Hace unos meses decidí que iba a votar por descarte… y terminé descartando todas las opciones. Pareciera que casi medio país comparte el sentir, pero la próxima presidencia va a salir de esa papeleta con o sin nuestro voto, entonces desarrollé una estrategia para decidir dónde poner mi X. Les cuento:
Paso 1: Descarte (un poco)
Si de entrada logra descartar a todos menos uno ¡Felicidades! Ya sabe por quién votar y puede dejar de leer.
Si no, entonces empecemos por descartar algunos puntos básicos:
-¿Alguno/a arriesga sus derechos fundamentales? Mi recomendación es que le descarte.
-¿Ha sufrido amenazas o bullying en línea por parte de los militantes de un partido? Igual.
-¿Siente náuseas, hormigueo, hiperventilación o sudor frío al visualizarle ganando? Descarte.
-¿Trabajar directamente con una de esas personas implica peligro de maltrato o acoso? Descarte. Podría no ser usted, pero nadie merece eso.
-¿Contradicción ideológica fuerte? Descarte.
-¿Escucharle le da ataques de furia, risa o llanto? Descarte.
Paso 2: Defina prioridades
Cuando escogemos por quién votar hay “no negociables”. Esta vez puede ser que tengamos que bajar esa barra. Les recomiendo definir prioridades siendo lo más específico posible. Por ejemplo:
-Economía: ¿Menos impuestos?¿Impuestos más progresistas?¿Gravar Zonas Francas?¿Privatizar?¿Expropiar?¿Dolarizar?
-Salud Pública: ¿Quién y cómo manejaría la pandemia? ¿Cree en la Caja, la oración como medicina, la homeopatía?
-Inseguridad: El tema unificador, hasta al hampa le roban el mandado, pero ¿cuál sería el abordaje y las propuestas específicas?¿Atacar la desigualdad como causa subyacente? ¿Mano dura?¿Legalización de drogas?¿Suerte?
-Ideología: Si tira conservador, tiene una plétora de opciones. Si se inclina hacia la izquierda del espectro ideológico, unas 4.
-Género y DDHH: ¿Estado Laico?¿*Ideología de género*?¿Acción afirmativa?¿Todas las vidas importan?
-Rol del Estado: ¿Rellenito o a dieta?¿Robusto o irrelevante?¿Eficiente o elefante?
Defina su “Top 3” de prioridades y vea quiénes coinciden.
Paso 3: Escoja
Ya tenemos nuestros “menos malos”: ¿A quién le dolería menos ver ganar? Anote.
Paso 4: Haga su voto realmente útil
Vamos a ver las encuestas: ¿Está su opción entre los primeros 3? Genial ¿No? Perfecto. Votar por ella podría ser útil de todas formas.
La falacia del voto útil nos empuja a votar por alguien “que pueda ganar”, para no “desperdiciar” el voto, basado en lo que digan las encuestas; primer error porque sabemos que, en panoramas tan volátiles, son poco representativas. Además, solo sería cierto si el único objetivo del voto fuera ganar, pero cuando viene una segunda ronda, todo cambia.
Pasado el 6 de febrero vendrá un movimiento de placas tectónicas, mientras se alinean alianzas, egos y votantes. Cómo se distribuyan las adhesiones, hacia dónde se muevan las posturas y qué se negocie… tiene todo que ver con los resultados de la primera ronda.
El voto que demos, más allá de llevar a esa persona a segunda ronda, le dice al país cuáles son nuestros valores y prioridades. Puede no escoger al ganador, pero siempre manda un mensaje. Esa es la verdadera utilidad del voto en esta ronda: hacernos escuchar de cara a la siguiente.
Yo hoy tengo claro por quienes nunca votaría, y me preocupa que tantas opciones de derecha hagan percibir erróneamente que somos un país 90% conservador, liberal en lo económico, y ridículo en lo social, como la papeleta. Voy a priorizar lo sanitario, avances de derechos y una política económica de redistribución. Con eso me quedan un par de opciones. El paso 4 voy a darlo en la urna. Va a ser un voto útil, porque va a decirle a los Partidos lo que realmente me importa, y probablemente miles más piensen parecido.
Aún así, la idea es que esta guía les sirva sin importar cuáles sean sus prioridades, aunque no las comparta, porque de eso se trata la democracia.