y volumen. Definitivamente, Centroamérica y República Dominicana (CARD) será una subregión que deberá enfrentar un contexto muy desafiante.
Para este año, las economías de CARD sufrirán una contracción promedio del 5,7%, sobre todo por las medidas de restricción de movilidad y cierre de actividades dirigidas a contener la propagación del virus.
Esta es solamente una aproximación de las proyecciones que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) tiene para el cierre del año 2020, con severas afectaciones en flujos de remesas, turismo, comercio internacional e inversión extranjera directa.
En su estudio económico de “Centroamérica y la República Dominicana en 2019 y perspectivas para 2020”, el organismo señala que, ante la caída de los ingresos y el incremento de los gastos para hacer frente a los efectos de la pandemia, el déficit fiscal de los países aumentaría entre 2 y 6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de este año.
“Al primer semestre de 2020, el déficit acumulado de la región alcanzó un 2,5% del PIB, superior a 2019; en este indicador Panamá y El Salvador alcanzaron el mayor déficit como porcentaje del PIB, con un 4,3% y un 4%, respectivamente. Le siguen Costa Rica con -3,8%, República Dominicana con -1,9%, Guatemala con -1,6%, Honduras -1,4% y Nicaragua -0,4%”, reveló el estudio.
Los ingresos totales del Gobierno Central de los países de CARD fueron equivalentes a un 6,4% del PIB (superior al 5,9% del primer semestre de 2019), en tanto que los gastos totales alcanzaron un 9% del PIB (más que el 7% en el mismo período de 2019).
Uno de los sectores más impactados han sido las exportaciones totales en toda la región, que cayeron en promedio un 3,1% como resultado de la crisis económica generada por el COVID-19. De hecho, la Cepal pronostica que podría darse una reducción del 10% en las ventas al exterior desde Centroamérica.
Los países que sí mostraron un buen comportamiento relativo en sus exportaciones de bienes fueron Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua. En Costa Rica estuvo relacionado a la demanda de equipos y dispositivos médicos desde Estados Unidos; mientras que en Guatemala y Honduras ayudó el dinamismo en la manufactura y exportación de equipos de protección personal, como mascarillas e insumos agropecuarios.
Por su parte, Nicaragua se benefició de indicadores positivos, gracias al aumento del precio internacional de oro y productos agropecuarios como el café y el azúcar.
Panamá y El Salvador experimentaron mayores reducciones en los primeros cinco meses de 2020; por ejemplo, en el país canalero incidió la baja en ventas externas de productos primarios (agricultura, minería o pesca) ante una contracción de la demanda en los mercados de destino y cierre de comercios.
Asimismo, hubo una reducción del 59,9% en el valor de la reexportación de la zona libre de Colón; y en El Salvador, las exportaciones no tradicionales se contrajeron un 22,4%, incluyendo la maquila que tuvo una caída del 42,4%.
Pese a los números contraídos, Centroamérica mostró el mayor nivel de comercio intrarregional de todas las regiones de América Latina y el Caribe, a pesar de que las fronteras cerraron, el flujo de comercio y bienes se ha mantenido durante los meses de crisis.
De esta forma, el Mercado Común Centroamericano experimentó una reducción de solo un 5,6% en sus exportaciones intrarregionales en los primeros cinco meses del año, en comparación con -28,9% que se presentó en la Comunidad Andina, señaló la Cepal.
En un reciente encuentro que tuvieron ministros y representantes del sector exportador de la región centroamericana, Laura Bonilla, presidenta de la Cámara de Exportaciones de Costa Rica (Cadexco) señaló que el complejo entorno en que se encuentran los países del istmo es indispensable buscar alternativas para mejorar el dinamismo exportador.
“Desde el inicio de la pandemia, en el caso costarricense durante el primer semestre del 2020, tuvimos un -2%; sin embargo, al tomar los datos del segundo trimestre cuando inició la afectación de la pandemia, el decrecimiento fue de -12% lo que significa una baja en -$355,2 millones”, indicó Bonilla.
Dado el enorme potencial de productos con calidad exportadora y las ventajas jurídicas que posee cada país, es el momento ideal para generar negocios, aunque será necesario sobrepasar los retos que existen para facilitar el comercio a nivel de logística, infraestructura y rezago fronterizo.
El déficit fiscal de los países aumentaría entre 2 y 6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de este año, Cepal.
Por su parte, Orlando Solórzano Delgadillo, ministro de Fomento, Industria y Comercio de Nicaragua señaló que el mejor instrumento que existe es la integración económica centroamericana, que podría ser aprovechada para trazar la ruta después de la pandemia.
