País

Carlos Alvarado afronta delicada transición del manejo de la pandemia hacia próximo gobierno

A un mes de las elecciones y cuatro meses de entregar el poder, el mandatario perfila las acciones en vacunación, atención sanitaria y posible retorno de medidas restrictivas ante la escalada de COVID--19, que multiplicó por cinco la cantidad de casos activos en solo 10 días, aún sin repercusión en hospitales.

Sin que sea posible prever el nombre de su sucesor ni las posiciones sobre política sanitaria, el presidente Carlos Alvarado empieza a preparar el terreno de la transición del manejo de la pandemia a un próximo gobierno, pero con la presión de la escalada de contagios que se ha evidenciado en esta semana en el país, todo de nuevo en alerta amarilla.

El dato de casi 3.000 nuevos enfermos de COVID-19 en este jueves pone de relieve la prioridad crítica de la conducción de la emergencia a solo un mes de las elecciones nacionales y a cuatro meses de que entregue el mando presidencial, con una muy baja probabilidad de que para entonces haya quedado atrás la pandemia, independientemente de la duración de la nueva ola provocada por la variante Omicrom.

Contratos a los que solo les falta la firma para adquirir nuevas vacunas, el avance de la tercera dosis para la población ya habilitada (83% de alcance hasta ahora) y el impulso de inmunización de niños mayores de 5 años solo solo tres de los objetivos que se plantea el mandatario, según sus declaraciones dadas a periodistas este jueves por la mañana.

A ello se una la posibilidad de medidas sanitarias nuevas para atender el crecimiento de los contagios y, por tanto, el posible aumento de hospitalizaciones por casos graves para intentar evitar que los fallecimientos se disparen más allá de los 7.370 registrados hasta ahora desde marzo del 2020, cuando llegó el coronavirus al país y motivó el estado de emergencia que pronto cumplirá dos años.

«La pandemia no ha terminado y si bien (la variante Omicrom) es potencialmente menos letal, por el número de casos hay un alto riesgo de impacto en la hospitalización», dijo Carlos Alvarado, a quien las últimas encuestas acreditan los más bajos niveles de popularidad después de que a mitad de 2020 alcanzó un alto reconocimiento por el manejo de la emergencia sanitaria.

Pasado el mes de diciembre de relativa normalidad social y económica, y de levantamiento de restricciones, la posibilidad de  nuevas medidas es real con el empuje de la COVID-19, que el 28 de diciembre registraba menos de 2.500 casos activos en el país y ahora son 12.348, contando solo los pacientes diagnosticados.

La empresa Pfizer no confirmaba aún la fecha de los envíos, pero pasadas las 6 p.m. Alvarado publicó en su cuenta de Twitter el mensaje que quería haber dado antes: «El 11 de enero será un gran día: iniciará vacunación contra COVID-19 de niños y niñas de 5-11 años. Esta madrugada llegarán primeras 48 000 dosis pediátricas, confirmó Pfizer/BioNTech. Se iniciará con niñas y niños de 11 años»

Mientras tanto, la opción de nuevas medidas podría materializarse la próxima semana y tiene en el panorama una realidad de peso: el anunciado regreso de las clases presenciales en escuelas y colegios a mitad de febrero, a pesar de la baja vacunación en adolescentes y la nula inoculación en los menores de 12 años, pues no han llegado al país las vacunas para ellos.

El presidente de la Comisión Nacional de Emergencias, Alexánder Solís, dijo que está previsto que ese cargamento llegue a territorio nacional a más tardar en mitad de enero y el presidente dijo que quisiera que para el final de su gobierno está vacunada una porción «importante» de esa población..

Las eventuales restricciones son objeto de sesiones de grupos técnicos reunidos durante todos los días de esta semana,. En la baraja están restricciones que ya se han aplicado en los últimos dos años, aunque el margen político y económico ha cambiado de manera radical y es poco probable que haya medidas fuertes que afecten los negocios de manera relevante, Las fuerzas políticas, además, están influenciadas por la campaña electoral y  se ha reducido casi a cero el margen de apoyen nuevas decisiones impopulares desde el Ejecutivo.

Algo de eso se muestra con las declaraciones oficiales en favor de medidas sanitarias no obligatorias, esas que se ejecutan de acuerdo con el convencimiento y la voluntad o capacidad de las personas de lavarse las manos, usar mascarilla, tener distanciamiento físico o procurar condiciones de ventilación que eviten la rápida transmisión del virus.

Nadie tiene previsto que se exijan pruebas PCR negativas a los turistas o que se exija el esquema de vacunación completo. Tampoco es viable políticamente el cierre de centros de restaurantes o centros de ocio. «No es algo que el sector esté dispuesto a volver a aceptar», dijo un dirigente de los empresarios comerciantes bajo anonimato «porque es momento de mucha cautela».

Una parte considerable de la industria turística ha vuelto a respirar después de los meses de noviembre y diciembre y otros sectores de la economía también han mejorado, lo cual se refleja en una nueva disminución del desempleo hasta 14%, un cambio leve pero en la dirección favorable. «Frenar la economía ahora solo provocaría una gran desobediencia», dijo ese mismo dirigente empresarial.

Eso lo saben en Zapote y lo incluyen en la mezcla de factores junto a las consideraciones técnicas sobre la transmisión del virus, la vacunación y la capacidad de los servicios médicos para afrontar una ola con el recuerdo aún fresco de los meses de saturación, aunque en esta ocasión hay características distintas a las anteriores. ¿Cuáles? No se sabe del todo y eso es parte del problema, reconocen los especialistas médicos sin quitar el ojo de lo que ha ocurrido en otros países a donde llegó antes la variante Omicrom.

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