Parece que el silencio de la Sala Cuarta a los recursos de amparo presentados en contra de la urbanización de las Instalaciones Deportivas, ha hecho pensar a las altas autoridades de la Universidad de Costa Rica que el ambiente natural en la ciudad ya no tiene defensa. Así que la mañana del 8 de mayo volvieron a violar lo que quedó de este en la finca 4 vecina, unos de los últimos reductos de biodiversidad en el este de San José, entrando con maquinaria y trabajadores para chapear el zacate gigante y todo arbolito de menos de 5 cm de diámetro, por constituir supuestamente una molestia y peligro para algunos vecinos de la zona.
Esta intervención fue ordenada sin haber consultado a la Escuela de Biología y sin haber procedido previamente a la delimitación del área de supuesta limpieza cuidadosa.
La queja fue por la presencia de algunas personas en condición de calle que han levantado allí sus ranchos precarios y probablemente sí pueden ser considerados elementos inquietantes en el barrio. Soy también vecina, pero considero una solución errática y desmesurada recurrir a la política de tierra arrasada para espantar a estas personas, eliminando de forma violenta la biodiversidad existente y en plena recuperación en esta finca, cuya importancia como refugio para varios tipos de pájaros ha sido defendida por el informe elaborado por la Escuela de Biología de la misma Universidad. ¿Por qué no se buscó otra solución más acorde con el gran lema de las universidades públicas de este año , Vida, diálogo y paz, interviniendo la situación de estas personas vulnerables mediante un programa social conjunto con la Municipalidad, con el fin de erradicar las causas y no solo los síntomas? ¿Se ha considerado que, aparte de aspectos de seguridad, existen pronunciamientos legales y del mismo Consejo Universitario, así como restricciones administrativas sobre la Finca 4, que hacen más que cuestionable la intervención sorpresiva ante una situación bien conocida desde hace mucho tiempo?
Preocupan las variadas explicaciones respecto al origen de la intervención, como que fue por orden del Ministerio de Salud (encargada de mantenimiento) o de la Fuerza Pública, tal y como explica el comunicado interno de la UCR del día 9 de mayo. ¿Por qué el Ministerio de Salud habrá actuado si la queja fue por inseguridad y por qué no se solicitó primero la intervención del Ministerio de Seguridad para eliminar los ranchos, siempre atendiendo la necesidad de un techo para sus habitantes? ¿Por qué hasta el día 10 de mayo todavía no se había eliminado el rancho y recogido otros restos de acampamentos, si esto fue el objetivo principal?
¿Es pedir demasiado que la Universidad proceda a revisiones periódicas del terreno y a la eliminación de eventuales refugios, actuación con la cual la institución hubiera demostrado con más decoro su función de ente para el desarrollo social? ¿Por qué una vez más una orden se emana en ausencia total de voluntad para el diálogo?
¿Por qué se prefirió atender la queja de un grupo de vecinos de forma selectiva y expedita , al contrario del silencio discriminatorio prevaleciente en la alta administración, ante las reiteradas instancias presentadas por los grupos de vecinos organizados en defensa de las dos fincas ante la expansión de infraestructura universitaria ?
Este día 8 de mayo de 2017 es otro día negro en la triste historia de la lucha por el ambiente y la calidad de vida en el cantón de Montes de Oca, acosado por la expansión de cuatro universidades públicas y las tres privadas más grandes; en la defensa del derecho a vivir en un ambiente ecológicamente equilibrado; otro revés en el intento de prevenir o por lo menos reducir los impactos y efectos de fenómenos como el calentamiento global y cambio climático; otro día en el cual personas dentro y fuera de la institución más emblemática del país cuestionan en que el aclamado crecimiento histórico está transformando esta alma máter.