País El malestar con la política sigue vivo

El abstencionismo subió 2,5%

Desde el pacto Figueres-Calderón, realizado en 1995, nada logra que una parte de la población participe en las elecciones.

El abstencionismo sigue siendo una cifra sólida en el país, pues, del 31,8% alcanzado en las elecciones del 2014, esta vez ascendió al 33,8%, un aumento de dos puntos porcentuales. Sin embargo, habrá que esperar a los resultados finales que proporcione el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para saber su comportamiento por sexo, edad y región geográfica. Entre tanto, puede afirmarse que se encuentra dentro del rango de las última dos décadas.

Antes del llamado “pacto de los hijos de los caudillos” del bipartidismo, esto es, del realizado entre José María Figueres, del Partido Liberación Nacional, y Rafael Ángel Calderón, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), en el año 1995, la participación electoral en el país era alta y estable, con tasas promedio del 80% a partir de 1962 y hasta 1994.

La votación de 1998 fue la primera en la que una parte de la ciudadanía se “desenganchó” de la política. Si en 1994 el abstencionismo se reducía al 18,9% del electorado, en los comicios de 1998, que llevaron al Gobierno a Miguel Ángel Rodríguez, subió al 30,0%. Desde entonces, no ha bajado del 30% (ver: “El abstencionismo en Costa Rica (cifras relativas)”).

Las investigaciones auspiciadas por el Tribunal Supremo de Elecciones y la Universidad de Costa Rica atribuyen este malestar al hecho de que en un ambiente de denuncias mutuas y de confrontación, en esa década el bipartidismo acordó realizar una serie de reformas económicas e institucionales, sugeridas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (las propuestas del llamado “Consenso de Washington”), que afectaron el bienestar de la población.

“La dinámica del enfrentamiento llevó a la denuncia por parte de ambos bloques políticos de situaciones de corrupción en el otro bando y en escándalos que tuvieron amplia cobertura en los medios de comunicación colectiva. Estos escándalos contribuyeron al deterioro de la legitimidad y credibilidad de ambos partidos tradicionales. El pacto Figueres-Calderón, de abril de 1995, marcó en lo simbólico el acercamiento ideológico y práctico de los dos partidos mayoritarios, proceso que se había iniciado hacía más de una década. Finalmente, a esto se agrega que la campaña política de Figueres Olsen había descansado fuertemente en el capital simbólico de su padre y había prometido un retorno a la vía socialdemócrata, a la política de salarios crecientes y mejoramiento del bienestar social, retorno que no se dio una vez que llegó al Gobierno”, dice ese análisis (“Abstencionistas en Costa Rica. ¿Quiénes son y por qué no votan?”), en http://www.tse.go.cr/pdf/ifed/abstencionismo.pdf).

A partir de ese momento, y en particular tras las protestas nacionales contra el “combo ICE”, también se fueron configurando opciones políticas distintas al bipartidismo tradicional, entre las que destacó al Partido Acción Ciudadana, que se postuló por primera vez en la elección de 2002 y ganó los comicios del 2014.

La socióloga Ciska Raventós, una de las investigadoras que participó en aquel estudio, dijo a UNIVERSIDAD que el abstencionismo es un fenómeno complejo, pero que, haciendo una síntesis, puede afirmarse que “votan menos los hombres que las mujeres, menos los jóvenes que las personas mayores, las personas que viven en las periferias respecto del centro del país y las personas de menor nivel socioeconómico y de menor escolaridad” (ver: “La segundas vueltas han venido para quedarse”).

Además, consideró que es necesario estudiar con detalle las diferencias que se dan en el abstencionismo de las primeras y de las segundas rondas electorales, pues parece que las elecciones que se definían en una sola fecha son cosa del pasado, al menos por ahora. El umbral de 40% para definir la elección en primera ronda, se alcanzaba con facilidad cuando había dos partidos mayoritarios, mientras que se dificulta cuando hay tres o más. Al haber cuatro o cinco candidatos que se visualizaron con posibilidades de ganar, todos los cuales obtuvieron algún porcentaje de los votos, eso se dificultó, explicó la investigadora.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido