País Nivel del Atlántico en Costa Rica es el más alto de Centroamérica

Calentamiento global dispara erosión en playas de Limón

El Caribe se calienta y cambia rápido. En 1995, un estudio del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza

El Caribe se calienta y cambia rápido. En 1995, un estudio del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) daba cuenta de 50 areas de camping desarrolladas en la zona de Puerto Vargas, que para enero del 2015 habían desaparecido por completo.

La erosión de las costas en Limón empieza a devorar playas, inundar parques, anegar carreteras y a tragarse completamente la vegetación costera de la zona.

Análisis realizados en el Caribe por Instituciones como Comisión Económica para América Latina (Cepal), el Instituto de Hidráulica de la Universidad de Cantabria y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) han registrado el aumento en el nivel de mar a partir de datos de satélites disponibles desde 1993.

Sus pronósticos no son favorables: los científicos formularon escenarios de incremento hacia el año 2040 donde el nivel del mar aumenta hasta 81 milímetros, lo que significaría posibles retrocesos de entre entre 4 y 8 metros en la costa Caribe, con variaciones dependiendo de la geomorfología de esta.

Datos globales proporcionados por el Catie señalan que las altas temperaturas están provocando un aumento en el nivel medio de los océanos de 3,2 milímetros por año (mm/año) a nivel mundial.

Esto se debe principalmente al fenómeno de la “expansión térmica”, según el cual el calor de la atmósfera es absorbido por los océanos, lo que provoca que la masa de agua que contiene se expanda y se eleve el nivel del agua sobre las costas.

Los científicos que estudian las costas no pueden hacer una relación directa entre los grados del calentamiento del agua y la cantidad de metros que se erosiona la costa, pues la pérdida de playa no es debida a un solo factor y no se presentan los mismos en cada playa.

Estos otros factores que se suman a las causas de la variación del nivel del mar a largo plazo son las variaciones de temperatura, salinidad, los cambios en la circulación del océano y las modificaciones en las masas de agua, ya sea por aumento de la lluvia sobre el océano o por las aguas procedentes de los ríos; el derretimiento de los glaciares también puede añadir agua.

Lenin Corrales, biólogo e investigador del Catie, explicó que una de las diferencias entre el océano Atlántico y el Pacífico es que, por la disposición de los continentes, el segundo es un sistema muy abierto en donde las masas de agua se llegan a mover grandes distancias.

Un ejemplo es que muchas de las marejadas que llegan a Quepos pueden haber sido originadas en Nueva Zelanda. Es por esto que, al haber tanto movimiento, aunque los niveles en el Pacífico aumenten repentinamente, este normalmente vuelve a ceder la costa.

Por otro lado, en el océano Atlántico la zona del Caribe es una cuenca semicerrada por lo que, al ser un sistema más estable, los cambios dados pueden ser permanentes.

Otra característica es que la sección del Caribe que colinda con la costa de Limón es muy profunda y, no muy lejos de la costa, ya llega a alcanzar incluso los 200 metros de calado, por lo que retiene más calor que donde no hay tanta hondura.

Es por esto que mientras, en Costa Rica, la tendencia en los últimos 22 años es que el Pacífico aumente hasta 0,7 mm/año, el mar Caribe puede llegar a aumentar su nivel medio hasta 5,5 mm/año.

En los últimos años, el oleaje y la erosión se han sumado a los factores que incrementan la velocidad de pérdida de las costas, provocando incluso daños económicos en la zona.

Otro aspecto en el que influye el retroceso de la costa es el hecho de que muchos grupos de la comunidad se han encargado de quitar las hojas, ramas y berma de la playa que funcionan como mecanismos naturales de protección contra el mar.

“Entre las medidas de adaptación que nosotros hemos propuesto está que los senderos tienen que meterlos en el bosque, porque al estar el sendero sin vegetación, el mar empieza a comérselo y empieza a meterse”, explicó el biólogo del Catie.

Es por esto que en el año 2000, en la Primera Comunicación Nacional del Cambio Climático, se establecía como una de las recomendaciones para la nueva infraestructura aledaña al Caribe que cualquier construcción debía estar a más de 600 metros de la costa.

Sin embargo, esta recomendación aún no se ha cumplido, por lo que pueblos costeros como los de Limón, están sufriendo las consecuencias y así lo manifiestan los pobladores de la zona.

En el estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los habitantes del Caribe expresan que actualmente el clima de Limón no solo es más seco, sino que también es más caliente que el de hace 20 años, por lo que han comenzado a utilizar abanicos a la hora de dormir.

