Opinión

Rodrigo Facio: pensamiento y acción

El 2017 es un año especial, pues se cumplen 100 años del nacimiento de Rodrigo Facio.

Aspectos biográficos

El 2017 es un año especial, tanto para nuestro país como para la Universidad de Costa Rica, pues se cumplen 100 años del nacimiento de Rodrigo Facio. Su ejemplo de vida y su legado cobran especial actualidad, en momentos en que el país navega por aguas turbulentas, provocadas por una profunda crisis moral, la ineficiencia del Estado y la indignación ciudadana contra la clase política, los partidos políticos e incluso, el funcionamiento de la misma democracia.  La falta de rumbo del país hace necesario y oportuno estudiar a personajes como Rodrigo Facio para analizar lo que hicieron, también, en momentos críticos de la sociedad y del Estado. Quisiera en este comentario, referirme de forma muy general a los aspectos más sobresalientes de su biografía, para luego concentrarme en Rodrigo Facio el humanista, el economista, el educador y el constituyente. De igual manera, explicaré su concepción de Estado y por qué decimos que en su vida combinó el “aprender a conocer” con el “aprender a hacer”, es decir, la investigación ejecutada de la mano de la solución de los problemas del país.   Rodrigo Facio Brenes nació el 23 de marzo del año 1917 y murió el 22 de noviembre de 1961, con tan solo 44 años de edad. A pesar de que murió muy joven su vida fue una cascada de hechos y logros difíciles de resumir en un comentario de opinión. Facio estudió en la Escuela Buenaventura Corrales y en el Liceo de Costa Rica. A temprana edad, comienza a brotar en Facio un talento especial para producir ideas y una sed por emprender grandes acciones. Con un gran sentido histórico comprendió que la vida cambia y que esos cambios imponen la necesidad de establecer nuevas metas, tal como lo deja plasmado en una de sus poesías: “Hombre hermano, / hermano hombre, / las horas y los años pasan; / las cosas cambian. / El Espíritu se propone cada época/ un nuevo blanco, / y hacia él hace vibrar, vivificada/ la aguda flecha/ del progreso humano”. Desde esa visión de la vida, también a muy temprana edad, comenzó a preocuparse por el bienestar de los demás, por lo que estaba bien y lo que estaba mal en el país y a emprender proyectos para resolver los problemas. Facio fue un creador de ideas, pero también un hombre de acción que supo combinar la teoría con la práctica.   Como alumno universitario funda la Asociación Cultural de Estudiantes de Derecho y de la Juventud Democrática. En esa etapa de liderazgo juvenil fue representante de los estudiantes de derecho ante la Junta Directiva del Colegio de Abogados. Un poco más maduro, pero con apenas 23 años, es cofundador del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, donde se codea con figuras de la talla moral e intelectual de Roberto Brenes, Isaac Felipe Azofeifa y Carlos Monge, solo por citar algunas. En 1941, se graduó de abogado con la tesis Estudio sobre Economía Costarricense, todavía un libro de obligada lectura que, a la larga, sería el más importante de su profusa obra escrita. No se trata de una obra puramente académica o de un mero diagnóstico de la situación actual; se trata de la propuesta de un nuevo estilo de desarrollo para el país, por la que Facio trabajaría incansablemente en todas sus áreas de desempeño. Su vena académica lo llevó a ser profesor de derecho y economía en la Universidad de Costa Rica. En esa casa de estudios, además, fue decano de la Escuela de Ciencias Económicas y rector durante dos periodos. Como hombre público tuvo una trayectoria meteórica y brillante. Con tan solo 32 años fue miembro de la Asamblea Constituyente de 1949, de la cual terminó siendo su ideólogo y figura estelar. Este hecho es revelador de su personalidad, carisma y capacidad de trabajo, porque se convierte en el integrante más importante de aquella Asamblea, a pesar de su corta edad y el hecho de que fuera parte del Partido Social Demócrata, una agrupación minoritaria que solo había logrado elegir a cuatro constituyentes, de 45 que integraron aquel parlamento. Sus discursos son memorables y su habilidad negociadora inmejorable, pues demuestran su esfuerzo por cambiar la sociedad y el Estado. En su polifacética vida, Facio también fue directivo del Instituto Costarricense de Electricidad, miembro del Comité Asesor del Ministerio de Economía y Hacienda, miembro de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica, director ejecutivo alterno del Fondo Monetario Internacional, vicepresidente de la Junta Directiva del Banco Central y consultor de Asuntos Sociales del Banco Interamericano de Desarrollo. Al reflexionar sobre la vida y legado de Rodrigo Facio es fácil deslumbrarse con lo que un hombre pudo hacer en tan solo cuatro décadas. Su pensamiento, su don de gentes, su decencia y su capacidad de trabajo, son dignos de emular. No tengo duda que, en su obra y ejemplo, los costarricenses hemos de encontrar una fuente inagotable de inspiración para emprender con éxito la reforma integral que con tanta urgencia, hoy requiere el Estado Costarricense.

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