Tras la aprobación del Tribunal Supremo de Elecciones de la petición para someter a referéndum la liberalización del mercado de la importación y comercialización de los combustibles, se sitúa a Recope dentro una encarnizada competencia, para favorecer al sector privado, pues hay varias cosas que debemos considerar.
Por ejemplo. Dentro de la composición en el precio de la gasolina Plus 91 encontramos que el impuesto único equivale a un 42% del precio, y tan solo un 8% de él va direccionado a las arcas de Recope. En el caso del diésel un 30% del precio equivale al impuesto único, y tan solo un 9% entra a las arcas de Recope.
Ahora nos preguntamos: ¿A dónde se va todo el dinero del impuesto único, que dentro del precio de la gasolina se recolecta? Mediante la ley 8114 “Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria” se establece que los dineros por concepto del impuesto único deben ser direccionados al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), Municipalidades, Fondo de Financiamiento Forestal de Costa Rica (Fonafifo), Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), Cruz Roja y el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
¿Es culpa de Recope el establecimiento del impuesto único, el cual es el más alto en gasolina y diésel de Centro América? ¿Tiene Recope la culpa de que los costarricenses no perciban la inversión social a partir del impuesto? ¿Deben las instituciones beneficiadas del impuesto dar cuentas a los costarricenses?
No caigamos en la trampa de unos cuantos que desean a toda costa poder entrar en el negocio de los combustibles. Recope opera de forma óptima, es el impuesto el cual distorsiona en gran proporción el precio del bien. En la composición del gasto total del presupuesto para el 2017 encontramos que el rubro remuneraciones, el cual podemos entender como el pago a los trabajadores de Recope representa tan solo un 3,64% del total de los gastos, pero vemos que deben pagar por la importación del crudo un 51,98% del gasto total. Esto significa que no es Recope ni sus empleados quienes inciden en el precio de la gasolina, es más bien una importación con precios desmedidos y un impuesto que a los costarricenses no les es resarcido, habida cuenta de que el precio de la gasolina y el diésel están por los cielos.
Ahora bien: ¿Por qué sectores de la clase dominante intentan mentirles a los y las costarricenses? Aludiendo que Recope es el culpable del precio en los combustibles, lo cual es falso. También ocultan las elevadas rentabilidades de Recope, que percibió hasta el 30 de setiembre del 2016 más de ciento cuatro mil millones de colones (104.091.159.818) de ventas netas. Imaginemos todos esos ingresos repartidos en empresarios del sector privado.
Dentro de todo este táctico mecanismo falaz para meterles mano a los recursos de los combustibles, los únicos que harán “clavos de oro” son los beneficiarios del impuesto, por lo cual Recope no es un elefante blanco, es más bien la gallinita de los huevos de oro para unos cuantos tagarotes.