Además, mencionan que al Parque Nacional Cahuita, antes rodeado de humedales, hoy lo circundan casas debido a la necesidad de buscar agua, ya que el lugar carece de la abundante fuente de hidratación que tenía hace 20 años.

¿Y LA FLORA DE LIMÓN?

Los efectos en la costa también se ven en la vegetación, ya que al entrar el agua de mar en la zona de los humedales, estos se empiezan a salinizar y se queman las raíces de los árboles, provocando la pérdida de la flora del lugar.

De hecho, se estima que para el 2050 la vegetación de Cahuita se verá reducida a un remanente en la zona de Gandoca, Manzanillo.

El PNUD publicó algunas recomendaciones necesarias para atenuar los daños futuros en la costa.

Dentro de estas opciones se incluyen el desarrollar un sistema de vigilancia y alerta temprana ante eventos extremos, establecer una hoja de ruta para el traslado de las instalaciones administrativas del parque a un lugar seguro y desarrollar un sistema de monitoreo de los perfiles de playa para modelar los impactos futuros de aumento en nivel del mar y marejada.

También se considera necesario que el Gobierno participe activamente en el proceso de formular el Plan Regulador Cantonal para garantizar la incorporación de medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

La erosión en Moín

La actividad portuaria y el nuevo proyecto de dragado para la construcción de las terminales de APM también alteran las diferentes dinámicas del mar y aceleran los procesos de erosión que el fenómeno de expansión térmica provoca en Moín.

Lenin Corrales, especialista del Catie, explicó que estos procesos afectan la circulación de agua a nivel local y la dinámica litoral.

“Es como cuando usted construye un puente y sabe que va a quitar vegetación y que va a afectar el microclima. Hay que tener mucho cuidado de ver los efectos en Limón que podrían estar influenciados por la actividad humana”, explicó Corrales.

El proceso de dragado implica la extracción de más arena y, por lo tanto, la pérdida de sedimentos de la playa, aumentando los niveles de erosión y acelerando la pérdida de la costa.

El proyecto de la nueva terminal propuesto por la operadora holandesa implica la construcción de una isla artificial de 80 hectáreas para carga y descarga de contenedores con un presupuesto de $1.000 millones.

El geólogo experto en sedimentología, Allan Astorga, afirma que los efectos locales de erosión y sedimentación que se observan en Moín están relacionados con la construcción de la isla artificial de APM. Explicó que el estudio ambiental de APM contempla un efecto de 60 mil metros cuadrados de erosión de playa en el sector.

“Ese dato es “mínimo” en la medida de que la condición natural de la costa incrementa ese factor de erosión”, mencionó.

Una opinión diferente aporta el investigador del Laboratorio de Oceanografía y Manejo Costero (Laocos) de la Universidad Nacional, José Mauro Vargas Hernández, quien considera que el desgaste que hay en Moín no es por el proyecto y asegura que incluso antes de iniciar el dragado se había empezado a perder la vegetación.

“Lo que yo vi fue mucha erosión por tormentas que es un efecto local y escalas muy rápidas. Esto es independiente del proyecto y de los efectos a largo plazo, como el calentamiento global”, explicó.

Además, Vargas mencionó que otra diferencia local de la bahía Moín fue el terremoto que sufrió Limón en 1991, el cual levantó la costa, provocando ganancia de tierra. Por esta razón y por los procesos de mantenimiento del muelle, se generan efectos diferenciados en el nivel del mar de Moín con respecto al resto de la costa Caribe.

El investigador dice que en esta zona es muy difícil hablar de efectos por Calentamiento Global hasta que la tierra se “deje de mover”.

El encargado de prensa de APM Terminals, Freddy Serrano, explicó acerca de esta construcción que la magnitud de la obra inevitablemente generaría impacto en el medio físico de la bahía Moín, pero que esto estaba contemplado dentro de sus estudios ambientales.

“Se plantearon medidas de prevención, mitigación y compensación, las cuales fueron debidamente aprobadas por la autoridad competente. Nunca en el país se ha monitoreado la costa con tanto detalle para un proyecto”, agregó Serrano.

El proyecto implicaría un constante monitoreo con perfiles batimétricos (que miden la topografía submarina), fotografías mediante dron, una base de datos Global Ocean Wave y una base de datos de oleaje, entre otras cosas.

