Laborar como profesor universitario —por más de dos décadas— no es lo mismo, antes de la pandemia (covid-19) que posterior a ella. Ahora se han desarrollado nuevas formas, por lo que el Conesup toma la decisión de emitir el Reglamento General del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada Decreto 44019-MEP, en fecha de publicación 6 de junio del año 2023 (derogando así el Decreto Ejecutivo, no. 29631-MEP del 18 de junio de 2001), para venir a posibilitar el impartir clases, bajo modalidades mixtas, combinando actividades con presencialidad remota y otras sesiones presenciales físicamente, por ejemplo, para cumplir con laboratorios de ciertas carreras.
Es que como seres humanos con la característica básica —lo cual hace que nos posicionemos por sobre el resto de los seres vivos, que componen el planeta— de la resiliencia, hizo que hubiera adaptación —en plena pandemia— y se encontraran nuevas formas de realizar el trabajo en confinamiento, para evitar contagios y poder seguir produciendo.
Lo anterior, merced —por supuesto— al desarrollo imperante en los tiempos actuales de las tecnologías y la información, por medio de la Inteligencia Artificial, la Internet, la robótica, etc.
Véase, por ejemplo, antes de la pandemia, las clases en su mayoría eran totalmente presenciales —a diferencia de lo que hoy ocurre, que lo presencial, es la excepción y la regla la virtualidad sincrónica—, lo que conllevaba, si bien, una mayor interacción social, eso traía en este país tropical mayor contaminación ambiental, por ende, afectación para salud de las personas trabajadoras, aunado a los riesgos in intinere (traslados de la casa a los centros de trabajo físicos y viceversa) y, por supuesto, una exclusión de oportunidades, de quienes no podían asistir bajo esta modalidad, por cuestiones de limitaciones físicas y geográficas.
Ahora, por el contrario, con la telemática y por medio de sus distintas plataformas, se hace más inclusiva y democrática la educación universitaria, pues se puede asistir a clases sin necesidad de traslados, de exposición de la integridad física, de gastos en tiempo, dinero y de afectación a la salud física y mental.
Hoy se permite que se programen los exámenes con antelación dentro de los entornos, entrando todo el estudiantado por medio de sus computadoras, y así empezar al mismo tiempo y a su vez terminar en un tiempo predefinido, sin concesión alguna del profesorado, que pueda conllevar algún tipo de beneficio personal y una vez concluidos estos, inmediatamente (milésimos de segundos) el mismo sistema dicta el resultado, con lo que se elimina el ansia y el stress de la espera por parte de los educandos.
Es entonces, que ya no se trasladan las pilas de papel —con el temor de la pérdida estas— para ser posteriormente revisadas, con la pena de tener que descifrar letras y redacciones imposibles de entender, lo cual podría haber generado malentendidos a la hora de poner una calificación.
Como puede percatarse, estas nuevas realidades están dictando el nuevo desarrollo educativo universitario, a pesar de la oposición de muchos sectores. Ahora bien, sin tomar partida de si esto es bueno o malo, o hay que volver a lo anterior, o hay que hacer modificaciones en pro del equilibrio social, sí es oportuno hacer ver esto dentro del ámbito laboral educativo, en donde se debe traer aparejado un pensamiento amplio y proactivo, en donde ya no resulta tan necesaria la construcción de una mole de cemento, sino una mole tecnológica, que venga a democratizar la educación, en beneficio de la mayoría de la población y por supuesto del interés de Costa Rica.

