Opinión

¿Pruebas de bachillerato en educación media a la medida?

Una de las deudas pendientes más significativas que tiene el sistema educativo con la sociedad es qué hacer con los miles de estudiantes

Una de las deudas pendientes más significativas que tiene el sistema educativo con la sociedad es qué hacer con los miles de estudiantes egresados de los colegios que no han logrado   graduarse como bachilleres de educación media por no aprobar alguna de los exámenes de bachillerato, primordialmente el examen de matemática.

La pruebas de bachillerato escritas que se implementaron en 1960 fueron eliminados en el año 1974 por efecto del denominado Plan Nacional de Desarrollo Educativo de 1973 que impulsó el Ministro de Educación Uladislao Gámez en la última administración de don Pepe Figueres,  al crear  la educación general básica y diversificada en sustitución de la educación primaria y secundaria, siendo la reforma educativa constitucional más absurda que subsiste a la fecha porque nunca se logró implementar (art. 78 constitucional). ¿Alguien entiende qué es y cómo funciona la educación general básica? Y en caso de que pueda dar respuesta: ¿ Qué función cumple dicha reforma?.

Dichas pruebas fueron sustituidas por una evaluación continua y progresiva a lo largo de  todo el proceso educativo, particularmente, en la educación diversificada.

A partir de 1988 se restablecen las pruebas de bachillerato, dando inicio una nueva era, con el fin de “verificar el rendimiento o eficiencia del sistema educativo” y “aplicar medidas correctivas cuando las expectativas del grado de dominio de los objetivos de salida, discrepan con los resultados de la evaluación”.

Dichas pruebas son comprensivas de la materia desarrollada durante la Educación Diversificada (10 y 11 años) y versan sobre los contenidos programáticos correspondientes a las disciplinas de: Español, Estudios Sociales, Educación Cívica, Ciencias, Matemática e Idioma extranjero. Se hace una prueba por cada una de las seis disciplinas señaladas.

Estas se aprueban con una calificación final igual o superior a 70 que está compuesta en un 40% por la “nota de presentación”, sea, el promedio de las calificaciones obtenidas por el estudiante en décimo año y en los dos primeros trimestres de undécimo año en cada una de las asignaturas dichas. El otro 60% corresponde a la calificación obtenida en la respectiva prueba de bachillerato.

Los estudiantes que no aprueben el examen tendrán una segunda oportunidad de presentarlo y si no lo aprueba tiene que optar por las modalidades de bachillerato por madurez u otras similares, por lo que el sistema formal (los colegios) les cierra las puertas a partir de ese momento en forma definitiva. El porcentaje de promoción de tales pruebas nunca ha superado el 70% excepto en el 2015, con el 73,26% y en el 2007 que superó el 80%.

Este año el MEP impulsa de manera experimental una opción novedosa que nos parece razonable para esta población rezagada llamada bachillerato a tu medida. No habrá “nota de presentación”, ya que se sustituye por dos pruebas: la primera sobre los contenidos de décimo año y la segunda sobre los contenidos de undécimo año, ambas con 50 ítemes. El postulante que no realice la prueba 1 no tendrá derecho a realizar la prueba 2 y la calificación final será el promedio simple de ambas pruebas, sea, no se aprueban las pruebas por separado y la nota mínima de aprobación es de 70.

Hace bien el MEP en impulsar dicha opción que se sustenta en el principio de adaptación del servicio educativo al cambio del régimen legal y en la necesidad social que satisface.

La indicada población rezagada no está en las mismas condiciones jurídicas y educativas de los alumnos regulares, por lo que el MEP no solo  puede sino que debe brindarles opciones razonables y adaptadas a su realidad.

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