Si el mundo fuera normal, el presidente Carlos Alvarado estaría por grabar un mensaje navideño para difundir en cadena televisiva junto con un collage de obras inauguradas en su último año calendario, identificadas con una placa que haría la referencia histórica: “Administración Alvarado Quesada, Gobierno del Bicentenario”. Un sector le aplaudiría y el partido oficialista lo exaltaría sabiendo que podrìa capitalizar en las urnas y continuar en el poder.
Pero ya nada es normal en la política y la realidad del año 2021 es radicalmente otra. El presidente Alvarado llega a la Navidad con el nivel más bajo de popularidad desde que se miden las calificaciones a los gobiernos y más bien acabó en insultos espontáneos el último intento por mostrar personalmente una parte de la obra prevista para inaugurar en su gobierno.
La agenda declarada prioritaria del Ejecutivo sigue pendiente en la Asamblea Legislativa crispada por la campaña electoral donde el oficialismo apenas existe en las encuestas; las crisis asociadas o acentuadas por la pandemia borraron la celebración de los 200 años de la Independencia; las buenas noticias, cuando las hay, se centran en los verbos “recuperar”, “volver” o “mantener”.

El año que se hubiera querido “pospandémico” ha sido en realidad una extensión de la emergencia sanitaria con sus efectos en la economía y el ánimo nacional, a pesar la una exitosa campaña de vacunación anti COVID-19 que alcanzó a cubrir al 90% de la población prevista. Costa Rica es uno de los países más cubiertos por las vacunas, con todo y la discusión sobre la obligatoriedad del antídoto para acceder a sitios públicos, una expresión más del dilema entre la acción pública y la privada.
Marcas para el futuro
En medio de medidas sanitarias de apertura que se fueron anunciando poco a poco, el desempleo se ha ido desinflando levemente y la economía promedio de los hogares también da señales de recuperación, pero no en todos. Al bajar las aguas del coronavirus se vieron en este 2021 nuevas y mayores brechas sociales que probablemente hagan recordar por décadas este año, como un punto de giro adicional en el deterioro de las condiciones de bienestar general, advirtió el Informe Estado de la Nación 2021.
Pero esto no es lo más grave, dice la mayoría popular en la última encuesta CIEP-UCR. El mayor problema es la corrupción, visibilizada por casos recientes que no solo frustraron los planes de Alvarado de mostrar nuevas obras viales como suyas, sino que nublan más la confianza en la política como camino para atender los problemas. Ahora la política es parte de la enfermedad, señala un sector amplio de la población, en momentos de la campaña electoral más llena de candidaturas que se ha registrado en la historia del país.
Con 25 candidaturas presidenciales, casi el doble de partidos compitiendo por la Asamblea Legislativa y una mayoría de probables votantes indecisos sobre su apoyo al faltar menos de dos meses, la incertidumbre y la confusión vuelven a reinar en una competencia electoral en Costa Rica. Es es paisaje dominante en el cierre del año que, de por sí, empezó con dato que se encendía como una luz de alerta intermitente: la simpatía ciudadana por los partidos era en abril de 2021 la peor de los últimos 30 años y quizás de la historia, pues solo 13% se dijeron seguidores de alguno de los partidos, indispensables en el sistema político (Encuesta CIEP-UCR, abril 2021).
A ello se sumó el impacto de la pandemia en el ánimo popular y en la situación económica, además de la aceleración de los formatos de comunicación digitales que suelen exacerbar las discusiones públicas. De ahí que se presente el actual proceso electoral como especialmente complejo, dijo el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Luis Antonio Sobrado, el día que anunció el fin de su larga carrera por razones casi domésticas: una cuñada suya va de candidata a una vicepresidencia. Así de vulnerables pueden ser también las figuras fuertes del sistema político.
Gobierno adverso y apetecido
El legado del año incluye el crecimiento de las tendencias de fragmentación política en todo tipo de organizaciones, de alejamiento popular frente a los partidos y de debilitamiento del poder real del Poder Ejecutivo; y aún así, nunca ha habido tantas personas que encarnen la ambición ocupar la cabeza del gobierno del país. Parece poco disuasiva la certeza de que se mantendrán más allá del 8 de mayo los problemas que ataron de manos al presidente Alvarado y lo dejaron casi en solitario, con las boronas de su “gobierno de unidad” y escepticismos desde otros poderes del Estado.
Así termina el 2021 político en que se iba a celebrar con pompa el Bicentenario: con el destape de la crisis que se fue acumulando en la calidad y cobertura de la educación pública, con un frenazo en la inversión por las medidas de austeridad aplicadas contra el desbalance fiscal y, por tanto, con una aparente dependencia del flotador financiero que pueda dar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), siglas que provocan rechazo genuino o calculado desde numerosos grupos de poder, incluidos partidos opositores.
