Opinión Misteriosos crímenes en Washington D.C.

¿Quién mueve las cuerdas?

El día 15 de junio, el periódico La Nación de Costa Rica publica lo que parece un relato que supera el más truculento relato

El día 15 de junio, el periódico La Nación de Costa Rica publica lo que parece un relato que supera el más truculento relato de ficción criminal, en el epicentro del sistema imperialista mundial: Wasghington D.C.
Como sacado de un episodio estelar de House of Cards, se nos informa sobre el grave atentado, con armas de fuego, que tiene en estado crítico, entre la vida y la muerte al legislador Steve Scalise.
Nos informa el citado diario: “En el tiroteo resultaron heridos dos agentes de seguridad (uno de ellas una mujer) y el asesor legislativo Zack Barth. Un lobista identificado como Matt Mika también se encontraba en estado muy grave en el hospital de la Universidad George Washington. El presidente Donald Trump informó en la mañana que el atacante resultó muerto por las heridas sufridas en la reacción del cuerpo de seguridad”.
El tirador, sindicado por los tenebrosos órganos de seguridad yankis, se supone que es James Hodgkinson, de 66 años “(…) quien, según Trump, fue neutralizado por los agentes de seguridad y falleció en un hospital” (op.cit.).
Sobre el móvil de este crimen, de acuerdo con el guión de la Casa Blanca, el atacante era seguidor del candidato demócrata más de izquierda: Bernie Sanders, y odiaba a Trump, según lo manifestó públicamente en el ciberespacio en su respectiva cuenta de Facebook, de acuerdo con la trama de la administración.
Desde luego no hay evidencia del cuerpo del atacante, como ocurrió con el presunto asesinato del antiguo socio saudita de la mafia Bush: Osama Bin Laden, perpetrado- según nos dicen- por los escuadrones SWAT de los EE.UU.
Scalise era un blanco predeterminado, eso está claro. Ese congresista conservador, republicano, que se encuentra en riesgo de perder su vida, es el tercer legislador en importancia en la Cámara de Representantes, ya que es el responsable de garantizar la disciplina partidaria en la legislatura dentro de la mayoritaria bancada republicana.
Nos agrega La Nación: “Como resultado de este episodio, todas las plenarias para votación que estaban previstas en la Cámara de Representantes fueron canceladas”. (op.cit.)
En medio de la no menos truculenta historia de las alianzas bajo cuerda, del espionaje y el contraespionaje, entre Trump y Putin, tómese en cuenta que el típico matón ególatra, misógino y xenofóbo que maneja la Casa Blanca hoy, no cuenta con el aval del establishment republicano. Es harto conocido.
Trump es un personaje díscolo, quiere gobernar al imperio como gobierna sus hoteles o negocios mafiosos, como actúa el capital en el escenario de la realidad de las relaciones de clase, como la más descarnada dictadura. Aún no ha logrado reunir el poder para cumplir sus patológicos sueños. Pero lo intenta e intentará.
Pero si tenemos que un representante clave del establishment en el Congreso, cuya tarea no era otra que disciplinar a Trump, al vetusto y selecto club oligárquico republicano, hoy se encuentra entre la vida y la muerte. Y encima se suspenden sesiones del Congreso. Al tiempo que Trump capitaliza un clima de “patriotismo”, de unidad nacional imperialista, fabricando de paso como chivo expiatorio a los “radicales” de Bernie Sanders. Entonces, juntando las piezas del rompecabezas, todo huele a que la conspiración, sus hilos más largos, vienen de la cima del poder político, y no de la mente de un anciano frustrado y “loco”.
¿Qué opinan lectoras y lectores. ¿Cuál es la “mano” peluda detrás del tiroteo del 15 de junio del año en curso? ¿Cuál es la solución del enigma criminal?

 

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