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Acusan a Sinac de no demarcar bosque dentro de refugio Gandoca Manzanillo y propiciar tala en zona protegida

“Han pasado cinco años en los que han destruido, desangrado y dado permisos dentro del refugio y no han demarcado esas 188 hectáreas”, afirmó Marta Castro, presidenta del Comité de Covirenas del Caribe Sur.

Al no cumplir con una resolución de la Sala Constitucional que hace cinco años le ordenó demarcar 188 hectáreas de zona boscosa que se encuentra dentro del  Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) está propiciando la destrucción de los humedales y la tala dentro de una zona protegida, denunció Marta Castro, presidenta de los Comités de Vigilancia de los Recursos Naturales (Covirenas) del Caribe Sur.

El caso más reciente de tala dentro de esta zona salió a la luz esta semana. Vecinos y grupos de la zona denunciaron que dos camiones cargados cada uno con 16 troncos de árboles talados estaban saliendo del Refugio.

Según informó Castro a UNIVERSIDAD, el 20 de abril empezaron a cortar los árboles ubicados dentro de una propiedad ubicada a 150 metros oeste del Colibri Lodge, en la ruta de Manzanillo hacia Puerto Viejo, a mano derecha. Los camiones con los troncos empezaron a salir en la madrugada del 9 de mayo.

“Ese terreno está dentro de las 188 hectáreas que tiene que demarcar el Sinac. Han pasado cinco años en los que han destruido, desangrado y dado permisos dentro del refugio y no han demarcado esas 188 hectáreas”, exclamó Castro, al explicar que los funcionarios del Sinac alegan que esa zona no es parte del refugio y por eso otorgan los permisos sin proteger el lugar.

Sala IV dio un año al Sinac en 2019

El conflicto más reciente en la zona se remonta al 10 de marzo de 2014, cuando se aprobó la ley 9223, «Reconocimiento de los derechos de los habitantes del Caribe Sur”, que modificó los límites de la zona protegida del Refugio para supuestamente dar viviendas a más de 3.000 personas en Cocles, Punta Uva y Manzanillo.

En diciembre de 2014, Marco Levy Virgo, de la Asociación de Desarrollo para la Ecología, impugnó la ley ante la Sala Constitucional, reclamando que las áreas protegidas solo se pueden reducir mediante una ley, si hay estudios técnicos y científicos que descarten el daño ambiental y si se compensa el área reducida con otra de igual tamaño y que en este caso no había ningún área de compensación.

El 10 de julio de 2019, la Sala Constitucional declaró con lugar la acción de inconstitucionalidad en lo que respecta a los territorios comprendidos en la zona boscosa y ordenó al Sinac que en un plazo de 12 meses delimite el área mencionada y ejerza las acciones legales correspondientes en defensa del patrimonio público.  Según dispuso la Sala IV, sólo las 188 hectáreas de zona boscosa regresarán al Refugio y las demás podrían continuar desafectadas y las personas que actualmente viven allí podrán permanecer.

Sin embargo, el Sinac no lo ha hecho.

Este medio consultó al Minae y al Sinac al respecto; sin embargo, a la hora de cierre las consultas aún se encontraban en trámite.

El 2 de abril pasado, Levy Virgo interpuso otro recurso de amparo ante la Sala Constitucional, contra la ministra de la Presidencia y presidenta del Consejo Nacional Ambiental (CNA), Natalia Díaz Quintana, y el presidente del Instituto de Desarrollo Rural (Inder) por no ejercer rectoría, control y fiscalización de áreas protegidas y seguir permitiendo la comercialización y el desarrollo inmobiliario dentro de los límites del Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.

Sinac dio permiso para talar 29 árboles

El Sinac dio el permiso de tala en el terreno, según consta en una resolución de la oficina subregional Limón Talamanca, del Área de Conservación Amistad Caribe, del pasado 12 de abril. Según el documento, se otorgó el permiso para corta y aprovechamiento de 29 árboles en pie, en un terreno de 12 hectáreas.

Las especies de árboles listadas son pilón, panamá, gavilán, jobo, sura, guácimo colorado, indio desnudo, sangrillo, guácimo y javillo.

Castro explicó que este es un bosque costero, dentro de un área protegida y que las especies son indicadoras de zona de humedal.

Además de la destrucción del ecosistema ubicado en la zona marítimo terrestre, preocupa la afectación a los corales.

Ana María Arenas, de la Comisión de Corales del Centro Comunitario de Buceo Embajadores y Embajadoras del Mar, dijo que “es primordial conservar toda esa parte del Refugio porque los corales dependen mucho de la biodiversidad que hay en la zona marítimo terrestre y se está rompiendo ese equilibrio”.

Arenas señaló que, primero, el humedal y la zona boscosa protege a los corales de la sedimentación y las aguas negras y que ya es notable que la falta de planificación está causando que las aguas negras de las nuevas construcciones, desde Cocles hasta Manzanillo, están entrando directo al mar. Segundo, mencionó que existe una conexión de microorganismos entre el humedal y los corales. Y tercero, que los arrecifes son también barreras que previenen que el alto oleaje entre a la zona marítimo terrestre y evitan que se acelere la erosión en la playa.

“Al romper este ecosistema, lo que permitimos es que el mar se nos venga encima”, indicó Arenas.

“Los arrecifes necesitan, tanto de los humedales como de este bosque, para sobrevivir y eso lo hemos visto en el Pacífico. Sámara, por ejemplo, es una comunidad que perdió casi todos sus arrecifes por esta deforestación por el desarrollo masivo dentro de la zona marítimo terrestre”, agregó Arenas.

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