Al celebrar el 81 aniversario de la creación de la Universidad de Costa Rica (UCR) resulta apropiado estudiar la influencia del pensamiento de Rodrigo Facio Brenes.
Una parte de la visión de Facio Brenes la encontramos en las transcripciones de las actas de la Asamblea Nacional Constituyente de 1949, pero otra, muy detallada, aparece en el mensaje correspondiente al acto de clausura del año académico de 1954.
Libertad de conocimiento y pensamiento
En su mensaje Facio Brenes, al hablar de la Universidad como un centro de pensamiento y conocimiento, esboza ideas que tienen una triple dimensión: política, social y jurídica.
Al respecto dice que “Libre es, pues, la Universidad de Costa Rica; abierta a todas las tendencias; receptiva a todas las inquietudes filosóficas, científicas o sociales; respetuosa de todas las ideas. Y no aceptará nunca más calificativo que ese: el de libre. Entiéndase bien: el de libre, no el de liberal con su histórica connotación anti-religiosa”.
Si derivamos una conclusión podría ser el ideal de que la Universidad existe no solo como un lugar excepcional en el que se puede y debe ocurrir el debate de las diferentes corrientes de pensamiento y conocimiento, sino que es trascendental su presencia en un sistema democrático sometido a constantes cambios, en crisis o con instituciones débiles.
La anterior idea se explica mejor cuando sostiene que “El día en que la Universidad estuviera al servicio de un poder político, o de una confesión religiosa, o de una tendencia anti-religiosa mutiladora de la integridad de la vida interior, o de un sectarismo doctrinario, o de una discriminación racial, o de un privilegio económico, o de una distinción social; ese día sería, pese a las brillantes apariencias y a las frases elaboradas con que se pretendiese disimularlo, el de la liquidación de la vida espiritual creadora en la institución y, por ende, el de ella misma”.
Podemos notar que Facio Brenes nos advierte del peligro de que la Universidad pueda dejar de ser receptiva y libre, enumerando algunos de los posibles obstáculos en la meta central de la búsqueda de la verdad científica, el conocimiento, la libertad de expresión cultural o política.
Autonomía y libertad de cátedra
En su discurso de 1954 señala que “Nuestra Universidad es libre, jurídicamente, porque su autonomía y, con ella, su derecho a darse gobierno propio y a trazar su propia política, está reconocida por la Constitución Política […] la comprensión por los diversos sectores políticos e ideológicos del país, de que la actividad cultural, nacional, que aquí se realiza, no debe ser turbada por las pasiones del momento ni interferida por cálculos, propósitos o designios extraños a su naturaleza […] la Carta Magna prescribe la libertad en la cátedra universitaria como una de las libertades esenciales de la Nación”.
Tal vez el ideal de la libertad de cátedra, la cual es una libertad esencial de la Nación como dice Facio, debe verse en relación con el principio de autonomía universitaria. Ambos ideales, al formar una unidad, solo podrían tener los límites que la misma Constitución indique.
En el acta 161 de la Asamblea Nacional Constituyente de 1949, Facio Brenes expresó: “…pero, señores Diputados, si permitimos que el Congreso, que un centro normalmente movido por razones políticas pueda libremente legislar sobre las funciones de la competencia Universitaria, entonces la famosa autonomía se convierte en humo”.
Facio externa su temor a la creación de normas que, si bien pudieran darse dentro del marco legal, conllevaran —en forma directa o indirecta— al debilitamiento de la libertad de cátedra. El gobierno de la universidad teme que cobre significado en el actual contexto nacional, aspecto que ha sido considerado por la Sala de Jurisdicción Constitucional en diferentes sentencias.
Acción social
Una definición de acción social establece qué es esa integración entre la capacidad institucional universitaria transformadora puesta al servicio de la calidad de vida del país.
Rodrigo Facio esbozaba la concepción de que “la Universidad tiene obligadamente que transformarse, como Universidad del pueblo, para el pueblo y por el pueblo que es, para contribuir a crear el espíritu, el ambiente, la energía, la preparación y los instrumentos con los cuales tratar de darles satisfacción a tan múltiples y acongojantes problemas y, a la vez, de evitar que tal satisfacción se realice con mengua de los valores supremos del espíritu y culmine en un grosero y torpe materialismo”.
Esa visión de la acción social está vinculada al tipo de profesional que Facio Brenes quería que se graduara de las aulas universitarias. Para ello, dijo que la Universidad debe ser “concebida no como simple agregado de partes distintas, sino como unidad orgánica y funcional; sin el agrietamiento producido por los feudalismos profesionales ni la brecha abierta por la absurda dicotomía de hombres de ciencia y hombres de letras; convencida de que su misión fundamental es la formación de hombres, de generaciones; inspiradora de altos ideales éticos; participante de la angustia de los problemas nacionales y obsesionada por la idea de contribuir, desde ángulos científicos, a procurarles solución […] creadora de conciencia social en las juventudes; fomentadora del espíritu de servicio”.
Todas las disciplinas, todas las carreras, todo el conocimiento integran, según Facio, la unidad indisoluble llamada Universidad.
Desde otra perspectiva, podemos derivar que es a través de la epistemología, del estudio metódico e investigación, del pensamiento reflexivo y creativo, y la expresión humana que llegamos a la comprensión de los problemas y la proposición o comunicación de las soluciones con conciencia social, las cuales resultarán trascendentales para el desarrollo de la sociedad.