País

El arte vence a la intolerancia

A pesar de las contrariedades, las personas privadas de libertad lograron mostrar el fruto de su sensibilidad artística.

Una mujer recluida en la cárcel debe hacer frente a la dureza de la vida en el presidio mientras sus hijas pequeñas son expuestas a vejaciones y abusos, incluso a la explotación sexual.

Esa historia fue relatada en una puesta en escena de mujeres del Centro de Atención Institucional (CAI) Vilma Curling Rivera, quienes interpretaron ese drama ante el público que llegó el pasado 31 de mayo a apoyar a 120 personas privadas de libertad que participaron de la Feria Arte y Libertad, en las instalaciones del Centro Nacional de Cultura (Cenac).

Se trató de una actividad organizada contra viento y marea por el Ministerio de Justicia y Paz, la cual dio oportunidad de mostrar a la “gente de la calle” el fruto del trabajo artesanal y artístico de la población privada de libertad.

Las opciones iniciales para realizar la Feria fueron la Casa Presidencial en primer lugar y luego la Asamblea Legislativa. Desde el Ministerio de Justicia se informó que fue decisión propia no realizar la Feria en la sede del Gobierno, pues el espacio disponible era muy pequeño para la cantidad de participantes; y eso no ayudaría a lograr el objetivo de la Feria: apoyar a los familiares con lo obtenido por la venta de las artesanías.

“Si lo hubiéramos hecho en Casa Presidencial, se habría reducido la participación de privados de libertad en un 70%”, se explicó desde la oficina de prensa de la institución; la cual, además, informó que se r“Este es un lugar que no se lo deseo a nadie,  es un cementerio de vivos, la gente dice que no hay muerto malo ni preso bueno y la sociedad siempre nos vive acusando, pero nadie sabe por qué cada persona está ahí, detrás de cada uno de ellos hay una historia que contar”, acotó.

Además de artesanías y obras de arte, la Feria contó con presentaciones de música, baile y teatro.

 

Morales además expresó que lo más duro de vivir en la prisión es estar “congelado en el tiempo, el tiempo pasa, te ves las arrugas que vas envejeciendo, pero estás congelado, sos y no sos, estás vivo, pero no lo estás”.

Añadió que ser privado de libertad es algo muy doloroso, más para una mujer “porque es madre, es amiga, es esposa, es abuela, tía. Para las mujeres es más duro y más difícil, creo yo, estar privadas de libertad. En las cárceles hay gente inocente también, mal juzgada, como hay culpables también, pero todo ser humano se merece una oportunidad”.

Respecto de las declaraciones de Natalia Díaz, Morales entre lágrimas dijo que “me encantaría poder ver a Natalia a la cara y decirle lo insensible que ella es, el no conocer, el no entender las cosas, el juzgar a las personas; todos merecemos una oportunidad. A ella le fue bien, no le tocó vivir lo que nosotros vivos, lo que ella hace, enseñarle a la sociedad a odiar a los privados de libertad, es injusto porque todos merecen una oportunidad”.

Andrea Del Valle, profesora del grupo teatral, observó que cuando están en la cárcel no solo sufre la mujer, sino su familia, porque suelen ser jefas de hogar. “Para ellas era muy importante mostrar la violencia que se vive tanto dentro como afuera de la cárcel, y que también hay sufrimiento de parte de las familias y de los hijos, porque son redes de violencia que les afecta a todos al final”.

Apuntó que luego de declaraciones de Natalia Díaz, sus alumnas estaban “revolucionadas, súper activadas y motivadas” para ofrecer la pieza teatral, “le encontraron mucho más sentido a la presentación, porque es el mensaje de esta oportunidad que les tienen que dar”.

EL ARTE ES UNA NECESIDAD

Entre los participantes de la Feria figuró la población particularmente vulnerable del Centro Especializado Adulto Joven.  “Jurgen”, de 22 años de edad, se ha especializado en hacer cuadros de búhos y árboles en los dos años que lleva descontando una pena por homicidio calificado.

