Opinión

Silencios

“Muere un amor en mitad de la esperanza y un silencio sepulta su cadáver de pájaro”. Jorge Debravo. Como todo proceso de revelación, los estereotipos y los mitos tienen un inconfundible lugar en la vida social. Puede ser la expulsión de la pareja que contaminó el vergel edénico. El amor alienado de Narciso que sucumbió … Continued

“Muere un amor en mitad de la esperanza y un silencio sepulta su cadáver de pájaro”. Jorge Debravo.

Como todo proceso de revelación, los estereotipos y los mitos tienen un inconfundible lugar en la vida social.

Puede ser la expulsión de la pareja que contaminó el vergel edénico. El amor alienado de Narciso que sucumbió en el lago (el común de los especialistas lo ubica en el río por ser más estético).

La montaña que vincula el cielo con el infierno (en algún momento se había aclarado que, el infierno, era “una construcción social”; más bien, un discurso ideológico para interiorizar culpas).

En cierta forma, las creencias conducen a lo irascible. Algo así como una declaración contra el ignoto poder del mercado, aunque el “Horizonte” es más claro con el gobierno del PAC: empleo público, sin actores sociales o simples equilibristas del consenso; el ascenso a la OCDE para escalar los comités de ciencia, tecnología, educación, comercio, etc.

El consecuente derrame de riquezas para el bienestar nacional, la proclama de ventas de activos del Estado por el jerarca del BCCR en un abrazo conmovedor con la Uccaep y esos economistas que se frotan las manos, dan palmaditas a los talentosos diputados que ferozmente lanzan dentelladas al cuello de las universidades públicas.

Que conste, con pandemia y necesidades básicas por atender y, sobre todo, la vida. Y es que en este repliegue forzado del mundo, donde los héroes ha sido diezmados, la diversión guardada por decreto, so pena de una multa que los dejará sin ningún ahorro y con una paliza extra si se niega a cumplirla. Como usted sabe, hay más de un justiciero que dispara en nombre de daños colaterales o el gastado término: ajuste de cuentas, venganza de verano o invierno.

Aquí y allá se exaltan los nacionalismos y los discursos populistas, los miedos racionales e irracionales se multiplican de diversas maneras y la única fórmula para evitar el peligro, para preservar la vida es la unidad, el frente común, cobijarse en una sola bandera, cerrar fronteras y patrullarlas por aire, caminos, trochas, montañas, tierra, ríos y mar, ¿habrá alguien insensato que ponga en duda este discurso ideológico? ¿Se lapidará al divergente?

En ese imaginario se desgrana el oportunismo político y la legítima solidaridad de los marginados del sistema: el pobre, el inmigrante, el indígena invisibilizado… Y se exalta el chauvinismo con ribetes de muros que se multiplican en las redes sociales hasta explotar en incendios xenofóbicos que dejan al descubierto lo más abyecto de la condición humana.

Por eso encontramos los tinglados más exóticos: Trump y su estrategia político-electoral de responsabilizar a la OMS y a China por el impacto devastador en Estados Unidos; eso sí, sus manos en el bolsillo del Deutsche Bank, según The New York Times.

Benjamín Netanyahu anuncia, sin ningún sonrojo y como cualesquier conquistador medieval, la usurpación de Cisjordania y su deporte favorito: el exterminio palestino ante la indiferencia del mundo.

O también la estulticia de Ortega o Bolsonaro por pretender ser especialistas de una materia que nunca han cursado, con las consecuencias terribles del costo de vidas humanas. Como dice el poeta: “Cogen la libertad, la escupen, la desangran,/ Y un silencio terrible cierra los campanarios”. (Debravo).

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Silencios

“Muere un amor en mitad de la esperanza y un silencio sepulta su cadáver de pájaro”. Jorge Debravo. Como todo proceso de revelación, los estereotipos y los mitos tienen un inconfundible lugar en la vida social. Puede ser la expulsión de la pareja que contaminó el vergel edénico. El amor alienado de Narciso que sucumbió … Continued

“Muere un amor en mitad de la esperanza

y un silencio sepulta su cadáver de pájaro”.

Jorge Debravo.

Como todo proceso de revelación, los estereotipos y los mitos tienen un inconfundible lugar en la vida social. Puede ser la expulsión de la pareja que contaminó el vergel edénico. El amor alienado de Narciso que sucumbió en el lago (el común de los especialistas lo ubica en el río por ser más estético). La montaña que vincula el cielo con el infierno (en algún momento se había aclarado que, el infierno, era “una construcción social”; más bien, un discurso ideológico para interiorizar culpas).

En cierta forma, las creencias conducen a lo irascible. Algo así como una declaración contra el ignoto poder del mercado, aunque el “Horizonte” es más claro con el gobierno del PAC: empleo público, sin actores sociales o simples equilibristas del consenso; el ascenso a la OCDE para escalar los comités de ciencia, tecnología, educación, comercio, etc. El consecuente derrame de riquezas para el bienestar nacional, la proclama de ventas de activos del Estado por el jerarca del BCCR en un abrazo conmovedor con la Uccaep y esos economistas que se frotan las manos, dan palmaditas a los talentosos diputados que ferozmente lanzan dentelladas al cuello de las universidades públicas. Que conste, con pandemia y necesidades básicas por atender y, sobre todo, la vida.

Y es que en este repliegue forzado del mundo, donde los héroes ha sido diezmados, la diversión guardada por decreto, so pena de una multa que los dejará sin ningún ahorro y con una paliza extra si se niega a cumplirla. Como usted sabe, hay más de un justiciero que dispara en nombre de daños colaterales o el gastado término: ajuste de cuentas, venganza de verano o  invierno.

Aquí y allá se exaltan los nacionalismos y los discursos populistas, los miedos racionales e irracionales se multiplican de diversas maneras y la única fórmula para evitar el peligro, para preservar la vida es la unidad, el frente común, cobijarse en una sola bandera, cerrar fronteras y patrullarlas por aire, caminos, trochas, montañas, tierra, ríos y mar, ¿habrá alguien insensato que ponga en duda este discurso ideológico? ¿Se lapidará al divergente? En ese imaginario se desgrana el oportunismo político y la legítima solidaridad de los marginados del sistema: el pobre, el inmigrante, el indígena invisibilizado… Y se exalta el chauvinismo con ribetes de muros que se multiplican en las redes sociales hasta explotar en incendios xenofóbicos que dejan al descubierto lo más abyecto de la condición humana.

Por eso encontramos los tinglados más exóticos: Trump y su estrategia político-electoral de responsabilizar a la OMS y a China por el impacto devastador en Estados Unidos; eso sí, sus manos en el bolsillo del Deutsche Bank, según The New York Times. Benjamín Netanyahu anuncia, sin ningún sonrojo y como cualesquier conquistador medieval, la usurpación de Cisjordania y su deporte favorito: el exterminio palestino ante la indiferencia del mundo.

O también la estulticia de Ortega o Bolsonaro por pretender ser especialistas de una materia que nunca han cursado, con las consecuencias terribles del costo de vidas humanas.

Como dice el poeta: “Cogen la libertad, la escupen, la desangran,/ Y un silencio terrible  cierra los campanarios”. (Debravo).

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