Opinión

Retos de la Costa Rica del Bicentenario

Desde los inicios de su administración, el presidente Alvarado ha adscrito este cuatrienio a la conmemoración del Bicentenario de nuestra independencia del imperio español.

Son dos siglos de vida independiente y soberana, al menos formalmente.  Pero, no solo nacimos nosotros como estados independientes, sino igualmente todas las regiones que formábamos parte del Virreinato de la Nueva España, cuya capital era México-Tenochtitlan.

Este histórico acontecimiento tuvo verificativo el 15 de Setiembre de 1821, en la ciudad de Guatemala, y luego fue ratificado por las provincias que componían la Capitanía General.

Una conmemoración de esta naturaleza debe llevarnos a  arrojar una mirada en el tiempo; hacia el pasado, para agradecer el gesto visionario de los padres fundadores, porque les cabe el honor histórico de habernos dado una Patria, y a las generaciones que los sucedieron en los dos siglos de vida republicana, pues en el siglo XIX, el primero de nuestra vida independiente, crearon el Estado nacional y consolidaron heroicamente nuestra identidad de costarricenses, especialmente gracias a la  sangre derramada en la gesta heroica de la Guerra  Patria (1856-57).

Asimismo, a las generaciones del siglo XX debemos la creación del Estado Social de Derecho, pues, contrastando con lo acaecido en una región tan convulsa, nos dio estabilidad política basado en una relativa, pero real, justicia social.

Pero una celebración de esta índole debe inducirnos con no menor lucidez, a cuestionarnos sobre lo que debemos hacer las actuales generaciones para profundizar los logros del pasado y no quedarnos tan solo en ceremonias oficiales, o gestos henchidos de emotividad, pero carentes de eficacia, frente a los retos del presente y las responsabilidades del futuro.

Vivimos hoy en un mundo en crisis, y cuando hablo de “mundo”, me refiero a la humanidad entera y no solo a nuestro país o a nuestra región circunvecina, como las catastróficas consecuencias de la destrucción ecológica y la pandemia lo están demostrando un día sí y otro también.

Pero si queremos  contribuir  —siquiera sea mínimamente—  a enderezar el rumbo de la historia universal, lo cual no es una quimera en un mundo, unido hoy más por el terror de una muerte  generalizada que por el amor y gusto por la vida, debemos comenzar por nuestra propia casa, ya que solo dando el ejemplo y predicando con hechos que respalden nuestras palabras, podremos contribuir a dotarnos de una vida digna de ser calificada de ”humana” y forjar, con ello,  un destino mejor para las nuevas generaciones. En cuanto al presente, los retos son tan urgentes como perentorios.

Desde hace treinta años, los minoritarios pero poderosos círculos oligárquicos gobernantes se han dedicado con sistemática saña a socavar el mayor logro de nuestra historia patria: el Estado Social de Derecho.

Frente a tan espernible e ineludible desafío, nuestro pueblo debe responder forjando un frente patriótico con todos los sectores que se ven afectados por estas irresponsables políticas, causantes de que hayan dado a Costa Rica el triste privilegio de ser uno de los países en el mundo donde la desigualdad ha crecido más vertiginosamente.

Nunca en su historia, nuestro noble y esforzado pueblo ha producido más riqueza que hoy, pero nunca ha habido más miseria, desempleo y trabajo informal que hoy.

La pandemia del coronavirus lo que ha hecho es poner al desnudo esta purulenta llaga. La causa fundamental de esta situación radica en el feroz egoísmo de esos sectores oligárquicos que buscan mil y un subterfugios legales o ilegales para no pagar los impuestos que por ley deben pagar; incluso hacen oídos sordos a las perentorias indicaciones que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundo vienen insistentemente dando; nunca se han mostrado más egoístas y obtusos.

La campaña electoral que apenas da inicio debe servir para debatir en profundidad y lucidez sobre estos temas, señalando con firmeza a los responsables.

El pueblo costarricense debe pasarles la factura, a pesar y más allá de la millonaria campaña que realicen para confundirlo.

Otro reto es convertir nuestra amada Costa Rica en el jardín de las Américas, cuidando nuestra biodiversidad como nuestro mayor tesoro, regalo de la madre Naturaleza, pero que hoy debe ser cuidadosamente protegida, teniendo presente igualmente que esa biodiversidad constituye una fuente de ingresos para nuestro erario y nos otorga un lugar de honor en el conjunto de naciones del planeta.

Solo así podremos tener la frente en alto a la hora de entonar el himno nacional el próximo 15 de Setiembre, en esta ocasión y en cualquiera otra.

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