Opinión

Rodrigo Facio: Vivir es mirar hacia adelante

Al cumplirse 100 años del nacimiento de Rodrigo Facio resulta de capital importancia estudiar la obra de este ilustre costarricense,

Al cumplirse 100 años del nacimiento de Rodrigo Facio resulta de capital importancia estudiar la obra de este ilustre costarricense, una de las más deslumbrantes figuras del escenario intelectual y político de nuestra historia. A veces, estudiamos la historia, simplemente para regodearnos o recrearnos en torno a lo que realizaron nuestros antepasados y, en otras, para que nos sirva de ejemplo.
En el caso de Facio, me he propuesto interrogar su papel histórico desde el punto de vista de la ética política imperante en los tiempos actuales; ciertamente, para recordar momentos paradigmáticos de nuestro pasado, pero también para enjuiciar la forma en cómo quienes gobiernan y asumen puestos de liderazgo están abordando la solución de los problemas políticos, económicos, sociales y culturales que nos agobian y nos tienen indignados en la actualidad.
La comparación tiene sentido, porque los problemas que Rodrigo Facio denunció en su tiempo son básicamente los mismos que hoy aquejan a la sociedad costarricense: el personalismo y la falta de liderazgo en la política, la intransigencia y el dogmatismo mesiánico, la corrupción y el relajamiento de las instituciones públicas, la mentira y la política del miedo, el salvaje y descarnado modelo liberal de mercado imperante y la carencia de un gran proyecto país que nos encumbre y nos una a la vez, como individuos y sociedad.
Dentro de esta lista de problemas, no se puede dejar de mencionar que los partidos políticos –incluyendo Liberación Nacional, el que fuera el partido de Facio—se han convertido en estructuras vacías de contenido, en simples maquinarias electorales, en una especie de franquicias que solo sirven para luchar y alcanzar el poder, pero después que lo obtienen, casi nada de nada. Durante décadas, muchas cosas se han hecho mal. Dejamos de pensar en grande y nos hicimos tan pequeños, que el simple arreglo del puente de la platina se convirtió en una tragedia nacional.
Ante este oscuro panorama, se debe rescatar no solo la integridad moral de Rodrigo Facio sino, también, el hecho de que estudió la realidad nacional para comprenderla y transformarla y fue un hombre crítico que combinó la teoría con la solución de los problemas. No cabe duda de que, si estuviese con vida, hoy propondría un profundo programa de rectificaciones para enfrentar los problemas citados, tal y como lo hizo en la década de los años 40 y 50, del siglo pasado.
Así pues, ante el estado de parálisis en el que se encuentra el país, producto del conformista discurso de la ingobernabilidad –que de manera sistemática y cobarde pusieron de moda quienes nos han gobernado en los últimos tiempos–, y el miedo derivado a emprender grandes proyectos, se impone una renovación del espíritu y del ideario de Rodrigo Facio, como nos enseña en una de sus poesías: “Vivir es mirar hacia adelante… creer en que hay mañana y sentir deseo de crear… Hay vidas a montones que no viven porque no sueñan ni hacen nada”.
Contagiados de esa actitud tan gallarda y optimista de la vida, como individuos y como sociedad deberíamos emprender un proceso de rectificaciones y reconstrucción nacional, en defensa de las bases políticas, económicas, sociales y culturales de nuestro régimen democrático, en protección de nuestros recursos naturales y la búsqueda de un Estado más eficiente y solidario. Esto requiere remover las cachazas del miedo y de conformismo que hoy envuelve el alma nacional. Esto requiere una nueva forma de Estado y de un nuevo sistema político. Esto requiere de una nueva Constitución Política, de un Estado y un sector público que responda, de manera eficiente y eficaz, a las nuevas necesidades, principios y valores de la gente, de tal forma que nos posibilite a todos vivir mejor.
En conclusión, se trata de crear una nueva cultura política de solidaridad, que nos permita superar la pobreza; de valentía, que nos permita superar la parálisis que provoca el miedo al cambio; de equilibrio, que nos permita superar el vallecentrismo en favor del desarrollo armónico de todas la regiones del país, y de innovación, modernidad y creatividad que nos permita superar la cultura de los remiendos, y convertirnos en un moderno Estado más eficiente, competitivo, ecológico, democrático y respetuoso de los Derechos Humanos.
¡Es necesario estudiar y hacer camino con urgencia! He aquí la actualidad, la necesidad y el reto de estudiar a Rodrigo Facio, en su pensamiento y acción; un hombre que como pocos combinó la teoría con el saber hacer.

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