Relató que el homicidio se dio porque un sujeto quería asaltar a su familia, “lamentablemente tuve que hacerlo por defender a mi padre, ahora estoy pagando ese error”.

Relató que el arte le ha ayudado a “expresar mi mente, a estar en otra galaxia”. Pues, según dijo, en prisión se viven “cosas muy duras, no se lo desearía na nadie… Lo más duro para mí es el encuentro con mi familia, casi no tengo visitas porque soy de Limón”.

Lamentó que se cerraran las puertas de la Asamblea Legislativa para la actividad, pues según dijo iniciativas como la Feria “son momentos buenos para uno y felices”.

María Fernanda Mora, trabajadora social del Centro, explicó que lo que se ve en esa institución refleja “la desigualdad social que existe en nuestro país, la falta de oportunidades para los jóvenes, la falta de acceso a una serie de derechos que son fundamentales como el arte, la recreación, la educación”.

Llamó la atención hacia la realidad de jóvenes que desde pequeños son vinculados al sicariato o al narcotráfico, una realidad social “también producto del capitalismo y todos los problemas que conlleva”. “El arte -enfatizó- no es un privilegio, sino una necesidad en los contextos de prisión y reclusión”.



No todas las personas son iguales

Si bien las mencionadas bancadas se movieron para expulsar la Feria Arte y Libertad de la Asamblea Legislativa, ello no necesariamente fue un sentimiento unánime. UNIVERSIDAD constató la visita de Marco Vinicio Redondo, de Acción Ciudadana, así como Patricia Mora y Edgardo Araya del Frente Amplio a la Feria.

Este último lamentó que en la Asamblea Legislativa no se hubiera dado una verdadera discusión al respecto y añadió que cuando se enteró “ya era una decisión tomada, pudimos levantar la voz en algún momento pero ya no hubo posibilidad de retrotraer el tema”.

Tras apuntar que se trata de intolerancia, reprochó a quienes se opusieron a la actividad que “si ese es el concepto con el que se pretende dirigir el país, estamos mal”, pues esa perspectiva, según dijo, alimenta estereotipos “de peligrosidad y otras cosas”.

Araya, quien es el único precandidato presidencial de su partido, reflexionó que las personas pueden cometer errores, “se puede uno reivindicar y levantar y esto es una oportunidad de darles espacios a estas personas. Es incluso un tema hasta de dignidad humana y de levantar su autoestima”.

Añadió que “es una mala señal de tolerancia y respeto a los derechos humanos” el hecho de que las personas privadas de libertad sean vistas como algo que “hay que esconder y ocultar y desaparecer de la sociedad”.

“No todos los diputados estamos en eso, que era una minoría me parece intolerante y retrógrada, y que estamos para apoyar a la gente, hay cosas muy interesantes aquí”, expresó, refiriéndose a los trabajos expuestos en la Feria.



Un grito de libertad

Jessica Morales dedicó este poema a la diputada libertaria Natalia Díaz:

No hay muerto malo, ni preso bueno

Eso dice la sociedad

¡Qué ignorancia!

Natalia, de la calle a la cárcel hay solo un paso

una mala decisión, un momento de locura,

una ira incontenida

hasta un descuido te puede llevar ahí.

Entre rejas y cerrojos

también inocentes cargan condenas

por delitos que nunca hicieron

porque la justicia es ciega.

Prisiones aún más grandes que estas paredes hay,

presos espirituales

cargando un pasado

libres, pero presos.

Cadenas del alma o de hierro

iguales son,

¡Libertad!, grita la gente

¡Libertad!

Detrás de cada persona hay una historia que contar.

Nos señalan, nos dicen, nos juzgan,

eso es fácil si a ti no te tocó,

no nos juzgues más,

ya un juez lo hizo,

no lo siga haciendo

porque todos merecemos una oportunidad.



 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido