Opinión

Reflexiones sobre la elección presidencial

En el pasado proceso electoral se dieron hechos interesantes que conviene repasar. Por primera vez el partido en el Gobierno pierde las elecciones, sin poder elegir tan siquiera un diputado y sin alcanzar el porcentaje mínimo para hacerse acreedor a la deuda política. Es la censura más extrema que se ha hecho a un presidente en ejercicio, siendo una de sus causas que el presidente Alvarado fue electo en segunda ronda por el tema religioso que polarizó al país y no tanto por sus méritos o propuesta programática, sin dejar de mencionar que su gobierno se caracterizó por carecer de una comunicación clara y hubo de impulsar una reforma tributaria aumentado los impuestos.

El abstencionismo fue un protagonista de primer orden. Desde la Constitución de 1949 es el porcentaje más alto que se ha dado en la primera ronda (40,8%), siendo el más bajo el de la elección de 1970, en que fue electo José Figueres por segunda ocasión (16,7%). Por otro lado, un abstencionismo alto es la tendencia en toda segunda ronda y en la recién concluida llegó al 43,2% igualando prácticamente a la del 2014 que fue de 43,3% (en la 2002 fue de 39,8% y en el 2018 fue la más baja 33,1%, lo que se puede explicar por la polarización ya señalada).

La causa, al menos principal, del abstencionismo no es la ausencia de opciones electorales, puesto que en la elección pasada se postularon 25 candidatos a la presidencia de la República, algo que nunca se había dado y la oferta fue variopinta (candidatos que se habían postulado en elecciones pasadas, exdiputados, excandidatos presidenciales, un expresidente de la República y partidos nuevos con candidatos desconocidos). 19 partidos alcanzaron tan solo el 7,83% de los votos.

La segunda ronda es el fantasma que persigue y atormenta al Partido Liberación Nacional. En las elecciones del 2018 no logró llegar a la segunda vuelta y en las tres oportunidades en que lo ha logrado no ganó las elecciones. En el 2002, en la segunda ronda pierde con el 40,05% versus 57,95%. En el 2014 pierde el balotaje con el 22,1% frente al 77,9% y en la recién pasada segunda ronda la pierde con el 47,2% frente a un 52,8%. El PLN cuenta con una clientela fija que ronda el 20%, por lo que para ganar en la primera ronda ocupa al menos duplicar ese porcentaje de votos. En el pasado proceso apostó por el hijo del caudillo y fundador del partido, pero fue insuficiente ya que hizo una campaña tradicional, no abrió sus puertas y ventanas a nuevos liderazgos y descuidó las costas donde en el pasado mantuvo hegemonía en ciertos casos. El fantasma de la corrupción se mantuvo desde el inicio de la campaña; se ha convertido en una maquinaria efectiva para elegir diputados, pero ineficiente para elegir presidentes.

El presidente electo Rodrigo Chaves, un desconocido en la política nacional, rompe con la tradición, logrando la hazaña de ser electo presidente con un partido que participa por primera vez en una elección presidencial, sin haber elegido previamente un regidor o diputado. La situación económica del país, que fue la preocupación más grande del elector, agravada por la pandemia, más la imagen que logró proyectar de economista de amplísima experiencia en muchos países logró calar en el votante. Empero, el pueblo sigue manteniendo la regla sabia de no otorgarle al presidente la mayoría en el congreso como un medio para obligarlo a negociar y buscar acuerdos que es, al fin, la vía costarricense.

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