Opinión

Yo fui una, pero ahora soy feminista

Yo era de las que prefería rodearse de hombres porque pensaba que todas las mujeres eran unas delicadas, desleales y chismosas.

Yo era de las que prefería rodearse de hombres porque pensaba que todas las mujeres eran unas delicadas, desleales y chismosas. Yo era de quienes criticaban a las demás usando insultos que apelaban a su apariencia y a su vida sexual, como gorda, flacucha, fea, perra, zorra, puta. Yo fui de las que decía que si tenía hijos prefería varones por ser menos dramáticos y complicados. Yo fui de las que pensaban que el feminismo eran mujeres rencorosas que odiaban a los hombres, que luchaban por ellas mismas y para aprovecharse de su condición. Yo fui de las que decían que las mujeres solo estaban haciendo drama, que las cosas no estaban tan mal. Yo tuve el síndrome de abeja reina por mucho tiempo. Yo fui ignorante por mucho tiempo y luego decidí empezar a informarme y abrir los ojos a la realidad.

Ahora me doy cuenta que por nacer mujer ya tenés menos: menos oportunidades, menos valor, menos mérito, menos derechos y menos sexualidad. Por el simple hecho de venir a este mundo con una hermosa vagina, ya traés puestas todas las etiquetas que la sociedad desea que cumplás. Te visten de “colores femeninos” y con vestidos hermosos; no dejan que te ensuciés; no dejan que te despeinés; te acostumbran a oír lo hermosa que sos; no dejan que jugués de forma brusca; no dejan que jugués con carros, con motos, con superhéroes. Te regalan muñecos con cochecitos bonitos para que empecés a entender que estás hecha para ser mamá; te regalan cocinitas y escobas y una casita para que empecés a sacar tu ama de casa interna y practiqués para el futuro; en general, te enseñan cómo debe de comportarse una señorita. Todo esto para que crezcas y busqués un buen hombre que sea tu esposo y te dé hijos para estar en una casa cuidándolos, quieras o no. Si tuviste suerte, tus papás te enseñaron otra realidad; si no, vos misma tuviste que salir de ahí y quitarte esas cadenas.

Estás cansada de escuchar que necesitás de un hombre para mover algo pesado; que no podés decir “mae” porque así no habla una señorita; que no debería gustarte el fútbol porque es cosa para hombres; que no podés decir que te gusta el sexo porque te verán como puta; que no podés decirle a un hombre que te gusta porque eso es ser una lanzada y que lo vas a asustar. Cansada de que te pregunten si sos señora o señorita; de que ser mujer se use como insulto; de que no quieras una relación y se te juzgue por eso; de que no querás hijos y te digan que nunca serás una mujer completa. Cansada de que te digan que las prefieren más gordas, más flacas, más maquilladas, más naturales, más calladitas. Cansada de no poder ser quien querés ser sin que se estén metiendo en tu vida: ama de casa, doctora, ingeniera, futbolista, astronauta, bailarina, madre, casada, soltera, puta, heterosexual, homosexual, callada, sociable, escritora, poeta, depilada, despeinada.

Yo fui una y luego decidí empezar a informarme; sigo ignorando muchas cosas, pero decidí salir de esa zona de confort y vos también podés. Cultivá tu mente. Quitate las etiquetas y luchemos juntas. No tenés que estar soportando que te traten inferior. Formá parte del cambio. No juzgués a tus compañeras por sus decisiones diferentes a las tuyas, todas somos diferentes y tenemos derechos a decidir lo que creamos conveniente para nosotras mismas. Tratá de sembrar la semilla del feminismo en las mentes que tienen tierra fértil y no te metás en problemas con quienes tienen sus tierras áridas y descuidadas.

Yo fui una, pero ahora soy feminista y no es nada bonito. Le vas a caer mal a la gente, vas a darte cuenta de que muchas cosas que hacías están mal, verás múltiples formas en que se oculta el machismo y algunas a tu simple vista, vas a molestarte, vas a llorar, vas a querer desaparecer y vas a ser juzgada e insultada. Sin embargo, al final del día, sabrás que estás luchando por algo que vale la pena: la equidad, para que las nuevas vaginas no nazcan con menos ni con más, simplemente con la misma oportunidad que los demás.

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