Antes de la liberalización del precio del arroz, realizada en la primera semana de agosto, el arroz entero con calidades entre 100% y 95% debía venderse para el consumo final a un precio máximo de ₡975,95 el kilo y a un mínimo de ₡946,67 kilo, según el Decreto Ejecutivo 43402, del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), el cual fijaba los precios y márgenes de comercialización del grano (ver el cuadro).
Sin embargo, a finales de agosto, el precio del arroz para el consumo final solo bajó un 0,04% para las personas consumidoras, según el índice de Precios del Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Una revisión de los sitios oficiales de ventas por Internet de cuatro firmas de supermercados —Perimercados, Palí y Maxi Palí, Walmart y Homex— dio como resultado que solo la última está aplicando una reducción sustancial en el precio del arroz para el consumo final.
Se trata de un precio de ₡650 el kilo de arroz pilado de calidad 95/5, lo que implica una disminución de ₡296,67 con respecto al precio mínimo obligatorio que existía antes de la liberalización.
En contraste, un kilo de un arroz similar todavía cuesta en Perimercados ₡961,25; en Palí y Maxi Palí, ₡947,5; y en Walmart, ₡984,3.
Homex es propiedad del economista e importador de arroz Bernal Jiménez, uno de los principales financistas de la campaña electoral del actual Presidente.
A pesar de la liberalización que entró en vigencia con el Decreto Ejecutivo N° 43463-MEIC, el 10 de agosto pasado, al parecer, los intermediarios aún no perciben suficiente presión de parte de sus competidores para bajar sus precios para el consumo final.
El economista agrícola Nelson Arroyo, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la UCR, consideró que la baja en el arancel de importación del arroz, del 35% al 4%, dictada junto con la liberalización del precio, debería permitir a un importador sacrificar una parte de su margen de comercialización, es decir, mejorar la competencia y vender un arroz de calidad 95/5 a un precio menor, como en el caso de Homex.
“De haberse mantenido el anterior esquema de fijación de precios, ninguna empresa podría estar comercializando un kilo de arroz pilado calidad 95/5 a menos de ₡946,67”, comentó.
El investigador enfatizó en que, incluso, “se podría decir que el consumidor del quintil I, es decir, la población de menores ingresos, estaría adquiriendo un arroz con mayor contenido de grano entero 95/5 a un menor precio, versus los ₡702,68/kg para el arroz 80/20 que se había establecido en el decreto 43402 del MEIC”.
Tomando el ejemplo de Homex, el ahorro de ₡296.67 por kilo estaría compuesto por ₡151 debido a la baja en el arancel —del 35% al 4%— y los restantes ₡145,67 corresponderían “a una reducción en el margen de comercialización desde la importación hacia el consumidor”, añadió.
“Se debe tener en cuenta que las estimaciones anteriores podrían variar de acuerdo al comportamiento de variables como el tipo de cambio y el precio internacional del grano, sin embargo, se debe rescatar que la reducción arancelaria da un mayor margen de maniobra para que los importadores de arroz granza y de arroz pilado compitan vía menores precios en un mercado sin regulación de precios”, detalló.
Arroyo estimó que, según la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares, del 2018, el consumo per cápita de una persona del quintil I es de 50,2 kilos, por lo cual, si el ahorro por kilo es de ₡296,67, esto al año se traduce en un ahorro por persona de ₡14.892,83.
Suponiendo un promedio de cuatro integrantes por hogar en el quintil I, “sería un ahorro de ₡59.571,33 al año, el cual se podría destinar al consumo de otros bienes y servicios”, enfatizó.
Sin embargo, para que el ahorro por la baja en el precio del arroz para el consumo final se materialice, el investigador del IICE consideró que “si se elimina la regulación, debería de ser en todos los eslabones, pues si dejan solo en un sector, le garantizaría a ese eslabón mantener ese margen”.
Con respecto a quienes producen el arroz nacional, Arroyo consideró que, además del subsidio propuesto por el Gobierno y que aún debe ser examinado por la Asamblea Legislativa, en la nueva situación del mercado creada por la liberalización, “será clave el acompañamiento técnico —nuevos insumos, semillas mejoradas y certificadas, riego, etc.—, de forma que les permita bajar sus costos de producción y aumentar sus rendimientos por hectárea” (ver el recuadro).
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Economista Nelson Arroyo, investigador del IICE-UCR:
“Es necesario fortalecer las unidades de monitoreo de precios internacionales y locales”
El investigador afirma que la baja del precio del arroz para el consumo final llegará “paulatinamente”.
¿Bajará sustantivamente el precio del arroz para el consumo local?
