Dos fenómenos atmosféricos que rara vez confluyen entre sí terminaron por provocar hace siete días el temporal en Turrialba y en las zonas del Caribe y norte del país. Se trata de la interacción de fuertes vientos alisios por la baja presión en el océano Atlántico, unida a la zona de convergencia intertropical (donde convergen los vientos del norte y el sur, usualmente masas de aire cálido y húmedo).
El meteorólogo Daniel Poleo, del Instituto Meteorológico Nacional, dijo que las causas del inusual evento, se dieron por el choque de estos dos fenómenos, a los que añadiría una leve influencia del “fenómeno de Kelvin”, que se caracteriza por intensificar la producción de nubes.
Todas estas condiciones resultaron en nubes de muchos kilómetros de altura, vientos acelerados y una enorme cantidad de lluvia, que se descargó sobre la región en lo que el especialista calificó como “aguaceros excepcionales, pero no irrepetibles”.
En Turrialba , las lluvias provocaron que el caudal de los ríos Colorado y Turrialba (este último con más intensidad) aumentaran y alcanzaran a llenar su llanura de inundación, donde se han construido casas, comercios, porquerizas y oficinas en las últimas décadas.
Adolfo Quesada, geógrafo de la Universidad de Costa Rica especializado en geomorfología, tras visitar Turrialba esta semana explicó en una nota previa que este cantón cartaginés fue uno de los más golpeados por el temporal debido a la carencia de planificación urbana y de gestión del riesgo.
Mal ordenamiento territorial y gestión de riesgo agudizaron desastre causado por Río Turrialba
Esta interacción de varias anomalías climáticas, explicó el meteorólogo, no se repite con frecuencia en estas épocas del año, pero no es impensable.
De hecho, afirmó que al menos en Turrialba, en la última década, se han presentado precipitaciones similares. De la misma forma, en el Caribe y Zona Norte, existe registro previo de aguaceros semejantes. “Hay evidencia de que esto sucede, quizá no todo el tiempo, pero sucede con cierta regularidad”, dijo,
Poleo explicó que lo sucedido no tiene relación con el cambio climático, pues no se trata de una modificación del clima del lugar y porque precisamente, es usual que estas zonas reciban enormes cantidades de lluvia. “Se trata más de variabilidad climática, que son condiciones excepcionales que se repiten en el tiempo”, explicó.