Opinión

Terror en el campus de la Universidad de San Marcos, Lima Perú

En este momento, la comunidad estudiantil de la UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS se está ganando el derecho de hacer suyas aquellas históricas palabras plasmadas en el MANIFIESTO UNIVERSITARIO DE CÓRDOBA de 1918, cuando una multitud de estudiantes argentinos se atrevieron a proclamar su libertad académica y de pensamiento gritándole al mundo:

“Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.

De ninguna manera podemos mirar con indiferencia la actual invasión militar del campus de la UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS. Hoy se impone nuestra solidaridad con el pueblo peruano y, particularmente, con la comunidad estudiantil limeña que en estos momentos está siendo masacrada por las fuerzas represivas de un gobierno de facto sin autoridad moral, responsable de más de 60 muertos víctimas del terror estatal.

Comprendemos que la ingobernabilidad del Estado peruano tiene causas muy profundas que solo su pueblo podrá resolver. Pero la prevalencia de la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA debe ser sustrato indispensable en la búsqueda de alternativas democráticas que le devuelvan la paz y la esperanza al pueblo peruano, cuna de la gloriosa cultura Inca, aquella que nos ha heredado mucho de nuestro ser latinoamericano.

En este sentido cabe señalar que, guardando la enorme distancia que existe entre la realidad peruana y la nuestra, las universidades públicas costarricenses también están siendo expuestas a graves amenazas concebidas desde las más altas esferas del poder del Estado. Aquí también se atisban negros nubarrones contra la AUTONOMÍA de las instituciones públicas de educación superior.

El proyecto de ley presentado el pasado 21 de diciembre a la Asamblea Legislativa por parte del Poder Ejecutivo , denominado LEY REGULADORA DEL FONDO ESPECIAL PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR, justamente, pretende acabar, por la vía presupuestaria,  con  los grandes logros democráticos  de las universidades públicas. Ello nos obliga a estar muy atentos para defender una herencia tan preciada, cultivada desde los años cuarenta del siglo pasado con la fundación de la UNIVERSIDAD DE COSTA RICA.

 La imposición de nuevos modelos políticos autoritarios, de fachada populista, a menudo comienzan por socavar algunas conquistas democráticas esenciales, como lo es, justamente, el derecho a una educación superior de carácter público, democrático y autónomo.

Valga la ocasión para hacer una llamada de atención a las conciencias democráticas de nuestro país para instarlas a manifestar su solidaridad con la comunidad universitaria de SAN MARCOS y el pueblo peruano en general.

Asimismo, les instamos a mantenerse alerta ante la amenaza que se avecina en contra de las universidades públicas costarricenses.

 

 

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