“En lo único que ustedes tienen que ser rígidos, sin excepción alguna, es su adhesión a los principios éticos, en su respeto a la libertad y a los demás valores supremos del espíritu”. Con estas palabras, el ilustre rector Rodrigo Facio Brenes motivó a los estudiantes que se graduaban en 1957, a que no olvidaran la responsabilidad social y el compromiso ético que debían asumir como profesionales egresados de la Universidad de Costa Rica.
En sus elocuentes discursos, durante los actos de clausura de los años académicos, siempre era enfático en que “…lo profesional es algo instrumental, y en una sociedad evolucionada y progresista (sic), como pretendemos que es o que sea la nuestra, debe tender a afinarse consciente y deliberadamente las calidades humanas y sociales de quienes van a usar ese instrumento”.
Al conmemorar durante el 2017 el centenario del nacimiento de este ilustre Benemérito de la Patria, es momento propicio para que, quienes hemos tenido el privilegio de haber estudiado en esta casa de estudios superiores, reflexionemos sobre el compromiso y los valores que como profesionales estamos llamados a cumplir en nuestro trabajo cotidiano, en los diferentes campos del saber.
Como bien lo señalaba Rodrigo Facio, es importante recordar que la profesión no es un fin, sino un medio para servir a la sociedad. Por eso, tenemos el deber de contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, la justicia social, la equidad, el desarrollo integral, la libertad plena y la independencia de nuestro pueblo, principios que orientan el quehacer de esta universidad.
Estos principios inspiradores deben estar inmersos en nuestro diario vivir, como ciudadanos de la patria y universitarios. Esos valores tienen el sello de quienes nos precedieron y nosotros hoy tenemos la responsabilidad de salvaguardarlos y ponerlos al servicio de la sociedad costarricense, a la cual nos debemos.
Hoy existen presiones marcadas por tendencias globales que nos comprometen con la búsqueda de estrategias coherentes con esos valores que promueve la UCR, para contribuir con la solución de los problemas nacionales y procurar la construcción de una Costa Rica más plural, democrática, justa, solidaria e inclusiva.
El deterioro de los valores éticos, morales y cívicos, la calidad de los servicios públicos a los que tiene derecho el ciudadano, el desarrollo económico y social del país, así como las políticas que respondan a las necesidades de los costarricenses, fueron algunas de las preocupaciones permanentes de don Rodrigo.
Actualmente, estos problemas continúan vigentes y ahora más que nunca requieren de soluciones urgentes e integrales, pues como lo expresó el Ing. Jorge Manuel Dengo Obregón (qdDg), al recibir el premio Rodrigo Facio que otorga la UCR, y recordar las inquietudes de quien fuera su amigo, estos flagelos “generan una degradación constante de los principios en que se fundamenta una democracia y se manifiestan desde la indiferencia y la falta de conciencia hacia la realidad, hasta la corruptela y crisis de corrupción que sufre el país, prácticamente en todos los niveles de la sociedad”.
La Universidad de Costa Rica, como Institución Benemérita de la educación y la cultura costarricense, no puede mantenerse al margen de esta realidad y debe continuar fortaleciendo y defendiendo su visión humanista, crítica y propositiva, a pesar de los discursos cuestionadores que pretenden acallar su voz y de los intereses mezquinos de algunos grupos de poder.
Esta es la mejor forma de honrar la memoria de Rodrigo Facio Brenes, comprometiéndonos con el rescate de los valores que él promovió y, de esta manera, contribuir con la solución de los problemas nacionales, porque tal como él lo visualizaba: “La universidad moderna es una universidad de carácter y pretensión sociales, una universidad cuyo norte es el servicio a la comunidad”.
