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Boom inmobiliario turístico deja a guanacastecos empleos de bajo salario y los altos quedan a extranjeros

La mayoría de la fuerza laboral se emplea en ocupaciones de baja remuneración, como limpiadores, asistentes domésticos, trabajadores de hotelería, peones de construcción, transporte y agricultura, mientras que puestos gerenciales están en manos de extranjeros.

La Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) mostró que la región Chorotega es de las más pobres, con un 27,6% de los hogares en esta situación y un 10,5% en pobreza extrema, una paradoja cuando se observa el acelerado crecimiento del turismo y el boom inmobiliario turístico que se desencadenó hace años en la provincia.

Mientras tanto, las oportunidades de empleo no son las mismas para todos los habitantes de los cantones guanacastecos, sobre todo cuando se compara a los locales, con los que vienen de otros lados del país, y mucho menos para los extranjeros.

Según el Observatorio de Turismo, Migraciones y Desarrollo Sostenible (Obtur) de la Universidad Nacional, el alquiler de las viviendas en Guanacaste se disparó hasta un 400% entre 2020 y 2023, y las construcciones están concentradas en desarrollos inmobiliarios de lujo.

El mayor desarrollo inmobiliario se observa en Nicoya, en los distritos de Samara y Nosara; en las playas de Tamarindo y Cabo Velas ubicadas en Santa Cruz; playas del Coco que se encuentran en Sardinal de Carrillo; y, en menor medida, Liberia, donde sobresale el distrito cabecero del mismo nombre y Playa Nacascolo.

Esta realidad ha generado procesos migratorios hacia estas comunidades, hay movimientos de gente de otros cantones guanacastecos, de otras provincias e incluso de diversos países, en busca de oportunidades de empleo.

De acuerdo con el Observatorio, un 30% de la fuerza laboral se emplea en ocupaciones de baja remuneración, que incluye limpiadores, asistentes domésticos, trabajadores de hotelería, peones de construcción, transporte y agricultura, entre otros; y hay solamente un 18% de personas que están a cargo de puestos de gerentes, científicos, intelectuales, y técnicos y profesionales de nivel medio, que se traducen en empleos de mejor calidad.

Arturo Silva del Obtur cuestionó que el boom de inversiones vinculadas al sector turístico que hay en Guanacaste llegó con una gran promesa de generación de empleo, pero en realidad ha sido totalmente insuficiente.

La hipótesis que maneja es que podría estar vinculado con que el generador de renta de la provincia no es precisamente en servicios turísticos, sino que es el mercado de la tierra, donde se concentra mucho capital.

“Hay un vacío entre las expectativas, lo que se desarrolla inmobiliariamente y lo que muestran los indicadores de empleo. Tampoco podemos invisibilizar que, a pesar de que hubo muchos despidos y suspensiones durante la pandemia, se siguió desarrollando proyectos, eso nos puede intuir que sea mano de obra migrante y precarizada, que no sale en los números”.

Empleo y salarios desiguales

Diana López es nosareña, pero se trasladó a Nicoya para estudiar hace unos diez años. En la actualidad tiene dos empleos, uno en su pueblo natal y otro en su ciudad de residencia.

“Lo que gano en Nosara no es ni siquiera comparable con lo que recibo en mi trabajo de Nicoya, son dos mundos totalmente diferentes, pero así de diferente es el costo de vida. En Nosara el costo de vida es muy alto, los precios son por lo menos un 50% más caros que en Nicoya, y ni qué decir del valor de los alquileres. Para alguien que trabaje en Nosara, alquilar ahí mismo es casi imposible”, relató López.

Reveló que muchos nicaragüenses y personas de otros países centroamericanos trabajan en Nosara, sobre todo en labores de jardinería, construcción, cocina y limpieza de casas, o montan sus propios puestos de venta de comida en la calle.

Por ejemplo, quienes trabajan en construcción o jardinería pueden ganarse ₡1.500 la hora y en cocina ganan aproximadamente ₡400.000 mensuales, pero en algunos lugares dan propina y 10%, por lo que en temporada alta las personas ganan mucho mejor, incluso más que en la capital.

Una tendencia que ha marcado la desigualdad en materia de empleo, por ejemplo, en el distrito nosareño, es que los patronos o contratistas prefieren personal que no sea local, con la creencia de que no están formados o preparados para atender la demanda turística, especialmente en manejo del inglés.

“Incluso, los hoteles hacen ferias de empleo en San José y los altos directivos en la mayoría de los negocios son nacionales (fuera de Guanacaste) o extranjeros. Cuando una persona sí está formada, busca un puesto, pero si dice que es de la comunidad hay resistencia a contratarlos para puestos altos, y los ponen de asistentes o en cargos medios. Las gerencias están reservadas (generalmente) para suizos, alemanes, estadounidenses o canadienses, porque usualmente los dueños de los negocios son de esas nacionalidades”, añadió López.

Alejandro Cordero es profesor en Nosara y confirmó que las oportunidades de empleo que son mejor pagadas son absorbidas esencialmente por las personas que llegan de San José, como profesores, técnicos o chefs, ya que la población local no tiene tantas oportunidades de formarse.

Señaló que incluso las condiciones de muchos, especialmente los trabajadores migrantes, es de discriminación y explotación; viven hacinados, hasta diez personas en espacios diminutos y son trasladados en camiones como si fueran ganado a las construcciones. Ese aglomeramiento y falta de oportunidades crea conflictos sociales, ambientales, de delincuencia y drogadicción.

“Los grandes hoteles cobran de $500 a $700 la noche en temporada alta y le pagan a la gente ₡1.200 la hora. El alquiler y la comida es cara, muchos deben vivir muy largo y viajar horas para llegar a su trabajo, a través de una carretera en muy mal estado”.

Aunque el salario sea levemente superior a otras zonas del país, los entrevistados coincidieron en que hay mucha violación de derechos laborales, no se brinda seguridad social, no dan el tiempo de descanso y de comida, y no en pocas ocasiones les retienen el aguinaldo; trabajan hasta siete días a la semana, durante 12 horas seguidas.


Crear oportunidades

Reneé Ratliff impulsó hace años el Nosara English Program, un espacio de formación accesible para niños, jóvenes y personas trabajadoras de la comunidad, con el objetivo de que aprendan inglés para acceder a mejores oportunidades de trabajo.

“Muchos de mis estudiantes quieren aprender inglés para irse a Estados Unidos o a la ciudad, quienes se quedan aspiran a conseguir trabajo limpiando las casas de los extranjeros, donde podrían ganar ₡2.500 la hora, mientras que en construcción ganan entre ₡600 y ₡1.500”, explicó Ratliff.

Los principales beneficiarios del programa son niños que viven en condiciones de mucha vulnerabilidad, que incluso no conocen ni siquiera la playa, pese a ser locales, y como parte de la iniciativa los han llevado a giras para conocer el mar.

El curso está conformado en módulos de cinco semanas, y normalmente se atiende a 45 niños, apoyados en el trabajo de unos 25 voluntarios.

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