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Alza en precios de granos liberalizados es un mal presagio para el futuro del arroz

Entre 1995 y del 2021, el precio real (sin inflación) del frijol aumentó un 42% y el del maíz un 115%, mientras que el del arroz disminuyó un 3%, según datos del INEC analizados por el CIEDA. Hasta ese año el precio del arroz fue sostenido por el arancel que disminuyó el Gobierno y el precio mínimo que anunció eliminará

“El arroz no ha aumentado el precio como se ha dicho, ha aumentado mucho más los frijoles y el maíz”, reveló la investigadora Johanna Solorzano, a partir de datos datos históricos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) que analizó junto a Javier Paniagua, en una investigación del Centro de Investigación en Economía Agrícola y Desarrollo Agroempresarial (CIEDA).

Entre 1995 y el 2021, el precio real (sin inflación) del frijol aumentó un 42%, pasando de ₡1.251 a ₡1.778, y el del maíz un 115% al pasar de ₡749 a ₡1.616 colones. Por otro lado, la del del arroz disminuyó un 3%, al pasar de ₡968 a ₡936.

El precio del arroz en Costa Rica, que en el mercado internacional es de $1.26, ni siquiera supera el promedio mundial de $1,59 y es más bajo que el registrado por Global Product Prices en Panamá ($2,08), Guatemala ($1,38), El Salvador ($1,35), Ecuador ($1,33) y México ($1,31).

Aunque Costa Rica es altamente dependiente de las importaciones en los tres granos, la producción nacional y la estabilidad del precio del arroz se ha mantenido a flote protegida por el arancel del 36% en las importaciones y el precio mínimo al consumidor.

Por ejemplo, en 1995, el 91% del frijol de consumo local se producía por agricultores nacionales y en el 2020 esto cayó a un 9,71%, llevando a la actividad frijolera al borde de la extinción. La extinción de la producción nacional del maíz precede a los años noventa, mientras que en el caso del arroz el impacto fue fuerte pero menor: pasó de un 79% a un 38%.

El importante aumento en el precio del maíz a lo largo de este periodo se refleja principalmente de forma indirecta, ya que los costarricenses no consumimos “la mazorca” sino que son los concentrados para engorde, compuestos en un 60% de maíz, los que sufren, reflejándose así en los precios del pollo, huevos y otros derivados de este tipo de actividad.

“El impacto que tiene el precio del maíz en toda la cadena de producción es enorme”, aseveró Paniagua, quien además apuntó que Ucrania, actualmente en medio de un conflicto geopolítico, es uno de los principales exportadores en el mundo y el exportador “relativo” más grande del mundo en ese cultivo (en proporción de producción local/consumo).

Ahora que el Gobierno bajó el arancel de importación de 36% a 5% y anunció su intención de dejar su precio a la libre, la desaparición de la producción nacional del frijol y el maíz, así como la alza que sufrieron en sus precios, se convirtió en un mal presagio para el futuro de la producción local del arroz.

“Yo no veo razón para que no suceda lo mismo que pasó con el frijol y el maíz, al principio pueden bajar los precios artificialmente para quebrar a los productores y solo van a sobrevivir lo que tengan más rendimientos”, lamentó Luis Felipe Arauz, exministro de Agricultura y exdecano de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica.

Solorzano indicó que no hay evidencia de que el levantamiento de estas medidas vaya a bajar los precios, aunque el Ejecutivo las anunció con esta intención, y Paniagua alertó que nos llevaría a ser controlados aún más por las fluctuaciones del precio internacional sin ningún “seguro”.

“El arroz y los frijoles son productos inelásticos, esto significa que el consumidor los va a comprar aunque suban de precio porque los necesita, por eso, aunque el frijol aumenta de precio desde 1995, no vemos un cambio en el consumo, se mantiene en 10 kilos por persona al año”, explicó Solórzano.

La dupla investigadora indicó que el precio del arroz se ha mantenido estable a lo largo del periodo estudiado, con excepción del alza alrededor del 2009 cuando el país atravesó la crisis de alimentos y entró en vigencia el programa nacional de alimentos con incentivos para la producción del arroz, periodo tras el cual orgánicamente volvió al precio establecido por decreto.

“El precio real al consumidor del arroz, en los colones de 1995 (sin inflación), incluso ha bajado ¿Por qué? Es un precio mix, la industria compra afuera y compra adentro, el promedio del arroz mix tiende a bajar y el decreto no deja que nadie dispare los precios”, dijo Paniagua.

“Un balance entre producción local e importación protege al consumidor, uno no se la puede jugar y en la investigación quedó demostrado que los países del mundo no se la juegan. Son más los países que deciden producir localmente, pero Costa Rica no es uno de ellos”, Javier Paniagua, investigador CIEDA

Fuera de la tendencia global

El análisis realizado en el CIEDA determinó que los países que deciden no depender del mercado internacional son la mayoría en el mundo: un 40% es soberano y un 22% produce aún más de lo que consume, por lo que se consideran países exportadores.

La dupla investigadora considera que lo saludable para el país sería tener un balance entre importaciones y exportaciones, de manera que tengamos un seguro ante eventuales choques de precio e inflación, como está sucediendo actualmente ante los aires de guerra por el conflicto entre Rusia y Ucrania.

“Un balance entre producción local e importación protege al consumidor, uno no se la puede jugar y en la investigación quedó demostrado que los países del mundo no se la juegan. Son más los países que deciden producir localmente, pero Costa Rica no es uno de ellos”, apuntó Paniagua.

Entre más dependemos de las importaciones, más cedemos el control de los precios al mercado internacional, el cual varía pero tiende a la alza en el mediano y largo plazo, según los datos registrados por Solórzano y Paniagua.

Los investigadores señalaron que el hecho que un país sea importador fácilmente se puede justificar en productos que no son propios del clima, sin embargo, Costa Rica no solo tiene tradición de producir maíz, frijol y arroz, sino que hay evidencia científica de que los rendimientos del país en los granos básicos podría superar la media mundial si se invierte en tecnología y con una política nacional que incentive la producción.

Entre los estudios que lo demuestran está uno del propio CIEDA del 2021, con una muestra de 106 productores arroceros y hay registros de cultivos que superan la media mundial en estudios del 2016 para el maíz y el 2009 para el frijol.

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