Opinión

El viaje como utopía inteligente

Viajar o no viajar: esa es la cuestión.

Viajar o no viajar: esa es la cuestión. En mi nada desnutrida biblioteca tengo dos libritos que invitan: El arte de viajar, reza uno; otro Teoría del viaje. Poética de la geografía. Títulos ensoñadores. Ahora resulta cada día más fácil, pero todavía nada barato, cumplir con el anhelo: que si no conoce el otro idioma, si le da miedo viajar solo. Que sí…. Allí están las agencias y los bancos para ayudarlo. Hay para todos los gustos: a la otra esquina o hasta “La vuelta al día en 80 mundos”, de Cortázar. A mí, la verdad no me hace gracia devorar kilómetros, ver “todo y más” como en el súper… pero por obra y gracia de una experiencia “utópica”, disfruté y aprendí.

Se va imponiendo una moda, la de tragar aeropuertos y ciudades famosas: pero si estuviera viviendo en Venecia, por ejemplo, me adscribiría al “Resistiamo”, con uvas de ira contra tanto turista, allí, cada año. ¡Cuatro veces más que la población local, sumergidos los habitantes de esa ciudad-museo, entre pocos realmente aptos, hayan o no leído a Thomas Mann! La mayoría, simplemente patanes con plata, sin modales ni cultura, comiendo en cualquier parte, bebiendo como descosidos, vistiendo de cualquier modo, haciendo sus necesidades entre góndolas… Lo mismo, a diario, por ejemplo también en Ámsterdam y Barcelona.

Hay quienes adoptan una perspectiva radicalmente opuesta, como Fernando Pessoa: “La idea de viajar me provoca náuseas… para viajar basta con existir. Voy de día en día, como de estación en estación, en el tren de mi cuerpo (…) Si imagino, veo ¿qué más hago si viajo? (…) Nunca llegamos a otro sino otrándonos mediante la imaginación sensible de nosotros mismos. Los verdaderos paisajes son los que nosotros mismos creamos (…)  Podré ir a buscar riqueza al Oriente, pero no riqueza de alma, porque la riqueza de mi alma soy yo, y estoy donde estoy, sin Oriente o con él. (El libro del desasosiego)

¿Entonces qué? El dilema no es si viajar o no, sino cómo (lo mismo que imaginar, sí… pero cómo). Hace unos meses me tocó una linda experiencia con un grupo, significativamente llamado Nowhere. Participé (por desgracia solo en parte) en su gira por Costa Rica y Nicaragua: nada de lujos, sino turismo de mochila, low cost porque vale el esfuerzo comunitario de preparar la comida, etc., además de que en varios momentos, aparte de senderos ensoñadores y playas perfectas por poco pobladas, se ofrecía charlas por especialistas sobre tópicos históricos, artísticos o ecológicos… Especialmente para jóvenes sensibles, constituye una real alternativa: se ejerce el cuerpo, se amplía la mente, cómo no, también con la aludida imaginación, se refuerza la solidaridad inter-humana, se ejercita la tolerancia más allá de la cáscara; sin concordar, se valora el pensar y actuar del otro, sea en lo inmediato, viendo todo además en devenir histórico. Pues ya está. Me tocó una sabia y sabrosa experiencia humana, humanista y quería compartir ese inmenso placer: ver más en https://nowhereadventure.wordpress.com/ser-viajador-una-filosofia-de-viaje/.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido