El libre tránsito de personas y bienes, consagrado constitucionalmente y regulado por Leyes y Pronunciamientos de la Sala IV, debe llevarnos a meditar en lo que está pasando en nuestro país.
La red vial, obsoleta, destrozada y carente de nuevas y urgentes soluciones, requiere pensamiento crítico y constructivo, para evitar el profundo caos en que estamos viviendo. Si a eso sumamos, la indolencia, falta de aplicabilidad de la ley, impunidad absoluta y ocurrencias populistas, el asunto se complica aún más.
Sin querer entrar en detalle, los más abominable es la concesión de rutas de transporte público, y su falta de regulación; tema ampliamente discutido en la prensa nacional.
En principio, nuestras vías deben servir en la forma más efectiva (eficiencia y eficacia) al mayor número de personas.
Para eso se han establecido absurdas reglas de juego. Por ejemplo, la restricción vehicular por número de placa. ¿Veamos por qué? La restricción por número de placa no garantiza el mayor transporte de usuarios. ¡No sería más efectivo -como se hace en otros países- que la restricción fuera por no transportar cada vehículo un mínimo de pasajeros (3 o 4), y aplicado a ciertas horas pico!
Otro caso es el de las vías exclusivas para buses. Que también se aplican con mucho éxito en otros países, inclusive en Latinoamérica, en países como Colombia y México. Pero cuando digo “exclusivas”, así debe serlo. La sandez de poner carriles exclusivos, por ejemplo, en la Carretera Bernardo Soto, sin supervisión y que son utilizados por conductores que se aprovechan de la anarquía vial no tienen ningún sentido. De la misma forma se irrespeta la norma “vehículos pesados por la derecha” ¿Por curiosidad, quisiera saber cuántas infracciones se hacen por ello? Estoy seguro que ni una al día. En tanto nuestros oficiales de tránsito se hacen de la vista gorda.
Igual pasa con los vehículos mal aparcados, unos en vías públicas de alto tránsito, en línea amarilla, y que nadie hace nada por resolverlo. Taxis mal parados en zonas prohibidas. Ventas de vehículos en las calzadas públicas y furgones estacionados a la vera del camino. Ahora dicen que la policía municipal va a hacerlo. ¿Y por qué no todos los cuerpos de seguridad del país? ¡Con mucho mayor razón los gendarmes de tránsito que tienen por hábito parlotear y divertirse en grupos a las orillas de nuestras carreteras, mientras los conductores sobrevivimos al infernal caos vial!
La nueva moda, producto del populismo que nos absorbe, es crear ciclovías. Probablemente en Holanda, donde existe una cultura ancestral del uso de bicicletas, y que además es absolutamente llano, es una moda envidiable, pero no reproducible en nuestro país. Los usuarios son miles de miles, el costo de las bicicletas es accesible para todos los estratos socioeconómicos, no se las roban y el terreno lo permite. En Barcelona, cuyo terreno es muy quebrado, tienen bicicletas de alquiler a precios módicos, que se aparcan en todos los lugares de la ciudad, en puestos de seguridad, con acceso por tarjeta electrónica. Solo en algunos lugares hay ciclovías y la gente las usa para lugares planos o bajadas, ya que, de otra forma, y según el clima usan otros medios de transporte público muy efectivos. Para llevarlas a los puntos de alta demanda, tienen un sistema motorizado, que las lleva de lugares bajos a los altos. Es decir, se utilizan para propiciar el ejercicio físico.
En Cartago, que es bastante llano, quedó demostrado el profundo fracaso. Lo mismo ocurre en la UCR, hicieron una vía para bicicletas y corredores, de alto costo de demarcación, que reduce el ancho vial considerablemente. Pero ese no es el caso. Creo que, de hacerse un censo, no transitan más de las 10 bicicletas por día, y los corredores usualmente lo hacen por la vía que no les corresponde. ¡Y como aquí los peatones y ciclistas hacen lo que les da la gana, no hay multas, ni oficial que ordene el asunto.
En la UCR, pasa lo mismo con el aparcamiento de vehículos. Se construyó y se están construyendo edificios de parqueos en la Ciudad de la Investigación. Probablemente como un 80% o más de los estudiantes reciben clase en el campus principal. Entonces la solución es poner buses y busetas, que implican un alto costo para la administración. La pregunta es: ¿Por qué basados en serios estudios de demanda, de tiempos y movimientos, no se hicieron estos parqueos en la subutilizada cancha de futbol, al lado oeste de la Biblioteca Luis Demetrio Tinoco? ¡Las autoridades deben tener una clara respuesta, con un serio y cuestionable trasfondo político!
Para colmo de males, la ocurrencia de la Municipalidad de Montes de Oca de hacer ciclovías -que hoy se demarcan-, y que harán del tránsito por la zona una mayor pesadilla. ¡Las vías reducidas y de gran peligro, vehículos parqueados a ambos lados, inversión cuestionable! ¡Sencillamente una ocurrencia más de la ineptitud de la administración municipal!
Cabe preguntarse: ¿Todas estas ocurrencias cumplen con el principio enunciado a principio de “cumplir con efectividad al mayor número de personas? Será la respuesta que ¡el populismo es sinónimo de estulticia!