Además, incluye un plan de manejo adaptativo de la costa contra los efectos de la erosión, el cual plantea soluciones en caso de que la erosión alcance un cierto “umbral preestablecido”.

Las medidas de amortiguamiento vendrían contempladas en el plan de manejo adaptativo y su cumplimiento se vería vigilado por el Centro Científico Tropical (CCT).

Las medidas acordadas contemplan: la posible rotación de la terminal, el reposicionamiento y redistribución de la arena y, en los casos más graves, la construcción de estructuras.

DGM desestima denuncia por minería contra APM

La denuncia presentada por Allan Astorga y el abogado Álvaro Sagot, en la que señalaban a la empresa APM Terminals por minería ilegal ante la Dirección de Geología y Minas (DGM), fue declarada sin lugar tomando como criterio el análisis realizado por el geólogo, y coordinador minero en la Región Huetar Atlántico, Esteban Bonilla.

En anteriores declaraciones, Astorga explicó a UNIVERSIDAD que consideraba que la actividad de extracción en estos puntos constituye “minería”, pues el material extraído no es un “desecho” del dragado que tiene que hacer la empresa para obtener la profundidad adecuada para que puedan pasar los barcos, sino que es explotado de sitios que están apartados de la zona de construcción.

El informe de la DGM explica que para que se tramite una concesión minera debe haber aprovechamiento de recursos, algo que el geólogo encargado no considera en el caso de APM pues afirma que para que haya minería debe producirse “… la utilización de recursos de depósito o concentración natural de sustancias minerales con valor económico”.

Bonilla determinó que los materiales a los que se referían los denunciantes no se consideraban yacimientos mineros que se pudieran aprovechar, porque no se encontraban delimitados en un área y es material que es o será utilizado sin realizar una selección (por lo tanto, consideran que no tiene valor comercial en el mercado).

“Tiene que tener un valor económico, en caso de las arenas del mar… eso es un lodo, no sabemos cuánto es lodo, cuánto es arena, es una mezcla y no se separa, sino que se mueve de lugar y se deposita en otro”, aclaró Ileana Boschini, directora general de la DGM.

Además, Boschini reiteró que la DGM explicó que la evaluación de las pruebas se vieron limitadas porque la coordinación no tiene las competencias para acceder al lugar donde se realiza el proyecto, ya que se requiere que el proyecto tenga una concesión minera tramitada en su departamento.

“Todo es a distancia, pero el geólogo revisó todos los informes previos: el Consejo Nacional de Concesiones, Setena, los informes de los denunciantes… él consideró todo eso”, mencionó.

Sobre este punto, el gerente de Comunicaciones de APM Terminals, Freddy Serrano, mencionó que la empresa es respetuosa de los dictámenes de la Dirección de Geología y Minas, ya que es de conocimiento público que la viabilidad ambiental de la Terminal de Contenedores de Moín los autoriza a realizar todas las obras requeridas para construir la Terminal como obra pública.

Sin embargo, ante esta respuesta de la DGM, Astorga presentó un nuevo recurso de apelación en el que indica que, aunque la Dirección no puede otorgar permisos de concesiones mineras en playas o en el fondo marino del país, esto no implica que no puedan emitir criterio técnico respecto a si se está haciendo extracción de recursos mineros del fondo marino del país.

“La DGM dice que se declara incompetente para atender el tema de una eventual actividad minera en las playas y en el fondo del mar de Costa Rica. Nosotros le estamos diciendo que sí tiene competencia, porque el Código de Minería le dice a la DGM que ellos tienen que hacer fiscalización e identificar dónde hay minería ilegal para proceder con la suspensión de la actividad”, señaló.

“Y el valor económico es muy lógico, si ellos no pudieran hacer esa extracción minera para rellenar esa piscina que formaría en su momento la isla artificial, tendrían que comprar la arena a fuentes de material en Limón que tengan la debida concesión y estén debidamente autorizados, y tendrían que pagar cada metro cúbico conforme al costo del mercado”, añade Astorga.

Astorga mantiene la posición de que el proyecto de APM no es viable ambientalmente, razón por la que presentó un documento de 54 páginas de apelación, ya que considera que Setena no hizo evaluación ambiental específica de esa explotación minera.

“Con lo que la DGM responde, ahora queda indefenso todo el territorio submarino costarricense porque dicen que ellos no pueden fiscalizar eso, cuando el mismo código minero le dice a la Dirección de Geología y Minas que es la autoridad correspondiente que tiene que funcionar en todo el territorio del país, no solo en territorio continental”, concluye el geólogo.

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