Welmer Ramos representa la conciencia de los intereses más sagrados de la Patria, cuales son la paz, la libertad, el progreso, el trabajo digno, la honestidad en lo personal y en el manejo de la cosa pública y la tutela de la vida humana y la naturaleza, en general.
La propuesta que ofrece el PAC a través del precandidato Welmer Ramos lo que pretende es consolidar el trabajo responsable que ha venido haciendo el Gobierno de la República, en diversas áreas como son infraestructura y obras públicas, turismo, desarrollo social, ambiente, hacienda pública y economía. Adicionalmente, se plantean nuevas estrategias para generar empleo y mejorar las condiciones de vida de los habitantes a través de novedosas propuestas ideadas por el propio líder, como son el nuevo producto de leasing de vivienda, el fomento de medios de transporte público modernos y la producción agropecuaria diversificada con valor agregado.
Vendrán nuevos planteamientos en áreas importantes como la educación pública para resguardar los intereses de la niñez y la adolescencia, la salud mental y la familia; esta última cumple un papel fundamental en la sociedad y es la piedra angular para la formación de los valores y principios cristianos en el corazón y pensamiento del ser costarricense.
En el contexto de este primer Gobierno PAC existen hechos que sí marcan la diferencia en cuanto al enderezamiento del rumbo país, cuales son: la estabilidad macroeconómica, la reducción del déficit fiscal, la mejora en los indicadores de pobreza, la baja inflación, el ahorro de millones de colones que se gastaban en consultorías y gastos superfluos, las obras y planes aprobados, desengavetados, empujados, ejecutados y en acción que nos están conduciendo hacia el desarrollo sostenible atacando con vehemencia la desigualdad social y la corrupción enraizada, ambas heredadas del bipartidismo PLUSC.
No hay que perder de vista que las personas cometen acciones incorrectas cuando quienes gobiernan son permisibles. En el Gobierno actual, el Capitán si enderezó la nave. Este Gobierno en boca del Presidente encontró la “finca encharralada” y con gente nueva y otra que ya estaba, se arrolló las mangas y se puso a limpiar en los primeros dos años de gestión. Y corrigió otras anomalías administrativas permitidas en el pasado. Sin embargo, la labor de crear y construir es constante y para lograr el desarrollo que deseamos aún queda mucho por hacer.
¡Costa Rica vale la pena! Y no podemos dejar que se nos vuelva a encharralar el Estado con manoseos en la hacienda pública, desviaciones, despilfarros y abusos, así como inoperancia e ineficiencia de algunos funcionarios y autoridades de los diversos niveles de la Administración Pública Central, que tienden a aprovecharse cuando una persona no apta ocupa la presidencia de la República.
El perfil del líder que necesita Costa Rica es el que posee Welmer Ramos. Sus contrincantes de todos los partidos carecen de la calidad humana, visión socioeconómica, energía y disposición para el servicio público que él posee. Estas capacidades permitirán amplificar los logros y desarrollar lo que quede pendiente en este primer gobierno del PAC.
El electorado inconforme y abstencionista ya no puede comer cuento ni darse el lujo de seguir estando quieto. Actuar así es tan peligroso para la democracia como lo es creer en las doctrinas falsas que están de moda y promueven estilos de vida liberales y antivalores como la ideología de género y el aborto.
¡El PAC llegó para quedarse y dar más cosas buenas a Costa Rica! Levantó primero y aún sostiene con orgullo la bandera de no a la corrupción. Por eso, no calza en los esquemas añejos del bipartidismo destructivo y clientelar del PLUSC de los 80, 90 y de la última década, que con sus acciones y omisiones empujó al pueblo al barranco del subdesarrollo, la desigualdad social y la pobreza.
Tampoco, deberían las personas jóvenes creer en aquellos que se dicen ser críticos y progresistas porque cobijan ideas de moda que pululan en la fantasía de las redes sociales.
Por eso aspirar nuevamente a la verdad, la belleza y el bien común es nuestro deseo político. Estos valores supremos que están detrás de las mejores cosas debemos exigirlos a quienes pretenden asumir el rol de timonel y mayordomo general de nuestros recursos, así como de generar las condiciones básicas para surgir individual y colectivamente, en todos los ámbitos del quehacer humano.