“Sería ideal consolidar una zona de libre comercio que incluya la libre circulación del transporte de mercancías y acelerar el establecimiento de la unión aduanera centroamericana. Tenemos el ejemplo del triángulo norte, aceleremos los demás países también; se requiere solo voluntad política, y necesitamos actuar”, acotó Solórzano.
Economías deprimidas=medidas de contención
Definitivamente las medidas de contención del virus tomadas en los diferentes países de la región tuvieron una afectación directa en los indicadores económicos, el desempleo, subempleo y la informalidad crecieron sustancialmente, afectando los ingresos de los hogares y profundizando los niveles de pobreza de todos los países.
De acuerdo con Beatriz Zumbado, vicepresidente ejecutiva de Unimer Panamá, las condiciones propias del país canalero, abierto al mundo, con un hub logístico aéreo y el tránsito por el Canal, significaron una mayor exposición al virus que en otros países de la región, lo que implicó un crecimiento acelerado de contagios, por ende, la toma de medidas mucho más severas.
Por ejemplo, el gobierno panameño estableció el cierre de negocios, la prohibición del libre tránsito, la gente tenía la posibilidad de salir solamente dos horas por día, tres veces a la semana.
“A pesar de que tiene una economía fortalecida (que venía disminuyendo desde hace unos cinco años) las medidas de cuarentena fueron tan estrictas que paralizó la economía local. En setiembre y octubre se han realizado las mayores aperturas que permiten poner más dinero en la calle, y más posibilidades de mover el comercio interno, pero el daño está hecho”, detalló la experta.
El impacto de la cuarentena añadió Zumbado, dejó más de 300.000 contratos suspendidos, y con la apertura solamente se han reactivado unos 50.000; además de que muchas empresas han despedido a sus trabajadores y la informalidad, que ya era alta (cerca del 45%), se ubica en el 50%.
“La situación hoy es compleja, se prevé un incremento del desempleo que ronda el 15% y 20%, mientras que las pequeñas y medianas empresas, muy golpeadas por la crisis, tienen hasta el 31 de diciembre para abrir planillas a medio tiempo o mantener los contratos suspendidos; luego de esa fecha deberán volver a la normalidad y asumir todos los gastos administrativos”, agregó.
Honduras en recesión
En un país donde la pobreza toca al 60% de la población y la pobreza extrema a cerca del 40%, con una situación económica y social muy compleja, como es Honduras, la pandemia llegó a recrudecer las condiciones.
Eugenio Sosa, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) asegura que con una alta tasa de contagio de COVID-19, las medidas de contención y la afectación propia de la crisis mundial por el virus han planteado una verdadera recesión para el país centroamericano.
Se espera que el desempleo llegue al 13%, cuando históricamente Honduras ha tenido entre un 5% y 6% en este indicador, que en apariencia es bajo, pero muy marcado por el altísimo nivel de informalidad laboral. Además, las proyecciones estiman una pobreza del 75% de la población y cerca del 50% en extrema pobreza.
“Los rostros de la mendicidad son palpables en ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula, donde la exclusión urbana es muy fuerte, varias empresas han cerrado y unas 300.000 personas han perdido sus empleos. Cuando se abran las fronteras es probable que haya nuevas olas migratorias más grandes y aunque las remesas no han caído tan estrepitosamente como se creía (3%), los expertos consideran que se debe a que la gente que está en Estados Unidos envía sus ahorros por temor a la deportación”, argumentó Sosa.
Guatemala con rasgos alarmantes
La pobreza e inequidad han sido una constante en Guatemala, un país que ha sido golpeado históricamente por guerras, delincuencia, eventos naturales y corrupción, hoy presenta rasgos muy alarmantes, producto de la pandemia y las intenciones (poco asertivas) de contener el paso del virus.
Karin Slowin de Guatemala, extitular de la Secretaría General de Planificación de la Presidencia (Segeplan), comentó a UNIVERSIDAD que en materia económica el país tiene un fuerte resentimiento, sobre todo de las personas con más bajos ingresos, como los agricultores familiares en el campo y aquellos que tenían empleo formal y lo perdieron, que se estima son más de 200.000.
“Estos datos podrían significar un incremento de la pobreza y de la informalidad, que ya se encontraba por encima del 70% y no se mira claro qué mecanismos de reactivación y compensación social se van a desarrollar. De hecho, el plan propuesto por el gobierno está dirigido a la gran empresa y a los sectores vinculados con el sector construcción, apunta a inversión pública de infraestructura en diversos territorios, pero que en realidad no beneficia a los más desamparados”, analizó el especialista.
Desde su perspectiva el panorama no es promisorio, pues hay un descenso en la carga fiscal, que estaría alrededor del 19% del PIB, para una población de 17 millones de personas, lo que implica una menor capacidad del Estado para hacer frente a un año en el que necesitará ampliar o universalizar subsidios a la población que lo requiere.
Los indicadores muestran afectaciones distintas en cada país, pero el matiz es similar en todos, donde los empleos formales han sufrido un grave golpe, los gobiernos han permitido la flexibilización de condiciones laborales, las poblaciones vulnerables sufren hambre y los actores políticos se enfrentan a fuertes críticas.
Como muestra está la convulsión social que se ha gestado en las últimas semanas en Costa Rica, producto de intentos del gobierno de establecer un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que incluye la creación de nuevos impuestos para la clase media y la venta de instituciones estatales, pero que no toca las exenciones y beneficios de los sectores privilegiados.
Lo cierto es que a la región le queda un camino de desafíos que deberá enfrentar, bajo el consenso de los diferentes actores; preferiblemente con el objetivo de favorecer a los históricamente olvidados y de devolver las oportunidades a sus ciudadanos.
Tasas de crecimiento del PIB
Centroamérica y República Dominicana muestran una evidente rebaja en sus indicadores económicos para el 2020, de hecho, en la región todas las proyecciones son negativas.
PAÍS | 2018 | 2019 | 2020 |
Costa Rica | 2,7 | 2,1 | -5,5 |
El Salvador | 2,4 | 2,4 | -8,6 |
Guatemala | 3,2 | 3,8 | -4,1 |
Honduras | 3,7 | 2,7 | -6,1 |
Nicaragua | -4,0 | -3,9 | -8,3 |
Panamá | 3,7 | 3,0 | -6,5 |
República Dominicana | 7,0 | 5,1 | -5,3 |
Promedio regional | 3,9 | 3,2 | -5,7 |
Fuente: Cepal.
Números en jaque
Las proyecciones de la Cepal plantean grandes desafíos para los países de la región Centroamérica y República Dominicana, por lo que será indispensable tomar medidas de consenso que ayuden a paliar la situación para los más vulnerables.
- Crecerá entre 2% y 6% el déficit fiscal
- Remesas bajaron 2,2% entre enero-junio
- $175 mil millones: saldo de la deuda total
- Reducción del 13,8% de importaciones: I trimestre 2020
- Exportaciones de servicios bajaron 14%
- Reducción interanual en IED de 20,4%
Fuente: Cepal.
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Los países de la región han tomado una serie de acciones fiscales, dirigidas a hacer frente a la pandemia por COVID-19, aunque en diferente medida e intensidad. Estas medidas equivalen hasta la fecha a un 5% del PIB, con diferencias en cada nación y entre ellas destacan:
- Moratoria temporal, sin intereses, sobre el pago de impuestos al valor agregado, sobre la renta, a las ganancias comerciales (sobre todo para el turismo).
- Eliminación temporal de aranceles a importación de medicamentos y alimentos esenciales.
- Reducciones al gasto público, que incluyen recortes a remuneraciones de servidores públicos, postergación de inversiones, gastos de operación no indispensable.
- Subsidios y transferencias directas a hogares.
- Aplazamiento de pagos en servicios públicos.
- Devolución acelerada de impuestos a empresas.
- Créditos a pymes y trabajadores informales.
- Ampliación y adelanto de transferencias monetarias directas.
Fuente: Cepal.
<strong>Remesas</strong>
Pese a que se esperaba una reducción superior en las remesas de los países centroamericanos, los números evidencian una afectación de este indicador, que es esencial en varias de las naciones del istmo.
PAÍS | Acumulado remesas (enero a julio) en millones de dólares | Variación porcentual entre enero y julio | |
Costa Rica | 119 | 104 | -12,6 |
El Salvador | 2.742 | 2.523 | -8,0 |
Guatemala | 4.927 | 4.880 | -0,9 |
Honduras | 2.508 | 2.465 | -1,7 |
Panamá | 117 | 113 | -4,1 |
República Dominicana | 3.457 | 3.475 | 0,5 |
Centroamérica y República Dominicana | 13.871 | 13.559 | -2,2 |
Centroamérica | 10.413 | 10.085 | -3,2 |
Fuente: Cepal.