Con una consigna de abaratar la deuda, el Gobierno se mantiene en relación con perseguir empréstitos fuera del país desde el año pasado, entre ellos, un préstamo por $1.750 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que tiene como objetivo inyectar dinero al presupuesto. En entrevista, el economista y diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC), Welmer Ramos, aboga por eliminar obstáculos al Gobierno para una deuda mezclada, en el mercado local y extranjero.
Asegura que existe un “problema de gobernanza macroeconómica” por las grandes ganancias que obtiene el sector financiero.
“¿Cuántas líneas de crédito ha dado el Banco Central? Les bajó el encaje legal, con eso les liberó ¢400.000 millones. Si no creció el crédito productivo, ¿qué hicieron los bancos? Financiar la deuda”, afirmó Ramos a UNIVERSIDAD.
Este semanario consultó con Ramos por los casos extremos de pagos de intereses al sistema financiero. Una investigación con informes auditados reporta que cooperativas y bancos recibieron hasta 12,5 % de interés en sus títulos del Ministerio de Hacienda durante el 2019 (hasta tres puntos porcentuales por arriba del promedio de interés reportado por la entidad).
¿Qué conclusiones saca de estos casos extremos?
_ Todos los esfuerzos que ha hecho el Banco Central por darle liquidez al mercado financiero se han transformado, por el sistema financiero, en crédito al Estado y en tasas de interés abusivamente altas.
Si el Banco Central bajó su encaje legal, liberando casi ¢400 mil millones de los bancos, adaptó una línea de crédito de ¢700 mil millones al 0,8 % (el 15 de enero se anunció que se aumentó esta emisión de moneda hasta los ¢842.887 millones) y les está dando otros estímulos. No obstante, lo que vemos es que no otorgan más créditos productivos, sino que lo llevan al Gobierno y van a prestarle al Estado en tasas altas. Esto significa que hay un problema de política macroeconómica que hay que corregir urgentemente.
No es un mercado competitivo porque esas disminuciones no se transforman en el acceso al crédito, ni de las personas ni del Gobierno.
Hay una falsa dicotomía que dice que si no se recorta el gasto se ponen nuevos impuestos. ¿Hay terceras vías de gestión al déficit?
Tiene razón en decir que es una falsa dicotomía. Si yo soy un contador y me preguntan cómo cierro el déficit del Gobierno: disminuyo los gastos y aumento los ingresos, y si no puedo, solo disminuyo los gastos.
Un economista es un científico social que tiene que darse cuenta que si recorta algunos gastos esos van a tener implicaciones en el desempeño futuro e inmediato de la economía.
Hay déficit que son buenos. Un economista sabe que por cada colón que gasta el Gobierno, en inversión social o en infraestructura, eso tiene un efecto multiplicador en la producción.
Cuando el Gobierno contrata empleos no solo son los salarios que pagó, sino que esos salarios van a pagar viviendas, bienes y servicios. Esos que producen bienes y servicios, compran una serie de cosas como el transporte.
Eso lo hace un economista, y se da cuenta, que si recorta en educación, puede disminuir el gasto pero, a futuro, va a tener ciudadanos con menos capacidades para producir bienes valiosos. Cuando los ciudadanos no tienen capacidades, la economía está condenada a producir bienes de bajísimo valor agregado, por tener un crecimiento económico pequeño y un país lleno de pobres.
Un contador o un político que esconde la economía para la toma de decisiones, saca finanzas y contabilidad. Entonces las decisiones son a rajatablas con costos sociales y costos económicos altísimos. Económicos porque tenemos menos producción, menos cobro de impuestos y menos rendimientos de la producción. Sociales porque tenemos más desempleo, más pobreza, y menos dinero para invertir en educación, salud, infraestructura y demás.
La mitad del presupuesto está destinado a pagos de deuda y sus intereses. ¿Qué puede hacer el Poder Ejecutivo y el Banco Central para aflojar esta situación apremiante?
_El mercado financiero de Costa Rica no es un mercado de competencia, es un mercado oligopólico. Está demostrado en las tasas de interés que se pagan en vivienda, por la deuda pública,entre otros.
Lo que hay que hacer es cambiar la forma en la cual el Gobierno se financia.Actualmente, la ley le impide al Gobierno que recurra a los mercados financieros más competidos en el mundo, es decir, a los mercados financieros más grandes, más eficientes.
¿Por qué exigirle al Gobierno que se financie únicamente en Costa Rica, si tenemos apertura de todo? Una persona puede ir a Estados Unidos, contratar un crédito y traerse la plata para acá sin pedir permiso a nadie, ni al Banco Central ni al Gobierno, a nadie. Una persona puede sacar su plata y ponerla en cualquier banco que le dé la gana en el mundo, sin darle explicaciones a nadie. Eso es apertura total en los mercados financieros.
Si hay esa apertura, ¿por qué el único que no puede hacerlo y necesita 38 votos en la Asamblea Legislativa es el Gobierno, el Estado? Sabemos que el mercado de aquí es pequeño, de corto plazo y poco desarrollado. No es competitivo.
Pero, ¿la normativa tiene una razón de ser en su origen?
_ Claro. El Estado recoge impuestos en colones y si se endeuda en dólares es peligroso, pues implica un riesgo cambiario. No es tan cierto.
Un país como el nuestro en el que casi que 50% son exportaciones y 50% importaciones del Producto Interno Bruto (PIB), eso quiere decir, la mayoría de transacciones e impuestos que se recaudan sí se relacionan con el tipo de cambio.
Los países pueden hacer una mezcla de deuda, de tal forma que se minimice el riesgo al cambiario. Además, en el mercado financiero existen los derivados financieros para amortiguar ese riesgo y eso sale mucho más barato.
¿Por qué permitimos esas cosas en Costa Rica? Quienes han tenido el diseño de los mercados de deuda y financieros son los mismos financistas. Por eso hablamos una y otra vez de las puertas giratorias (funcionarios reguladores que pasan a ser trabajadores de entidades financieras; y viceversa) que cuidan los intereses.