Las personas infectadas por COVID-19 pueden presentar síntomas como tos seca, fiebre y dificultad para respirar; pero también pueden ser asintomáticas o los síntomas pueden ser leves, al punto de confundirse con un resfrío común.
Precisamente, estas infecciones no detectadas —debido a que eran asintomáticas o leves— fueron la mitad de contagiosas que los casos documentados en China, país donde inició la cadena de contagio a inicios de año. Asimismo, estos casos no detectados por ser asintomáticos o leves fueron la fuente de dos tercios de los casos documentados.
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Los científicos estiman que cada infectado puede contagiar, en promedio, a otras 2,5 personas.
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Otra forma de ver los números es esta: en las semanas previas al cierre de aeropuertos y la prohibición de viaje (fijados el 23 de enero de 2020), el 86% de las infecciones en China fueron indocumentadas y también fueron la fuente de contagio de 79% de los casos documentados.
En otras palabras, los casos no detectados fueron en gran medida los responsables de la rápida propagación de COVID-19 en China, según los resultados de una investigación publicada en la revista científica Science.
“La explosión de los casos de COVID-19 en China fue impulsada en gran medida por personas con síntomas leves, limitados o inexistentes que no fueron detectados. Dependiendo de su contagio y número, los casos no detectados pueden exponer a una porción mucho mayor de la población al virus de lo que de otra manera ocurriría”, manifestó Jeffrey Shaman, coautor del estudio, en un comunicado de prensa.
El equipo de investigadores llegó a esta conclusión a partir de los datos brindados por un modelo computarizado que se basó en las observaciones de la infección y la propagación que fueron notificadas dentro de China, eso aunado a los datos de movilidad registrados del 10 al 23 de enero y del 24 de enero al 8 de febrero, semanas antes y después del cierre de aeropuertos en la ciudad de Wuhan (lugar donde surgió el COVID-19).
El modelo evidenció que las infecciones contagiosas e indocumentadas facilitaron la propagación geográfica del virus dentro de China, en lo que se podría calificar —según Sharman— como una “transmisión sigilosa” que “vuela bajo el radar”.
Para contener la propagación China recurrió a medidas como restricciones de viaje impuestas entre las principales ciudades y Wuhan; la cuarentena voluntaria y distanciamiento social entre sus habitantes como precaución así como una mayor disponibilidad de pruebas rápidas para la confirmación de casos.
¿Funcionaron las restricciones de viaje?
El cierre de aeropuertos y las restricciones de viajes tuvieron poco impacto para contener la propagación dentro de China, porque para cuando se tomaron las medidas los casos sin detectar ya habían viajado y propagado el virus por el resto del país asiático. Sin embargo, estas medidas sí ayudaron a que el brote se propagara con menos rapidez a nivel internacional.
Lo anterior lo destacó otro estudio publicado en la revista Science. En este los investigadores utilizaron un modelo de transmisión de enfermedades de metapoblación mundial para proyectar el impacto de las limitaciones de los viajes en la propagación de la epidemia.
“Los resultados del modelado también indican que las restricciones sostenidas del 90% de los viajes hacia y desde China continental solo afectan modestamente la trayectoria de la epidemia, a menos que se combinen con una reducción del 50% o más de la transmisión comunitaria”, indican los investigadores en el estudio.
¿Eso qué significa? El éxito de las medidas de cierre de aeropuertos y restricciones de viaje dependen de otras acciones como evitar el contacto entre personas. Ambos estudios estiman que cada infectado puede contagiar, en promedio, a otras 2,5 personas.
“Dado que la mayoría de los casos llegan durante el período de incubación asintomática, nuestros resultados sugieren que es esencial el rastreo rápido de los contactos tanto dentro del epicentro como en los lugares de importación para limitar la transmisión de persona a persona”, señalaron los autores de otro estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para llegar a esta conclusión, utilizaron datos diarios de incidencia de COVID-19 y la conectividad de la red mundial de aeropuertos de China para calcular los riesgos de exportación del brote.
Según los científicos, si bien es poco probable que las medidas de control fronterizo contengan el brote, sí pueden retrasar la importación de nuevos casos en una primera fase de la emergencia, “con lo que se ganaría tiempo para coordinar una respuesta de salud pública adecuada”.
¿Qué está haciendo Costa Rica?
Al igual que China y otros países, desde el miércoles 17 de marzo Costa Rica aplica una restricción al ingreso de turistas. La medida estará vigente hasta el 12 de abril y dicha resolución se dirige tanto a las llegadas por vía aérea, terrestre y marítima.
En el caso de los costarricenses que regresan a suelo nacional, podrán ingresar pero deberán pasar 14 días en aislamiento. En cuanto a los extranjeros residentes, a partir del 24 de marzo, si estas personas abandonan el territorio perderán automáticamente su estatus migratorio.
Como complemento a estas medidas, las autoridades del Gobierno emitieron una directriz para que las instituciones públicas realicen teletrabajo e instaron a la empresa privada a hacerlo también.
También se suspendieron clases, se cancelaron eventos masivos, se estableció un aforo de 50% para restaurantes, bares, casinos y discotecas; se cerraron parques urbanos, playas y parques nacionales, así como iglesias y otros lugares de culto. Asimismo, se impuso una restricción sanitaria a la circulación de vehículos particulares de 10 p.m. a 5 a.m.
Todas estas medidas lo que buscan es propiciar el distanciamiento social para evitar más contagios y así evitar el colapso de los servicios de salud. En este sentido, se procura “aplanar” la curva; es decir, ralentizar la propagación del virus de modo que el número de casos confirmados se distribuya a lo largo del tiempo para que los servicios de salud puedan atenderlos adecuadamente, en lugar de experimentar un fuerte aumento al principio de la emergencia que derivaría en el colapso de los hospitales, tal como le está ocurriendo a Italia y España.
De allí se deriva la insistencia de las autoridades para que las personas se queden en casa y salgan lo menos posible; también para que acaten medidas como lavado de manos y protocolo de estornudo.
“Jamás podemos bajar la guardia, hay que intensificar el cuidado, mantener el aislamiento y todos mantenernos en la casa. Deberíamos intensificar todas las acciones, porque las proyecciones nos hablan de muchos casos y hay que intensificar las medidas para bajar la curva”, dijo Rodrigo Marín, director de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud.