Opinión

Sobre la formación de lectores

Según las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), el 25% de los jóvenes no poseen capacidades de inferencia de los textos que leen.

Ya no es suficiente con hacer actividades de liberación de libros y de intercambio. El tiempo nos alcanzó con una realidad abrumadora: los jóvenes consideran que leer es perder el tiempo. Es claro que la sociedad ha perdido una batalla y sanar heridas será muy difícil.

No es problema del libro, tampoco es culpa de la tecnología. Bien podríamos tener al frente los mejores mecanismos para acceder a material de lectura, se podrían obviar los precios, bajar costos, pero ello no es el quid del asunto. La capacidad lectora se ha perdido cuando ella misma significa mucho más que decodificar un código representado por una serie de caracteres visuales.

Según las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), el 25% de los jóvenes no poseen capacidades de inferencia de los textos que leen. Si eso es así, se puede concluir que no existe por lo tanto una capacidad de ser crítico ante la información que se consume, sea verdad o no.

La oferta literaria existe, igual que los medios para acceder a ella ejemplo de ello son las bibliotecas, pero no existe el desarrollo de un hábito lector y mucho menos existe el desarrollo de las competencias mínimas necesarias para que la actividad lectora sea de provecho.

Bien se podría realizar una campaña de captura de personas lectoras y dotarlas de títulos importantes de textos literarios; posiblemente el resultado sería alto en lo cuantitativo, pero lo cualitativo sería otra cuestión. Todo ello, por lo tanto, se traduce en generaciones que están siendo formadas como operadores en oficios mecánicos, incapaces de ejercer de forma básica una lectura crítica de la información a la que acceden y menos aún del entorno que las rodea.

Preguntarse dónde se encuentra la raíz del estado actual indicado por las pruebas PISA es motivo de estudio e investigación, pero es claro que el sistema educativo de primaria y secundaria tiene mucho que ver. Una revisión somera y superficial de los planes de estudio en las distintas materias evidencia una ejecución memorista de lo que se lee.

El modelo país que estamos desarrollando en Costa Rica busca una sociedad productora de bienes y servicios y deja de lado lo intelectual y lo crítico, evita aquello que permita cuestionar los caminos que se eligen para el tránsito nacional, ¿será por eso que la lectura de calidad y no mecánica no es una prioridad para el estado? No importa cuanto se escriba o que tan accesibles sean los libros, el daño realizado sobre varias generaciones se encuentra consolidado.

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