Es como si la pandemia hubiera obligado a “correr” el calendario y hubiera dejado para el último año lo que usualmente ocurre en el tercero de cada cuatrienio presidencial, coincidieron los politólogos Gustavo Araya, analista y consultor en comunicación política, y Rotsay Rosales, académico y coordinador del Observatorio de la Política Nacional (OPNA) de la Universidad de Costa Rica (UCR). “Habría sido el año de colocar las placas, de concretar una planificación hecha para los cuatro años y proyectar en lo simbólico el mensaje del Bicentenario y en lo concreto una situación económica solvente, pero no ha sido así”, apuntó Rosales después de advertir las profundas consecuencias de la pandemia, que en todo el mundo ha provocado la mayor crisis desde la II Guerra Mundial.
En este entorno se introduce la variable “corrupción” como un factor en apariencia transversal en el poder y reduce los márgenes para cortar cintas en este último año, añade Rosales. Este elemento parece repercutir en muchas tiendas y agravar el fraccionamiento dentro de los partidos políticos, en sentido contrario a las pretensiones que se mencionaba antes de la campaña electoral para forjar coaliciones. Lo más cercano a ello fue la efímera alianza, de solo cuatro días, entre el Partido Liberal Progresista (PLP), liderado por Eliécer Feinzaig, y el Partido Demócrata Cristiano de Mario Redondo, alcalde de Cartago que ahora figura como sospechoso de actos de corrupción relacionados con concesiones municipales adjudicadas a constructoras.
La contingencias del 2021, por tanto, han terminado de anclar el avance de la agenda considerada de interés del Ejecutivo. Parecen estancados los proyectos de “alfabetización digital” (conectividad para estudiantes), los de reformas al mercado de medicamentos y uno que ha cobrado especial relevante, el del Tren Eléctrico Metropolitano (TREM), relacionado con los objetivos ambientales y con la postergada transformación del transporte público colectivo, apuntó Gustavo Araya, antes de mencionar también la inversión en el Teatro Nacional y por supuesto la modernización de la infraestructura vial. Todo sigue pendiente y condicionado, frente a la actitud alerta de grupos organizados con intereses adversos. “Las circunstancias y las debilidades propias, muchas explicadas por lo que pasó antes, han dejado al Gobierno en neutro, sin tracción propia”, concluyó Araya.
Parece haberse frustrado también el objetivo declarado de las Mesas de Diálogo Intersectorial, el punto de encuentro entre numerosos sectores sociales, laborales y empresariales convocados durante las protestas de octubre del 2020 contra la propuesta fiscal del Gobierno. Pese a que se enfriaron los enojos y hubo firma de documento con compromisos de seguimiento en 2021, poco impacto tuvo el “Consejo Consultivo Económico y Social” creado el 27 de diciembre “con el fin de abordar los desafíos del desarrollo del país”.
Aunque sigue sesionando ese Consejo, pocos temas de fondo se han tratado ahí y las conversaciones se han centrado en asuntos reglamentarios y la posibilidad de que se instaure por ley, como un espacio formal de interacción con Ministerio de la Presidencia y, por tanto, indirectamente con la Asamblea Legislativa.
Los nublados del año
Diciembre 2020
- Establecimiento del Consejo Consultivo Económico y Social, producto de la Mesa de Diálogo Intersectorial convocada en octubre de ese año a raíz de las protestas contra medidas de carácter fiscal. Es el primer espacio de acción de la nueva ministra de la Presidencia, Giannina Dinarte, después de infructuosas gestiones en ese cargo con Marcelo Prieto, Víctor Morales y Rodolfo Piza.
Enero
- El Fondo Monetario Internacional (FMI) y Costa Rica anuncian que llegaron a un acuerdo de Servicio Ampliado (SAF) para que el país acceda a financiamiento por $1.778 millones en los próximos tres años a cambio de un ajuste fiscal sujeto a una serie de medidas que debería estudiar la Asamblea Legislativa
Febrero
- Tras las graves secuelas de la pandemia en el curso lectivo 2020, estudiantes de escuelas y colegios volvieron a sus aulas parcialmente para intentar recuperar el aprendizaje, aunque con serias dificultades para mantener la conectividad en el modelo híbrido.
Marzo
- Costa Rica cumplió un año de pandemia con los indicadores medianamente controlados y el anuncio de apertura económica, aunque después una nueva ola del coronavirus hizo colapsar la atención médica de los pacientes críticos y llevó la cifra de muertes por encima de 40 personas en un solo día. Ante esta situación, solo semanas después (abril), la población consideró que la pandemia era el principal problema del país (Encuesta CIEP-UCR).
