Opinión

Todes: el uso de la lengua como acción afirmativa

En 1502 con la llegada de Colón en las costas caribeñas, inició el proceso de colonización del territorio que hoy llamamos Costa Rica. Desde entonces la Corona española, inicialmente de la mano con la Iglesia católica y posteriormente el Estado costarricense, impuso el uso del castellano o español como lengua única, sino oficial.

A 520 años, este lejano hecho pareciera distante e irrelevante, pero toma importancia cuando se enmarca el idioma español no como una lengua elegida, sino una impuesta, resultado de un largo proceso de colonización. Y aun más bajo el reconocimiento de que la imposición del español es la causa directa de la pérdida masiva de lenguas en el continente, una evidencia de que el proceso de colonización sigue vivo y tiene consecuencias materiales todavía hoy. Como dice la lingüista mixe Yásnaya Aguilar Gil, lo lingüístico es político, pues no se escoge la lengua con la que elegimos entrar al mundo.

Así, tomando como punto de partida que en el territorio que habitamos el uso del español más que una elección es una imposición colonial, es importante además recordar que para las poblaciones históricamente discriminadas, para las personas que pertenecen a grupos históricamente marginalizados y vulnerabilizados, el uso del lenguaje no es un ejercicio retórico, no es una labor académica para publicaciones prestigiosas, sino que es una estrategia de resistencia.

Para quienes vivimos sin el reconocimiento pleno de nuestra ciudadanía y derechos humanos, para quienes existimos al margen del Estado social de derecho, para quienes nuestra identidad genera duda, burla, sospecha e incluso odio, el lenguaje es una práctica de libertad y una estrategia de supervivencia en espacios hostiles.

Para las personas cuir, y particularmente para las personas no binaries, el todes va más allá del uso correcto del idioma español, su uso comunica que se habita un espacio donde se afirma la identidad de género de cada quien. Por lo tanto, el todes no busca satisfacer las reglas de la lengua impuesta, sino expresar una propuesta política: el reconocimiento pleno de la identidad de género.

A pesar de que este ha sido el espíritu de su uso, cuando se habla del todes usualmente se analiza la parte gramatical, sintáctica, porque se analiza la lengua desde el privilegio, dándole voz a las instituciones coloniales o que sostienen el orden colonial. Y esto se observa cuando se delimita el uso del elle o todes dentro del uso del ¨lenguaje inclusivo¨, un mecanismo que de forma mañoza e inconsciente fuerza un binario: estar en contra o a favor de su uso. Estos análisis academicistas y verticales sostienen y reproducen la imposición colonial de la lengua y despojan el uso del todes de su contexto, su uso y su poder para reducirlo a un debate donde solo las autoridades académicas tienen la razón.

Cuando la realidad es que no hay debate sobre el uso de elle o el todes, existe y se usa. Las personas no binaries existimos y siempre hemos existido a pesar de la imposición colonial, moderna y violenta de borrarnos. Para la mayoría de nosotres nuestro pronombre es elle y no necesitamos permiso de ninguna academia, de ninguna institución ni de nadie para nombrarnos ni para existir.

¿Entonces cuál es el debate? ¿Qué estamos discutiendo?

Cuando hablamos del uso del todes, del elle y en general del uso de la “e” como sustitución de la “o” en el masculino generalizador, el debate no es si estamos usándolo correctamente o si estamos de acuerdo con su uso o no. Es si vamos a usar un lenguaje que comunique un espacio seguro para las personas con todas las identidades de género y particularmente para las personas no binaries.

No se trata de usarlo de forma perfecta, de no equivocarse nunca. La idea de hablar bien es un resultado de la enseñanza colonialista del español como imposición en nuestro proceso de crecimiento y enseñanza. En contraposición, el uso del todes lo que propone es una comunicación fluida que permita asegurar espacios seguros para todas las personas.

Así, al preguntarnos sobre el uso del todes la pregunta que deberíamos hacernos es ¿vamos a utilizar las herramientas que tenemos a mano para comunicarnos para asegurar y garantizar espacios seguros para todas las personas? Porque el verdadero debate es si vamos o no a impulsar espacios donde se reconozca de forma plena la identidad de género autopercibida de todas las personas.

Y, por lo tanto, cuando decimos todes lo que comunicamos es que en ese espacio, en ese lugar, nadie tiene que enclosetarse para sobrevivir.

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