Opinión

Salida de divisas

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No es mi especialidad la macroeconomía, pero cuando uno percibe lo que está sucediendo en el país, lo menos que puede pensar es que se está por el camino errado, y que los directores de las políticas públicas no perciben la gravedad de la situación.

No hay duda que tenemos una aguda crisis fiscal, sin precedentes en los últimos 35 años. Cierto es que vivimos en una economía globalizada, que implica ciertas responsabilidades impuestas por los mismos tratados de libre comercio. Pero hay ciertos fenómenos que no me puedo explicar y que creo, en su mayoría, responden a un agiotismo mercantil que nos tiene cada vez más subyugados y esclavizados de los grandes poderes económicos locales y extranjeros.

Para todos es claro que la apertura mercantil es una bomba de tiempo en las finanzas públicas. En esto entra en juego la entrada y salida de divisas. ¡De qué nos sirve mejorar el PIB, si no controlamos las importaciones!

La pregunta clave es: ¿qué tan necesario es que dispensemos abundantemente nuestros recursos económicos, duramente obtenidos con nuestras exportaciones, en la compra de bienes y servicios suntuosos o innecesarios?

Todos somos testigos de la abundante oferta de productos importados: cervezas, embutidos, carnes, conservas y, el colmo, hasta naranjas.  Lo sorprendente es que, en muchos de los casos, los productos tienen precios más bajos y su calidad es superior a los producidos en el país. ¿Cómo es posible que una cerveza alemana de alta calidad y sabor, que paga mayores impuestos, sea a veces tan barata que cueste la mitad de lo que vale la nacional? ¡Es que la Cervecería Costa Rica está especulando con los precios! ¿Cómo embutidos y productos cárnicos importados de EE. UU. resultan a precios más favorables que los producidos acá?

Al respecto, es bien sabido que nuestro país es muy caro y que ello afecta no sólo nuestros bolsillos, sino la competitividad turística. Entonces ¿Cómo es posible que muchos de los productos nacionales tengan precios más bajos en el exterior, como es el caso de Panamá y República Dominicana?

No hay duda de que el Estado está llamado a proteger a los ciudadanos con políticas de precios justos no solo en la canasta básica, sino también en todos los bienes y servicios. Esto permitiría, en consecuencia, impulsar una política impositiva más justa. ¡No deberían, por ejemplo, empresas con altos beneficios, probablemente con contabilidades duplicadas, pagar mayores impuestos! ¿Por qué cooperativas cerradas, como la Dos Pinos, están exentas de impuestos, siendo cooperativas, o más bien monopolios, que se ponen esa careta, solo para evadir los impuestos?

En esta línea, resulta razonable que ciertos productos sean altamente gravados, como son los alimentos para mascotas, sobre todo si son importados. No tengo nada contra esos animales, pero, si alguien quiere tener ese lujo, que pague por ello o lo haga a la usanza antigua: a comer desperdicios.

El mercado automotriz resulta interesante de analizar. Todo son importaciones, sean nuevos o usados, implican salida de divisas. El parque automotor crece y la infraestructura existente está colapsada. No se retiran antiguos vehículos de circulación. En consecuencia, la espiral es insostenible. Pero curioso que, si la importación baja, el Ministerio de Hacienda se ve en apuros por la falta de los ingresos por impuestos vehiculares. Burda contradicción, ya que lo importante es evitar la salida de divisas.

Mejorar el transporte público. ¡Ya pudiéramos hacerlo gratuito, como en Alemania! Gravar más fuertemente los autos según su precio. Fomentar la compra de autos populares. Restringir la circulación, al menos en algunas vías, dependiendo del número de ocupantes del vehículo.

Hay un aspecto a tomar en cuenta, no porque afecte la salida de divisas, sino porque resulta un mercado especulativo, de grandes beneficios, poca inversión y fraude con el no pago de impuestos. Las llamadas “repuesteras” compran furgones de repuestos a precios ridículos y los venden con altísimos beneficios, sin ninguna regulación por parte del Estado, ya que, en la mayoría de las veces, ni factura entregan.

En un último aparte, me tiene sorprendido la inoperancia del Estado para evitar la salida de divisas por espectáculos públicos que resultan inaccesibles para la mayoría de la población, ya que son sólo para las élites debido a sus costosos precios de entrada y resultan en un beneficio para unas pocas empresas del país. El Circo del Sol, conciertos de famosos artistas o grupos deberían gravarse con altos impuestos, de modo que reviertan algo de sus enormes beneficios a la sociedad.

Estos son los temas que queremos escuchar de los candidatos a la Presidencia de la República.

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