La acción social repercute hacia nuevas alternativas de desarrollo, así como de otras formas de vida, en los cuales cada futuro profesional, sumado a las comunidades, generan un avance hacia los grupos sociales para los cuales van dirigidos.
En el trabajo comunal universitario (TCU), de la Universidad de Costa Rica, es menester, como parte de la formación humanista y holística, ese acercamiento con la localidad donde estudiantes, profesores y la sociedad civil, convergen entre sí, para producir soluciones y recomendaciones a los problemas que la ciudadanía requiere. Desde el TCU, se plantean estrategias para maximizar esfuerzos, que permitan encontrar una forma efectiva, a las necesidades que la gente tiene, como requisito para graduarse.
La experiencia adquirida en cada proyecto ha sido enriquecedora, porque ha puesto adelante las necesidades de diversos grupos sociales como, por ejemplo: las personas discapacitadas. Cada generación actúa para visibilizarlas y trabajar juntos en pos de que se consideren sus deberes y derechos, frente a los grupos de presión.
Nuestros compañeros trabajaron fuerte con las personas, de diversa índole, hasta compenetrarnos con las causas de sus problemas. Hemos desarrollado una investigación, tomando en cuenta, que sus querellas van más allá de las limitaciones del aparato estatal por preocuparse de esta parte de la población costarricense.
El profesor tutor, junto con sus ayudantes, apelaron a nuestro potencial para el trabajo teórico-práctico, aprovechando nuestras aptitudes, siempre bajo el marco del respeto y la asertividad de cada miembro del equipo, con el fin de actuar vigorosamente en las necesidades de las personas con discapacidad.
La creación de contenidos fue un gran insumo, al momento de efectuar los talleres de retroalimentación entre ellos y nosotros. También los consejos del tutor, junto con los asistentes, más nosotros mismos, contribuyeron a la retroalimentación, para abrir nuevas puertas para el bienestar de este sector. Es decir, el estudio facultó que nos nutriéramos durante cada sesión, en el curso de cada proceso del proyecto.
Cada compañero trabajó con tesón, en esas novedosas vías para abrir más puertas y recurrir a la universidad, la municipalidad, la comunidad y el Estado, en el sentido de que estos individuos no son diferentes a otra persona con sus capacidades óptimas, sino que el objetivo es la inclusión de ellos en la vida productiva del país. Lejos de considerarse un peso para el Estado, la población con discapacidad merece que se respete su integridad como cualquier otra persona.
Esta generación sirvió de acicate, en el sentido del empoderamiento de herramientas y acciones, que generó un cambio de actitud en la población discapacitada, para desarrollar una agenda con mejores capacidades, en su proceso de incorporación a la vida laboral del país. Sin duda, eso sirvió para darnos cuenta de lo preciado que es recibir una educación completa y útil para la nación, que funcione responsablemente a fin de ayudar a otros, como la institución académica lo ha hecho con nosotros mismos.