País

Carlos Alvarado enfrenta escollos en su experimento de “gobierno de unidad”

Complejo plan multipartidista para definir equipo y agenda de gobierno. El último antecedente de una coalición es el de Carazo, hace 40 años.

El presidente electo de Costa Rica, Carlos Alvarado, llegó al punto equidistante entre su triunfo electoral (1º de abril) y la toma de posesión (8 de mayo) con dificultades para concretar el concepto de “gobierno nacional” que ofreció en la campaña.

El corto tiempo para negociar con partidos en crisis, los compromisos previos y la búsqueda de un equilibrio entre apertura y determinación ponen cuesta arriba la idea que había planteado Alvarado: formar el equipo de gobierno con figuras de otros partidos de manera vinculada a la representación en la Asamblea Legislativa a partir del 1º de mayo. Así pretendía avanzar en acuerdos y evitar el estancamiento gubernamental de los últimos años.

La intención inicial del mandatario electo era dar cabida en el Gobierno a otros partidos, a cambio de un compromiso con una agenda que al cierre de esta edición aún es objeto de conversaciones. Sin embargo, tres bancadas legislativas rechazaron la posibilidad de amarrar sus negociaciones a la opción de colocar a un copartidario en el gobierno con bandera del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Las representaciones del Partido Liberación Nacional (PLN), Restauración Nacional (PRN) y el Republicano Social Cristiano (PRSC) prefirieron mantener conversaciones y esperar agendas más definidas, pero sin participar de la conformación de gobierno de Carlos Alvarado.

Entre esas fracciones legislativas suman 33 diputados del total de 57 legisladores que conforman el plenario, lo cual tumba la posibilidad de comprometer su trabajo mediante el otorgamiento de uno o varios puestos en el Gobierno a partir del 8 de mayo.

Al cierre de esta edición (17 de abril), Alvarado no había confirmado los nombres de sus ministros. Las negociaciones implican complejidades adicionales a las que quizás asumió el antecesor Luis Guillermo Solís, quien el 14 de abril del 2014 presentó a la mayoría de su gabinete.

El nuevo mandatario ha apostado por el concepto de “unidad nacional”, que en sentido estricto ya no será posible, por la ausencia de PLN, PRN y PRSC, aunque se coloquen personas de distintas banderas en alguno de los casi 700 puestos de confianza que corresponden a un presidente entrante, según un conteo hecho por el diario La Nación hace cuatro años.

Esto incluye ministros, viceministros, presidentes ejecutivos, directivos de instituciones, directores de áreas, gerentes, diplomáticos y personal de apoyo.

Se complica así la idea ambiciosa de Carlos Alvarado de lograr por la vía “de facto” un gobierno aparejado al reparto de la Asamblea Legislativa.

El último experimento de un gobierno de coalición data de 1978, cuando “Unidad” congregó a cuatro fuerzas opuestas al PLN y ganó los comicios con Rodrigo Carazo como candidato presidencial.

“El concepto de ‘unidad nacional’ o ‘unión multipartidista’ no es algo a lo que esté acostumbrado este país; eso juega en contra, más aún en tiempos de debilidad de los partidos”, comentó el politólogo Gustavo Araya.

En esta ocasión, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Integración Nacional (PIN) y Frente Amplio sí han manifestado interés –al menos parcialmente– en acoger la propuesta inicial del PAC, por lo cual la presentación del equipo de gobierno de Alvarado podría incluir a figuras de esos partidos no reconocidas por las bancadas legislativas.

Destaca el caso del PUSC, dada la notoria alianza electoral del excandidato Rodolfo Piza con el entonces candidato oficialista Alvarado, aunque sin un consenso de la dirigencia socialcristiana. Con una lista de proyectos y de aparente compromisos de cargos en el gabinete, el acuerdo Piza-Alvarado se convierte en otro factor que condiciona la asignación de puestos y la definición de planes en conjunto con otros partidos.