Abril
- El Banco Central lanza primeros mensajes de optimismo macroeconómico al señalar una previsión de crecimiento de la economía de 2,9% para este 2021, después de la mayor contracción económica del país en 40 años.
Mayo
- Toma la Presidencia de la Asamblea Legislativa Silvia Hernández, del Partido Liberación Nacional (PLN) tras una negociación que dejó por fuera al oficialista PAC, después de alianzas funcionales que se reflejaron en las anteriores elecciones del Directorio Legislativo.
Junio
- Tras fuertes discusiones internas sobre la manera de elegir al candidato presidencial, según qué fechas y el entorno de pandemia, el expresidente José María Figueres se erige como carta tradicional del Partido Liberación Nacional (PLN) para las elecciones de febrero del 2022.
- Detona el caso judicial ‘Cochinilla’ que truncó los planes del Gobierno con la obras viales y que sacó de su cargo a la fiscal general, Emilia Navas, además de llenar de cuestionamientos a la figura del ministro Rodolfo Méndez Mata, hombre de confianza del presidente Alvarado y uno de los pocos miembros que queda del gabinete original.
Julio
- Pese a dudas en los datos sobre participación en la convención, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) elige como candidata presidencial a la abogada Lineth Saborío, vicepresidenta en el gobierno de Abel Pacheco.
- La mayoría legislativa aprueba el crédito por $1.778 millones con el FMI, aunque se mantienen las objeciones a las medidas fiscales planteadas por el Gobierno para cumplirle a ese organismo.
Agosto
- Una débil pero disputada convención del Partido Acción Ciudadana (PAC) deja la candidatura presidencial oficialista en el diputado y exministro de Economía Wélmer Ramos, en medio de severas fricciones internas que depararon después el distanciamiento de la diputada Paola Vega en relación con él y con el partido, para unirse a Frente Amplio.
Septiembre
- En medio de numerosos desencuentros con grupos opositores, el presidente Carlos Alvarado atacó a su socio funcional, PLN, al señalar que perdió la vocación de gobernar, debido a dudas sobre la agenda fiscal relacionada con el FMI.
Octubre
- Numerosas negociaciones entre sectores políticos cuajaron en la mayor oferta electoral en la historia del país, con 25 candidaturas presidenciales y casi el doble de agrupaciones en pos de una curul, en medio de sentimientos adversos que expresa la población.
- Misión del FMI finaliza primera revisión de los proyectos planteados por Costa Rica y señala puntos favorables del comportamiento de la economía, pero evita asegurar la posibilidad de un segundo desembolso, que sigue sujeto al avance de proyectos fiscales.
- Anuncia su renuncia Luis Antonio Sobrado tras 22 años como magistrado del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y 14 como presidente de ese órgano. Adujo que prefiere evitar cuestionamientos por un eventual conflicto de interés, al postularse una cuñada suya como candidata a vicepresidencia y a una curul con el partido Costa Rica Justa, con Rolando Araya como candidato presidencial.
Noviembre
- Se hace público el caso policial ‘Diamante’, una segunda parte del caso ‘Cochinilla’, referida a instancias municipales, lo que repercute en cuatro alcaldes del PLN, en el alcalde Mario Redondo y el de Escazú, del Partido Nueva Generación (PNG). Detenciones, allanamientos y pesquisas se suman a otros casos, incluso relacionados con narcotráfico en la esfera pública, y posicionan el tema de la corrupción como principal problema del país (Encuesta CIEP-UCR, noviembre 2021)
- Llega a máximos la reprobación popular al gobierno de Carlos Alvarado, mientras el PAC cae en las preferencias electorales a solo 1% y se reafirma una amplia mayoría indecisa, mientras quienes lideran la intención de voto se colocan lejos del 40% necesario para un triunfo en primera vuelta.
- Renuncian la ministra de Educación, Guiselle Cruz, cuestionada por anomalías en la aplicación de las Pruebas Faro, y el ministro de Turismo, Gustavo Segura, que deja el golpeado sector sensible e icónico de la economía nacional para asumir un trabajo en el sector privado.
- Presidente Alvarado reconoce que está “en riesgo” el acuerdo con el FMI y culpa a los diputados por responder a intereses electorales, además se insistir en que no le importa la popularidad de su gobierno.
Diciembre
- Después de numerosos cuestionamientos y objeciones, se aprueba el proyecto de Empleo Público en primer debate, con el voto de 36 diputados y el rechazo de ocho.