—Con la eliminación del esquema de regulación de precios que establecía un límite superior y uno inferior para las diferentes calidades del grano, el precio de mercado se definirá con la interacción entre la oferta y la demanda y se espera que esa interacción genere precios competitivos, pues se había demostrado una competencia por el lado de la oferta entre la agroindustria y los importadores del grano, que previamente competían en el mercado regulado mediante acciones como el “bandeo” y se esperaría que ahora lo hagan con precios menores para los consumidores.
El bandeo consiste en dar una regalía con la compra de un producto. Por ejemplo, dar una bolsa de espagueti o una salsa de tomate o unos consomé, etc., por la compra de una bolsa de arroz.
Esa fue una estrategia que usaron los importadores para competir cuando pusieron el sistema de bandas, que establecía un precio mínimo y máximo de venta para las diferentes calidades del grano.
En su momento, luego del inicio de bandas de precios, por presiones de las agroindustrias, fue prohibido vía decreto, pero en abril del 2020, debido a la pandemia se derogó esa medida para beneficiar a los consumidores.
¿En cuál plazo de tiempo será constatable esta baja sustantiva?
—Debe transcurrir tiempo para que la baja en el precio llegue al consumidor. Será paulatina.
Posiblemente, los importadores del grano, por su forma de operar, puedan reaccionar más rápido con una baja en los precios. La reacción de las agroindustrias se podría ver un poco más tarde, entre dos o tres meses, una vez que se agoten los niveles de existencias que tienen.
Sin embargo, la magnitud de la baja también se verá afectada por otros factores como el comportamiento del precio internacional del grano, cuando los agroindustriales e importadores salgan a abastecerse.
Si los precios están altos, pues las probabilidades de baja serán menores, pero si los precios están bajos, debería de transmitirse una parte importante de ese beneficio al consumidor vía menores precios.
Otra variable que puede afectar la magnitud de los cambios en los precios es el comportamiento del tipo de cambio. Si este aumenta, incrementa el precio del bien importado, si el tipo de cambio baja, el bien importado se hace más barato.
El monto de ₡3 millones a entregar a quienes producen arroz localmente para que efectúen su modernización o su reconversión a otros productos ¿es suficiente para estos propósitos?
—El pago a los productores no será de ₡3 millones, podría ser menor si tiene menos de 10 hectáreas o podría ser superior. El proyecto de Ley N° 23238 establece un pago escalonado de acuerdo al área sembrada en los últimos tres periodos arroceros.
El apoyo económico a los productores de arroz está establecido allí y aún debe ser evaluado por la Asamblea Legislativa en un contexto de aplicación de la regla fiscal, ya que el Poder Ejecutivo no puede efectuar rescates financieros ni otorgar subsidios de ningún tipo, salvo en los casos en que la Asamblea lo autorice mediante una ley.
El pago se hará por una única vez y se financiará de los derechos arancelarios a la importación de arroz granza y arroz pilado, y lo recibirán los productores de arroz que cumplan los siguientes requisitos: haber sembrado 100 hectáreas o menos en los últimos tres periodos arroceros (2019-2020, 2020-2021 y 2021-2022), estar inscritos en Hacienda como productores arroceros, estar al día con sus obligaciones y haber reportado el área sembrada a Conarroz.
Dicho pago se hará de forma escalonada con el objetivo de apoyar a los productores más pequeños. Por ejemplo, un productor con un promedio simple de 25 hectáreas en esos tres periodos arroceros recibirá ₡300.000 por las primeras 10 hectáreas (₡3.000.000); ₡250.000 por las segundas 10 hectáreas (₡2.500.000); y ₡200.000 por cada una de las restantes 5 hectáreas (₡1.000.000); es decir, que el productor de 25 hectáreas recibirá un total de ₡6.500.000.
Considerando el cálculo anterior, el monto a recibir por cada productor dependerá del promedio sembrado en los últimos tres periodos arroceros y este pago se va a realizar, independientemente, de si se traslada a otra actividad o se mantiene en la producción de arroz.
El productor será quien decida cómo invertir ese dinero, para lo cual deberá considerar los cultivos alternativos, sus costos de producción y sus mercados.
¿Considera usted que la política del actual Gobierno con respecto al arroz cubre adecuadamente todos los ángulos del problema?
—Hay dos puntos que me parecen claves a partir de ahora.
El primero es que, para los productores que sigan en la actividad arrocera, será clave el acompañamiento técnico —nuevos insumos, semillas mejoradas y certificadas, riego, etc.—, de forma que les permita bajar sus costos de producción y aumentar sus rendimientos por hectárea para que sean competitivos ante el grano importado.
Segundo, es necesario fortalecer las unidades de monitoreo de precios internacionales y locales en entidades como el Consejo Nacional de Producción, Conarroz y el MEIC, para que los beneficios de la reducción de aranceles y los bajos precios en los mercados internacionales, cuando se presenten, lleguen a los consumidores y no se queden en los eslabones de la cadena de comercialización.