Carlos Alvarado también había prometido formar un gobierno paritario entre hombres y mujeres, lo cual agrega dificultad al juego de “cubo de rubik” en que se ha convertido la designación del equipo para comenzar el mandato el 8 de mayo.

A la procedencia partidaria, al sexo y a la idoneidad se suma en algunos casos el escaso aliciente para ejercer un cargo público, pues el salario en ciertos puestos de confianza del Gobierno central no es competitivo con el que se ofrece en el mercado.

Otras fuerzas importantes no partidarias, como empresarios y sindicatos, tampoco han dado señales de apoyo claro y, más bien, un grupo de estos últimos anuncia una huelga en la antesala del traspaso de poderes contra los proyectos fiscales que se discuten en la Asamblea Legislativa.

Víctor Morales Mora, diputado electo por el PAC y uno de los negociadores oficialistas con otros partidos, reconoció las complejidades de formar gobierno y querer hacerlo de manera conectada con la realidad política, pero insistió en que Alvarado lo toma como si fuera una orden dada por el pueblo desde las urnas. Después de obtener un 15% del padrón en 1ª ronda, el actual mandatario electo apostó por un mensaje multipartidista para enfrentar la 2ª ronda.
Otros no creen que ese mensaje deba reflejarse en el nuevo gobierno. “La gente dio el poder al PAC y ellos tienen que gobernar”, contestó el jefe de la nueva bancada del PRN, Carlos Avendaño, tras rechazar el ofrecimiento de cargos en el gabinete y prometer mantener el diálogo para construir una agenda de gobierno.

Las bancadas tampoco la tienen fácil: sus respectivos partidos quedaron con divisiones internas tras la campaña y nadie garantiza que el vocero de cada grupo legislativo hable en nombre de todo el partido, ni siquiera Avendaño, presidente del PRN.

Esta condición dificulta al equipo de Alvarado la negociación certera con distintas fuerzas, pero tampoco le impide escoger figuras de distintos partidos por cuenta propia, como forma de mostrar el “gobierno multipartidista” que ofreció desde la tarima donde celebró el triunfo el 1º de abril.

En los rumores usuales previos al inicio de un nuevo gobierno se han mencionado nombres de militantes de partidos distintos del PAC. Víctor Morales confirma que habrá “personalidades” de otras agrupaciones en el equipo de Alvarado más allá del reconocimiento que le den las bancadas legislativas o autoridades de los partidos, tal como ocurrió con la publicación de apoyos durante la campaña electoral.

“Costa Rica verá la foto de un gobierno multipartidista”, aseguró Morales, exjefe de la campaña de Alvarado y hombre de confianza suyo, antes de descartar un puesto junto a la Presidencia.

Morales se quedará como jefe de la bancada del PAC en el Congreso, la tercera en tamaño, con solo diez curules. Nunca antes en la Segunda República un gobierno había tenido tan poco poder legislativo, recordó el historiador Vladimir de la Cruz. Esto obliga a Carlos Alvarado a buscar apoyo en otras fuerzas.

Buena parte de las expectativas recaen sobre el nombramiento del Ministro de la Presidencia, clave para la negociación política. Tampoco hay certeza sobre quién podría ejercer ese puesto y si sería alguien de confianza del presidente electo o si, más bien, sería uno de los cargos sujetos a negociación con otro partido.

“Muchas de estas definiciones dependen de quienes confirmen el equipo de asesor del presidente electo, que puede ser uno solo o por sectores. Son experiencias relativamente nuevas en Costa Rica por la nueva realidad política, aunque en 2014 vimos ya unos pasos en el gabinete de Solís, al incluir personas del PUSC”, comentó Ilka Treminio, politóloga y directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Costa Rica.

“Es claramente una escena compleja, pero para hacer el análisis necesitamos información que aún no tenemos a la vista. Así podríamos compararlo con experiencias de otros países”, agregó Treminio. Esa información no es está a la mano al cierre de esta edición y quizás eso signifique algo también.

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