Buceaba en la Biblioteca y me tropecé con un artículo de Manuel Formoso Herrera del 31 de Mayo de 1968, el artículo fue publicado en la recién estrenada página 15 de La Nación.
El artículo del joven Formoso Herrera era una defensa de la tolerancia, recordaba la tragedia de la Masacre de San Bartolomé, cuando fueron asesinatos 40.000 protestantes franceses a manos de extremistas católicos. Fue el terrible siglo XVI.
Formoso señalaba que en el siglo XX resultaba raro entender cómo las personas podían matarse por tener una idea diferente de Dios, pero que el siglo XX había producido otro tipo de intolerancia, la intolerancia política donde los seres humanos se mataban porque tenían ideas diferentes del Estado. Formoso resentía el clima de Guerra Fría en Costa Rica.
El alegato concluía defendiendo la necesidad de derogar el párrafo 2º del artículo 98 de la constitución, texto que había permitido la ilegalización electoral de todas las plataformas electorales del Partido Vanguardia Popular desde 1953 hasta 1970. El artículo sería derogado en 1975.
Formoso consideraba ese artículo como una suerte de apartheid, que dividía a la población en dos ciudadanos: “blancos” con plenos derecho y “los negros rojos”, los comunistas que no tenían derechos políticos. Así se llamaba el artículo: “Los negros rojos”.
Han pasado 50 años de eso y hoy las diputadas Yorleny León y Luis Antonio Aiza (PLN), Xiomara Rodríguez (PRN), Catalina Montero (PAC) y Erick Rodríguez Steller (castrista) han dictaminado un proyecto de ley muchísimo peor y muchísimo más antidemocrático que el párrafo 2 del artículo 98.
El expediente 21.097 es parte de los proyectos para ilegalizar las huelgas en el país y allí los diputados del nuevo apartheid pretenden volver casi imposible las huelgas en: “salud, seguridad, comedores escolares, educación pública, suministro de combustibles, (…) centros de internamiento, suministro de agua, depósitos y retiros bancarios, telecomunicaciones, control de tráfico aéreo, acceso a la justicia, tránsito, centros penitenciarios (…), servicios de transporte ferroviario, marítimo y aéreo, carga y descarga en muelles y atracaderos” y un largo etc. con 79 categorías.
En un país con 14% de tasa de afiliación sindical asentada básicamente en empleados públicos, los servicios reseñados cubren casi el 100% de la afiliación sindical del país. En los hechos cada huelga sería considerada un acto ilegal. Con los proyectos presentados por Yorleny León y Carlos Ricardo Benavides, el combo del ICE habría sido ilegal desde el día 1. Sin duda, en cada huelga habrá presos políticos: los Carlos Andrés Pérez aumentarán, pero también los Sergio Rojas Ortiz.
Los militantes del Partido Comunista lo pasaron muy mal en la posguerra, el acceso al poder por la vía electoral o militar estaba vedado, pero el Partido Comunista sobrevivió organizando huelgas y sindicatos, que son las organismos de base, las raíces nutricias del movimiento obrero y de la izquierda política.
Los comunistas, aunque eran “Negros rojos” como les llamaba Formoso, no se les impedía “la vida y el pan” de su movimiento, sobrevivieron atrincherados en los sindicatos.
Con nuestros actuales diputados, que son una mezcla de todas las intolerancias: neoliberales soviéticos, fundamentalistas de mercado e idólatras (si vale la pena hacer la diferencia), se le está cortando de raíz el alma y la vida que nutre a cualquier opción política progresista y de izquierda en este país en el presente o el futuro.
No solo están instalando un apartheid, una sociedad con ciudadanos de primera y segunda clase, sino que están instalando un despotismo que nada tiene que envidiarle a Airstrip One, la Inglaterra que imaginó Orwell en la novela 1984.