Jugar la carta de buscar una diputación en el 2026 para cubrirse con su inmunidad legislativa sería una apuesta elevada para el presidente Rodrigo Chaves, que podría provocar desde un debilitamiento de su discurso, hasta un período de seis meses de absoluta vulnerabilidad, en medio de la campaña electoral.
Durante la entrevista en Columbia en el programa Tres Razones, con Evelyn Fachler el pasado 26 de setiembre, el presidente Rodrigo Chaves se refirió a “los rumores” de que podría estar interesado en renunciar a su cargo seis meses antes, para poder aspirar a una diputación en el 2026.
Ante una pregunta sobre si continuará después del 2026 en la lucha política, indicó que existía un rumor que se esparcía, que no se le había ocurrido, pero que calificó como “una idea que no es descabellada” y que no confirmaba, pero no descartaba. “Agradezco a Claudio Alpízar la idea, la voy a meditar, puede ser que sí, puede ser que no”, dijo.
Sin embargo, no se refirió al núcleo del “rumor”, en el sentido de que Chaves buscaría esa diputación para obtener el escudo de la inmunidad legislativa y eludir, durante cuatro años, acusaciones del Ministerio Público. Debe recordarse que Chaves acumula cerca de medio centenar de investigaciones en la Fiscalía, una cantidad inédita para un mandatario en la historia costarricense.
En esa dirección se manifestó Miguel Guillén, secretario general del Partido Liberación Nacional (PLN) desde el pasado mes de agosto, cuando empezó a denunciar esta posibilidad, inquietud que fue recogida por el politólogo Claudio Alpízar el pasado 19 de setiembre. “Lo que buscaría en la Asamblea Legislativa serían otros cuatro años de inmunidad para esos casos y otros que, seguramente, mucho más graves van a aparecer muy pronto”, indicó Alpízar.
En ese sentido, Guillén solicitó formalmente a Óscar Izquierdo, jefe de la fracción del PLN, que se estudie si se requiere una reforma constitucional para cerrar lo que sería un vacío legal para permitir que la inmunidad legislativa se transforme en impunidad.
Pero sería una jugada arriesgada. Aunque el presidente Chaves cuenta con un importante capital de popularidad, no ha logrado consolidar un partido político para canalizarla. De hecho, en las pasadas elecciones municipales, aunque un 26% de las personas encuestadas indicaban que simpatizaban con “el partido del presidente”, los problemas de organización en dos organizaciones que se diputaban esa bandera los llevó a no poder inscribir candidaturas para alcaldías, y en las regidurías, ni siquiera lograron sumar un 5% de la votación.
Adicionalmente, debe considerarse que el mandatario se quedaría más de seis meses sin ninguna inmunidad: debería renunciar a la Presidencia seis meses antes de la elección, lo que lo dejaría sin la inmunidad presidencial durante la etapa política más exaltada, la campaña electoral. Y aún si fuera electo, requeriría otros tres meses antes de asumir la credencial legislativa.
Una ventana de alrededor de nueve meses sin ninguna inmunidad, para que se concreten acusaciones e incluso mucho más. El abogado constitucionalista Marvin Carvajal explicó que en este período se podrían imponer medidas cautelares que establecieran la imposibilidad de ejercer un cargo público, que se podrían establecer mediante resolución de la Contraloría General de la República, o de un Juzgado Penal, a solicitud del Ministerio Público.
Adicionalmente, implicaría un retroceso en la imagen del “hombre fuerte” que tanto gusta a los partidarios de Chaves, al tener que bajar del escalón del Poder Ejecutivo al del Poder Legislativo que tanto cuestiona.
E incluso en ese caso, todavía podría enfrentar peticiones de renunciar a la inmunidad y no utilizarla como escudo ante eventuales acusaciones. Así que jugar la carta de la curul legislativa se presenta como una jugada arriesgada, que incluso podría producir mayores pérdidas que las eventuales ventajas que podría suponer.
